Título:
La verdad sobre el caso Harry Quebert
Autor:
Joël Dicker
Publicación:
Alfaguara, junio de 2013
Páginas:
660
Quién mató a Nola
Kellergan es la gran incógnita a desvelar en esta incomparable historia policiaca
cuya experiencia de lectura escapa a cualquier intento de descripción.
Intentémoslo: Una
novela de suspense a tres tiempos —1975, 1998 y 2008— acerca del asesinato de
una joven de quince años en la pequeña ciudad de Aurora, en New Hampshire. En
2008, Marcus Goldman, un joven escritor, visita a su mentor —Harry Quebert,
autor de una aclamada novela— y descubre que éste tuvo una relación secreta con
Nola Kellergan. Poco después, Harry es arrestado y acusado de asesinato al
encontrarse el cadáver de Nola enterrado en su jardín. Marcus comienza a
investigar y a escribir un libro sobre el caso. Mientras busca demostrar la
inocencia de Harry, una trama de secretos sale a la luz. La verdad sólo llega
al final de un largo, intrincado y apasionante recorrido.
Premio Goncourt des Lycéens, Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y Premio Lire a la mejor novela en lengua francesa.
Mi experiencia con la novela
Indiscutiblemente
La verdad sobre el caso Harry Quebert
es uno de los títulos que ha sonado con más fuerza en los últimos meses y ha
conseguido un puesto de honor en la lista de los más vendidos convirtiéndose en
todo un best seller. La novela resultó ganadora del Premio Goncourt des
Lycéens, el Premio de Novela de la Academia Francesa y cuenta con más de
750.000 ejemplares vendidos en el país galo. En la red podemos encontrar cientos
de opiniones muy dispares entre sí, desde aquellos que aplauden la genialidad
del autor hasta otros que no se han dejado convencer por su contenido.
En mi
opinión y en líneas generales es un libro entretenido que se lee con rapidez y
facilidad y con ciertos puntos muy positivos pero al que también le sobran
demasiadas páginas y contiene algunos aspectos menos logrados que hacen de esta
una lectura un tanto irregular y que me
hace pensar que la editorial ha planificado una exitosa campaña de marketing
que ha cumplido con creces su objetivo.
La
historia, que comienza en 2008, nos presenta a Marcus Goldman, una joven promesa
de la literatura que tras alcanzar un éxito absoluto a raíz de la publicación
de su primera novela se encuentra bloqueado, sin inspiración y se enfrenta a la
desesperación de sentirse incapaz de escribir un segundo libro que alcance la
calidad del primero.
Desesperado
y con la editorial acosándole para que entregue un borrador que no existe lo
antes posible decide contactar con la persona de la que aprendió todo lo que
sabe, su preceptor y viejo amigo Harry Quebert, uno de los autores más leídos y
respetados de América. Con el fin de encontrarse con él y poder disfrutar de
sus sabios consejos viaja a Aurora en
New Hampshire, lugar donde este escribió su obra maestra, titulada Los origines del mal, que le catapultó a
la fama y le consagró como escritor.
En
Aurora Marcus descubre por casualidad que su viejo amigo Quebert mantuvo una
relación amorosa secreta con una adolescente de quince años, Nola Kellergan,
que terminaría por romperse cuando ella desapareció misteriosamente sin dejar
rastro en el año 1975.
Pocos días
después de marcharse de allí el cadáver de Nola es encontrado enterrado en el
jardín de Quebert, que es detenido inmediatamente y acusado del asesinato de la
joven. Es a partir de este momento que Marcus se verá involucrado en una
investigación que intentará desvelar lo sucedido 33 años atrás en Aurora en la
que pretende demostrar la inocencia de su amigo.
Uno de
los aspectos más llamativos es la gran complejidad con la que está construida
la novela y que el autor maneja de forma magistral. A lo largo de su extensión
son diversos planos temporales los que utiliza para completar la historia,
todos perfectamente ensamblados y con una coherencia espectacular. Aunque hay
muchos otros serán principalmente los años 1975, 1998 y 2008 claves en esta
historia donde comienza la historia de amor entre Nola y Harry que termina
cuando desaparece la joven, el año en el Marcus y Harry se cruzan por primera
vez y el año en que se descubre el cadáver y comienza la investigación
respectivamente. Estos tres hilos se van superponiendo y alternando para que
las piezas vayan encajando hasta formar el puzle por completo.
Respecto
a los personajes, aunque no he logrado sentir ninguna simpatía por alguno de
ellos en concreto, he de decir que son figuras bien construidas y con cierta
complejidad. Marcus es un personaje con cierta soberbia, ansías de grandeza y
mucha ambición que se enfrenta al problema de la página en blanco. Harry Quebert
es un autor atormentado y solitario cuyo trabajo es reconocido por todos. Nola
Kellergen, la adolescente dulce y encantadora, es un personaje con gran
diversidad de matices y una de las figuras que presenta mayor dualidad en la
historia y con quien nos llevaremos muchas sorpresas. Alrededor de ellos son
muchos los personajes con una importancia decisiva en su desarrollo.
