martes, 17 de septiembre de 2013

Los años de espera - Fumiko Enchi



Título: Los años de espera
Autora: Fumiko Enchi
Publicación: Alianza editorial, 2013
Páginas: 250

Situada en Japón a finales del siglo XIX, Los años de espera es un admirable y sensible retrato de la condición de las mujeres en un país todavía inmerso en las viejas tradiciones feudales. Educada para cumplir el rol ancestral de su sexo, Tomo no sólo debe soportar las humillantes infidelidades de su marido, sino que incluso debe aceptar con sumisión en encargo de buscarle concubinas y acogerlas bajo su techo. Primero será la quinceañera Suga, luego vendrá la extrovertida Yuri... Esta novela plena de sutileza y de sentimientos contenidos nos presenta una galería inolvidable de mujeres que suscitan admiración por su entereza.

Mi experiencia con la novela

Una de las cosas por las que me fascina la literatura japonesa es por la gran sensibilidad y la belleza que presentan sus obras. La delicadeza de sus detalles, la importancia de la tradición y una sociedad tan estricta que sus normas aunque no escritas se cumplen a rajatabla cuidando de forma especial los principios de la moralidad y el decoro. Por tal motivo en el momento que vi la Los años de espera en el catálogo de Alianza me llamó la atención de forma inmediata. Además su portada, tan sencilla como atractiva, invita a leerla y el resultado me ha encantado. Fumiko Enchi es una de las autoras japonesas más brillantes del siglo XX.

Pero toda esta  espiritualidad termina en desazón cuando una comprende el papel que le ha tocado desarrollar a la mujer japonesa. Si a ella siempre ha representado en cualquier sociedad y cualquier época el papel más complicado esta situación se acusa especialmente en la cultura nipona.

La historia nos sitúa en Japón a mediados del siglo XIX. Tomo es la esposa de un alto cargo en la administración llamado Yukitomo Shirakawa y  madre de dos hijos, Etsuko y Michimasa. Como es habitual entre los hombres de su posición Yukimoto desea mantener a una concubina a su lado y no ha tenido ningún remilgo en pedírselo a su esposa que realiza un viaje a Tokyo para buscar una muchacha joven y de buen parecido.

La elegida es Suga, la hija del propietario de una tienda de láminas de bambú que se ha visto obligado a venderla tras pasar un bache económico. A sus quince años es una muchacha muy hermosa, de facciones delicadas, un carácter apacible y grandes dotes para la danza que aún no imagina el verdadero puesto que desempeñará en la familia.  

Si bien Suga despierta los celos más profundos y la peor desconfianza en Tomo, pronto esta tendrá que acostumbrarse a este nuevo miembro en la familia porque además con el transcurso de los años vendrán otras mujeres con quien compartir su vida.

Uno de los personajes que mayor definición presenta en la novela es Tomo, una mujer instruida dentro de una familia de samuráis de baja categoría para ocupar el papel de perfecta esposa. Casada muy pronto y sin haber obtenido ningún estudio ni ningún tipo de educación cuando su marido ascendió de categoría le resultó muy difícil representar como esposa a un hombre de alta posición. Todas sus carencias las suplía con un carácter recto, intransigente, un aspecto pulcro e impecable y una voluntad de hierro. Tomo a lo largo de los años fue aclarando su papel y como cumplirlo.

Bajo el aspecto pulcro, cuidado y atractivo de Yukimoto, el esposo, se esconde un hombre déspota, egoísta, presuntuoso, mujeriego e irascible para quien la mujer no es más que un objeto de deseo.  Un hombre que no piensa más que en hacerse con una concubina. Los sentimientos entre la pareja prácticamente se han extinguido. Ella no puede querer a un marido que constantemente yace con otras mujeres y para él, ella había perdido toda su sensualidad en parte porque se sentía incomodo ante la fuerza y el rigor de su esposa.

Tomo comprende que no debe exteriorizar sus sentimientos, de nada serviría sino para empequeñecerse más, pero en el fondo se siente tremendamente humillada por las constantes infidelidades de su marido y por tener que soportar otra mujer en casa que ocupe el lugar de compañera. Sin duda un personaje con una gran profundidad psicológica que se debate entre sus deseos, miedos y el cumplimiento de su deber. Al tormento de sentirse en segundo lugar, ignorada por su esposo se le suma la culpabilidad que le produce la idea de entregar una niña a un hombre veinte años mayor que ella. Por otro lado, el mayor temor que siente es perder el lugar de esposa en el hogar y verse en la calle sin dinero ni recursos.

La novela se desarrolla en Japón a mediados del siglo XIX, un país con una fuerte y rígida tradición milenaria. Mientras el emperador Menji pone en marcha unas radicales reformas que pretender modernizar, el país la sociedad sigue anclada en la cultura y las tradicionales ancestrales. Sobre todo aquellas en las que la mujer ocupa una posición inferior con respecto al hombre y su único cometido es servir a un marido, darle hijos y olvidarse de sí misma. Mientras esperaban a que las cosas cambiasen no tenían otro remedio que cumplir con sus obligaciones. En aquella época y aunque no llegaba a estar del todo bien visto los hombres poderosos recurrían a mantener una o dos concubinas sin que la esposa pudiese opinar al respecto. Si ponemos en un lado de la balanza que no eran las dueñas de sí mismas tampoco podemos obviar su sensación como mujeres, de no ser suficientes para sus maridos, de verse obligadas a competir con otras mujeres más jóvenes o incluso más hermosas.

En la novela también podemos encontrar algunas nociones sobre su forma de vida, sus tradiciones o la cultura bajo la que vivían los japoneses en aquella época.

A pesar de que esta novela fue escrita originalmente en el año 1957 conserva de forma intacta algo de frescura en su estilo narrativo en el que su autora apuesta por la delicadeza, la sencillez y el gusto por los pequeños detalles. Se trata de una novela en la cual la acción no cuenta con mucha importancia quedando relegada a un segundo plano cediendo prioridad a sus personajes. Sus sentimientos, sus caracteres son la parte fundamental. Su voz narrativa en tercera persona omnisciente procura al lector una amplia y variada información sobre todos ellos, dándonos a conocer aspectos íntimos de Tomo, en mayor medida, pero también de Suga, Yuri, Etsuko, Michimisa o Yukimoto.

La novela se estructura en tres grandes capítulos que presentan también un subdivisión a modo de capítulos internos que ofrecen particiones muy ordenadas de la historia que abarcan gran parte de la vida de Tomo y los habitantes de la casa en donde vive.

Conclusión

Si os gustan las novelas ambientadas en la cultura oriental, que tratan de mujeres, sus sentimientos y su papel en la sociedad sin duda os gustará mucho Los años de espera. Una novela de gran delicadeza, con una narración reconfortante y unos personajes bien formados.