Título: Me llamo Lucy Barton
Autora: Elizabeth Strout
Publicación: Duomo, 2016
Páginas: 224
UNA HISTORIA ÚNICA, CONTADA DE MUCHAS MANERAS, QUE QUEDA EN EL ALMA.
En una habitación de hospital en pleno centro de Manhattan, delante del iluminado edificio Chrysler, cuyo perfil se recorta al otro lado de la ventana, dos mujeres hablan sin descanso durante cinco días y cinco noches. Hace muchos años que no se ven, pero el flujo de su conversación parece capaz de detener el tiempo y silenciar el ruido ensordecedor de todo lo que no se dice. En esa habitación de hospital, durante cinco días y cinco noches, las dos mujeres son en realidad algo muy antiguo, peligroso e intenso: una madre y una hija que recuerdan lo mucho que se aman.
Mis impresiones
A veces resulta difícil escribir una reseña cuando se ha hablado tanto y tan bien de un libro como es el caso de Me llamo Lucy Barton. Su autora, Elizabeth Strout, ha sido ganadora del Premio Pulitzer por Olive Kitteridge entre otros galardones. Yo no conocía a la autora, ni siquiera de oídas, y no tenía ninguna referencia pero con la cantidad de opiniones positivas que he ido leyendo me iba haciendo una idea. Además la colección Nefelibata siempre es una garantía para mí porque tiene títulos muy interesantes y delicados. A pesar de ello la novela ha sido algo inesperado y creo que ha ganado con mi propia impresión.
“Hubo una época, hace ya muchos años, en la que tuve que estar en el hospital durante casi nueve semanas. Era en Nueva York, y por la noche tenía desde mi cama una vista clara, justo enfrente, del edificio Chrysler, con su esplendor geométrico de luces. Durante el día la belleza del edificio se atenuaba, poco a poco se convertía simplemente en una gran estructura más recortada contra un cielo azul, y todos los edificios de la ciudad parecían distantes, silenciosos, remotos.”
En esta novela será la propia Lucy Barton quien en retrospectiva nos narre una época de su pasado. Cuando en los años ochenta tuvo que permanecer nueve semanas ingresada en el hospital tras una sencilla operación que se complicó. Y allí permanece la mayoría del tiempo echando de menos a sus hijas y a un marido que tiene cosas más importantes que hacer que acompañarla en el trance. Sin embargo la soledad se alivia cuando su madre viaja para hacerla compañía durante cinco días en los que las dos mujeres podrán hablar tras un largo tiempo sin verse.
Me llamo Lucy Barton es una novela que me ha sorprendió mucho. Su trama no puede ser más sencilla. Una madre y una hija reunidas en una habitación de hospital. Hace mucho tiempo que no se veían y quizás de no haber sido por ese pequeño escollo de salud hubiesen pasado muchos más años sin hacerlo. La enfermedad es uno de los acontecimientos en la vida que hace que todo lo demás deje de importar. Pero no es el tema del que se ocupa la novela sino la excusa.
La novela tiene un corte marcadamente intimista. A través de la narración de Lucy Barton seremos espectadores de algunas parcelas de su vida. Así conoceremos una infancia miserable marcada por la pobreza, una familia en la que reinaba el silencio y unas relaciones distantes entre hermanos o padres e hijos. Elizabeth Strough más que contar abiertamente refiere acontecimientos importantes de su vida, por eso los recuerda, con una tremenda sutileza de forma que es el lector quien puede rellenar esos huecos que falta.
Y me ha gustado que a pesar de que la familia de la protagonista no es perfecta, a pesar de lo vivido en su hogar no aproveche para reprochar a su madre su trato y comportamiento que nunca ha sido idílico (la gran mayoría de las madres somos tremendamente imperfectas). Y estas dos mujeres hablan, pero más importante es lo que callan. Acostumbradas a hacerlo solo habrá una forma de comunicarse y es la hablar de otras personas en vez de sí mismas. Quizás si estas mujeres se atrevieran a evaluar sus vidas, a preguntar a la otra, el daño sería irreparable. Quizás lo no dicho aún se pueda eludir, una vez las palabras salen a la luz no pueden retirarse.
Creo que uno de los grandes mensajes que nos ofrece esta novela es que somos quienes somos pero condicionados por las condiciones en que vivimos que nos curten y nos moldean. Luego hay personas que tienen la capacidad de superarse y desligarse y otras que se conforman con lo que les viene impuesto.
Y esta historia se nos narra a través de dos personajes en mi opinión bastante complejos de retratar porque la autora no pretende contarlo todo pero a la vez los va modelando con muchas exactitud y de forma que el lector los va conociendo por sus actos y no porque Strout nos lo tenga que decir. Lucy y su madre pertenecen a ese tipo d familia donde la comunicación es complicada, por no decir imposible. Y eso no quiere decir que no sientan remordimientos, ternura o que en algún momento dado el cuerpo les pida una muestra de cariño. Simplemente no son capaces de demostrarlo. Y aunque la hija ha conseguido huir de ese mundo con el que no conectaba (y no convertirse en una imagen de su propia madre) también muestra cierta añoranza por el hogar materno, al que al final siempre recurre uno cuando quiere calor.
La novela está narrada en primera persona por Lucy, su protagonista, pero han transcurrido muchos años de que este encuentro madre-hija se produzca. Y este punto de vista nos deja unos recuerdos a veces difusos e incluso podría ser que erróneos. Con los años la perspectiva va cambiando y a veces los recuerdos los transformamos. Respecto al estilo narrativo nos encontramos con una novela corta que gracias a la agilidad y fluidez narrativa prácticamente se puede leer del tirón.
Conclusión
Me llamo Lucy Barton me ha parecido una estupenda novela que de forma intimista y delicada (aunque sin caer en el dramatismo) nos muestra los recovecos de una familia que no conoce el cariño ni el calor del resto de sus miembros.
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