A parte
del caso policial en sí, la literatura
tiene una gran presencia en la novela. Los capítulos, que están numerados pero
a la inversa como una especie de cuenta atrás (vamos descendiendo del 31 al 1),
comienzan con fragmentos de conversaciones entre Harry y Marcus o aquellos
consejos que le ha dado durante sus muchos años de amistad. Sería un detalle
bonito si no fuera porque la mayoría de ellos son vacíos en significado y se
basan en la demagogia y la palabrería fácil sin adquirir mucha profundidad.
Este
aspecto metaliterario nos acerca a la concepción de cualquier obra literaria,
la inspiración, el proceso de escritura, la problemática de darle forma a una
idea, así como diversos aspectos relacionados con su publicación como los
plazos pactados con las editoriales, la búsqueda de la fórmula de un best
seller, la manipulación editorial a través de la prensa, los escándalos y el
morbo.
Una de
las cosas que hacen de esta novela un pasa páginas muy entretenido es la
cualidad de la prosa. Narrada con un estilo simple, funcional y pensado
expresamente para el lector, para que avance sin ningún problema y de forma
rápida en la lectura sin la necesidad de detenerse a pensar o recapitular
porque ya se encarga el autor de facilitar la información. Y, en mi opinión,
este es el aspecto en el que flojea la novela y que menos me ha gustado. En
demasiadas ocasiones se repiten los mismos acontecimientos, conceptos o ideas
que lejos de aportar algo nuevo a la novela pueden poner a prueba la paciencia
del lector. El contar tantas veces lo mismo de forma circular desemboca en un ritmo
desigual a lo largo de su extensión. Demasiadas historias o detalles que no
tienen mucha transcendencia en la historia ocupan un valioso espacio entre sus
páginas que la ralentiza. Los diálogos
tienen presencia considerable en el libro pero suponen un elemento un tanto
irregular. En ocasiones son ingeniosos y con un toque de humor y en otras
demasiado forzados, rozando muchas veces lo absurdo. En este libro todo es
demasiado evidente, todo demasiado trillado por parte de Dicker sin dar margen
al lector para imaginar o sacar sus propias conclusiones.
En la
novela se alternan las voces narrativas en primera persona, de forma subjetiva
y por tanto limitada del protagonista, dedicada al año 2008, sobre las
pesquisas que Marcus va realizando, y una tercera voz omnisciente que se ocupa
de relatar los flashback al pasado. También encontramos fragmentos literales de
la obra cumbre de Harry Quebert, distintas cartas enviadas entre los personajes
así como recortes de prensa u otros documentos. En este sentido la novela
presenta gran versatilidad para transmitirnos la información, cambiando y
ofreciendo al lector un formato atractivo y multifacético.
Un
aspecto negativo que remarcaría es la poca credibilidad sobre la que se
construye la historia. Y es que no me ha resultado creíble la historia entre
Harry y Nola. No por la diferencia de edad ni mucho menos sino porque el
comportamiento de ambos me resulta demasiado forzado y artificioso de forma que
parece que el autor prefiere definir la relación con palabras demasiado cursis,
cayendo en los tópicos absolutos del género antes que otorgarle naturalidad a
sus gestos o reacciones. Me ha dado la sensación de encontrarme ante un amor
platónico más que la pasión que pretende mostrar Dicker, con evidentes ecos a Lolita de Navokov (L-O-L-I-T-A/N-O-L-A,
repetido hasta la saciedad).
Con la
investigación en marcha, Marcus Goldman lo tiene todo a su favor de forma que
casi no encuentra restricciones a la hora de acceder a la información. La
policía no sólo comparte los aspectos confidenciales de la investigación sin
ningún pudor con alguien que no tiene nada que ver con el cuerpo y simplemente
investiga de forma privada, si no que todos los habitantes del pueblo están
dispuestos a hablar, contar sus intimidades o airear sus trapos sucios.
A pesar
de todos estos defectos es una novela que engancha, en la que el autor guarda
numerosas sorpresas y giros que cambian el rumbo de la historia constantemente
y que no resulta predecible en ningún momento. Al final la novela cobra un
ritmo vertiginoso en el que comienza un desfile de acontecimientos y giros
sucesivos, que resultan ser demasiado abundantes por la cantidad de información
que introduce a última hora, obligándose a explicar de nuevo muchos aspectos y
provocando en el lector el deseo de alcanzar cuanto antes su fin ante la
sensación de mareo que provoca tanto cambio.
Conclusión
La verdad sobre el caso Harry Quebert no me parece en absoluto una mala novela aunque
cuenta con demasiados defectos. Resulta entretenida, tiene un argumento sólido
y bien urdido, una estructura compleja con gran despliegue de recursos pero la
repetición constante de las mismas ideas a lo largo del texto desemboca en una
innecesaria y excesiva extensión.