Título: Llámame Brooklyn
Autor: Eduardo Lago
Publicación: Malpaso, enero de 2016
Páginas: 412
Diez
años después de sacudir las letras españolas, Llámame Brooklyn vuelve a las
librerías.
Un periodista del New
York Post recibe
la noticia de la muerte de su amigo Gal Ackerman y se ve obligado a cumplir un
pacto tácito: rescatar de un motel de Brooklyn una novela a medio terminar con
la que Ackerman quería llegar a una lectora, Nadia Orlov, de quien hacía años
que no sabía nada.
Coney
Island, la Toscana, los fumaderos de opio de Chinatown, un bar del madrileño
durante la Guerra Civil o la gasolinera donde un anciano negro y ciego recita
la Biblia son algunos de los escenarios en los que transcurre Llámame
Brooklyn. Los
distintos puntos de fuga remiten a un bar de marineros donde los dos narradores
van dando forma a una obra que es un canto al misterio y al poder de la palabra
escrita.
Mis
impresiones
Este mismo año se cumplen diez de la
publicación de Llámame Brooklyn, que
obtuvo en 2006, cuando se publicó por primera vez, el premio Nadal entre otros
galardones como el Premio Nacional de la Crítica y el Ciudad de Barcelona.
Ahora Malpaso ha reeditado la novela, corregida y aumentada por el propio autor
y con un prólogo donde nos deja algunos datos y curiosidades del proceso
productivo de la misma, en una de esas curiosas ediciones que con su lomo
coloreado y pasta dura llaman muchísimo la atención.
La novela comienza en abril de 1992
justo con la muerte del escritor Gal Ackerman y su entierro en Fenners Point,
un cementerio danés asentado en Deauville al borde del mar coronando el Atlántico.
A partir de ese momento Néstor Oliver Chapman, un periodista del New York Post,
se ve obligado a cumplir con un pacto que hizo en vida con el escritor. Se
trata de rescatar de un motel de Brooklyn entre varios cuadernos y diversos
escritos y finalizar una novela que tras décadas trabajando en ella Ackerman dejó
sin terminar y que escribió solo para Nadia Orlov, una mujer que conoció, con
la que mantuvo una relación y a la cual perdió la pista.
Aunque es muy poco lo que he contado no
se puede desvelar mucho más de la novela porque resulta complicado dejar la
esencia en unas pocas frases, siendo una historia en la que caben muchísimas
cosas. Una historia hecha de otras muchas historias que pretende hacerse eco de
la miseria humana, de los triunfos y los fracasos, de las perdidas y los
encuentros narrándonos una historia de amor y de amistad sobre todo. Tras la
muerte de Gal su amigo Néstor tendrá que leer todos esos cuadernos que ha quedado
abandonados y con ello va recomponiendo la vida del que fue su amigo, con sus
propios recuerdos o con la palabra de otros que le conocieron en vida, incluso
llegará a desvelar muchos datos que desconocía de él. La novela representa todo un misterio con
diversas subtramas o historias inconclusas en las que no vemos donde va a
llegar el autor hasta que llega.
Gal Ackerman también se representa como
todo un misterio con una vida oscura, llena de recovecos que vamos descubriendo
poco a poco y capítulo a capítulo pero de forma fragmentada. Y descubriremos
sus verdaderos orígenes, claro que de esto ya no os puedo hablar porque es uno
de los misterios de la novela. Su musa fue Nadia Orlov, una mujer que en sí
misma también resulta inquietante porque representa otro misterio y que en la
novela la conocemos de oídas sin llegar a ser un personaje que en sí mismo
forme parte de la historia. A parte de ellos por la transitan un número
considerable de personajes secundarios, algunos bastantes interesantes, de
naturaleza muy variopinta y con diferentes matices. Tantos son que se agradece
al final el índice que indica quienes son cada uno de ellos. Sin embargo
algunos de ellos se nos quedan grabados.
La novela se desarrolla en lugares tan
dispares como distintos lugares de Nueva York (Coney Island, Brooklyn, Chelsea,
Manhattan…), Deaville (Francia) o Madrid para trasladarnos a diferente épocas y
diferentes acontecimientos que se van tocando en la novela como la Guerra Fría,
la Guerra Civil Española (a través de unos brigadistas) y la dictadura
posterior recalcando en algunos lugares el antes y el después en la sociedad
como en Brooklyn, uno de los escenarios de la historia.
Llámame
Brooklyn es una novela compleja que en los primeros
capítulos me despistó bastante. Eduardo Largo se mueve entre varios planos
temporales en los que cambia de narrador sin aviso previo (de Néstor a Gal) y
en algunos hasta que no llevaba cierto tramo avanzado no era capaz de saber quién
me estaba hablando. Además se incluyen historias, recuerdos o pensamientos de
otros personajes así como cartas, fragmentos de diarios, etc. Sin orden
aparente. Esto aunque a la larga no me ha resultado frustrante y un motivo para
abandonar la novela sí que ha hecho mella en ciertos momentos en mi capacidad
para disfrutar de la lectura.
Es una novela muy original y con un
planteamiento completamente diferente a todo lo que he leído en la que cuando una
llega a colocar cada cosa en su sitio la novela se lee con mucha fluidez aunque
no es precisamente una novela en que prime la acción sino más bien de lento
avance. Hay escenas realmente buenas que dejan huella además de ese aspecto
metaliterario de encontrar una novela dentro de otra, del proceso de
elaboración de una historia y las múltiples referencias literarias a las que
alude.
Curioso el título de este libro que para
entenderlo hay que leerlo. Y no será hasta llegar a un final que nos sorprenderá-
Conclusión
Llámame
Brooklyn es una novela como una matrioska, una de esas muñecas rusas que
tienen en su interior siempre otra novela más pequeña. A destacar el juego
metaliterario que Eduardo Lago nos regala y las numerosas referencias
literarias a las que alude el texto sin olvidar sus personajes. Sin embargo el
hecho de tanta historia desconectada del resto me ha pasado factura y hubiera
agradecido algo más de cohesión.