Título: La
casa del almendro
Autora: Laura
McVeigh
Publicación:
HaperCollins, abril de 2017
Páginas:
Si pierdes todo lo que amas, ¿cómo sobrevivir
y empezar de nuevo? La casa del
almendro cuenta la historia de una familia de refugiados que escapa del
conflicto y la guerra en Afganistán en la década de 1990, e inicia un largo
viaje en busca de libertad y seguridad.
Samar, de quince
años, la hija mediana, comparte la
historia de su increíble viaje en el Expreso Transiberiano, con la ayuda de
Napoleón, el revisor, la Anna Karenina
de Tolstoi, y sus padres y hermanos. Obligados a salir de Kabul
cuando los rusos, y luego los talibanes, ponen su vida del revés, los niños y
sus padres se enfrentan a la pérdida de todo su mundo y de su lugar en él.
A lo largo de toda
la historia, nuestra narradora, Samar,
se aferra con valentía a su familia y a la esperanza, aunque muchas
veces cualquier tipo de supervivencia parezca imposible. Con la verdadera
fortaleza que nace del amor, el conocimiento y la imaginación, Samar revela su
extraordinaria capacidad de resistencia y el descubrimiento de que todo es posible, siempre que puedas
aferrarte a la esperanza y al amor.
Mis impresiones
La casa del
almendro es la primera novela de la irlandesa Laura McVeigh. Y me han
sorprendido muy gratamente las cualidades que tiene esta novela para ser el
comienzo de una carrera literaria. Hay autores que necesitan ciertos intentos
para pulirse pero yo creo que esta autora ya tiene todo lo que se necesita para
satisfacer a cualquier lector.
“Hay algunos viajes que quisiéramos no hacer
nunca. Pero allá vamos. Vamos porque tenemos que hacerlo, porque es la única
manera de sobrevivir. Este es mi viaje, el que nunca quise emprender. Pero lo
hice. Y algo ha sobrevivido. Hay cosas que no pueden ser olvidadas, que no se
olvidarán. Viajan con nosotros hasta el final”
Con esta frase nos introducimos en la vida de Samar. Una
joven de quince años que recorre un largo camino en el Expreso Transiberiano
intentando encontrar una nueva oportunidad para llegar una vida normal. Para
romper la monotonía y el aburrimiento del viaje cuenta con algunos compañeros.
Su familia, sus padres y sus cinco hermanos, las charlas de Napoleón, el
revisor, y Anna Karenina de Tólstoi,
la novela que le está enseñando grandes cosas sobre las relaciones, el afecto
humano, el sacrificio o la soledad.
A pesar de su corta edad Samar ha conocido la parte más sanguinaria
y cruel del ser humano. Ha sido testigo de cómo se derruía su ciudad natal,
Kabul. Primero por la entrada de los rusos y luego por la opresión talibán. Por
ellos su familia tuvo que abandonar su hogar y convertirse en nómadas, en un
viaje que parece que no va a acabar nunca.
Creo que La casa
del almendro es una gran novela. Una de esas historias que se quedan
prendidas al lector y que permanecen con él por mucho tiempo que pase. La
historia que nos cuenta es muy dura. La de una familia que lo pierde todo por
guerras con las que ellos no tienen nada que ver. Mientras Samar va en ese tren
y recorre el largo camino que le separa de una nueva vida nos va contando la
historia de su familia. Desde sus padres, que repudiados por su propia familia,
tuvieron que alejarse de sus seres queridos.
Es una novela de la que no se pueden contar muchas cosas.
Pero si tengo que decir que hay una cosa en ella que me ha encantado. Y es que
con el transcurso de las páginas el lector se da cuenta de que hay una realidad
mucho más dura de lo que Samar, su protagonista, nos va contando. Quizás al principio
ese perpetuo viaje en tren nos resulte algo extraño pero hay que darle tiempo
porque todo encaja de forma coherente.
No es una novela en la que nos vayamos a encontrar muchos
personajes pero inmediatamente te pones de su parte y consigues entender su
situación. Azil y Dil (o Madar y Baba) como les llaman sus hijos) se conocieron
en la universidad. Ella iba a ser médico y el abogado. Se enamoraron y ese fue
el motivo de que su familia los rechazará. Ese el momento en que comenzaron su
éxodo por el mundo. Y mientras ellos huían e intentaban encontrar un lugar
seguro iban naciendo sus seis hijos. Niños que también se tuvieron que
desprender del que sentían su hogar.
En La casa del
almendro Laura McVeigh se hace eco del sufrimiento de un país. Afganistán
se ha visto envuelto en demasiadas guerras. Los soviéticos, los muyahidines,
los talibanes han provocado conflictos en él durante muchos años. Pero la
autora no indaga en las cuestiones políticas sino en las consecuencias que todo
ello ha tenido para el ser humano. La privación de libertad, las asfixiantes
normas que instauraron coartaron sobre todo la libertad de las mujeres. Se
prohibió que trabajaran, se eliminó su derecho a estudiar, se les obligó a
llevar el burka, se impusieron castigos como la lapidación o la amputación
entre otros de naturaleza muy cruel.
La novela está narrada con un estilo casi intimista, con
delicadeza y mucha elegancia. Ha sido todo un placer leerla. Nos muestra la
crueldad de la guerra y que quienes la sufren no son los que la ejecutan. Y sin
embargo también es una novela que nos indica que hay que seguir hacia adelante
y buscar nuevas oportunidades. Será Samar en primera persona quien nos cuente
la historia. En una nota al final del libro la autora nos indica que intentó
explorar con diferentes narradores hasta que encontró la perfecta. Y en mi
opinión ha sido todo un acierto. Con flashbacks va enlazando el presente y el
pasado. Samar da lugar a que haya mucha emotividad en sus palabras, a veces
hastío, otras aburrimiento pero sobre todo ella no entiende que está pasando en
su país.
Conclusión
La casa del
almendro es una novela muy dura y emotiva narrada con gran delicadeza y de
forma envolvente. Una novela que atrapa y que te deja pegada a su historia.