Desde que descubrí a Cristina López Barrio con La casa de loa amores imposibles que, si
no me equivoco fue su primera novela, la he seguido muy de cerca y he de
confesar que como autora me tiene muy despistada. Cuando un autor me gusta lo
hacen sus historias y su estilo y en concreto no acabo de saber encajar en ningún
lugar concreto a Cristina López Barrio. Cuando sale algo nuevo no sé qué
esperar de ella. Es una gran inventora de historias, de las que me gustan, pero
yo creo que aún no ha encontrado un estilo propio en el que quedarse y ha
experimentado diferentes cosas con diferentes resultados para mí. Por ello no
he disfrutado igual de todas sus novelas.
Rómpete corazón
es su último título y del que hoy os voy a hablar. Una historia de amor, muerte
y familia que no empecé con muy buen pie pero cuyo final es vibrante.
Todo sucede en una finca familiar situada en el monte
Abantos, en San Lorenzo del Escorial. Blanca Oliveira ha vuelto a vivir allí con
su marido Ricardo y sus dos hijas a pesar de sus reticencias. Poco tiempo después
de llegar se arrepiente de su decisión porque vuelve a vivir el episodio que
más la traumatizó en su vida. Hace unos doce años desapareció su hija Alba y
nunca más se supo de ella. Ahora ha vuelto a perder a su otra hija pequeña
Clara, de tres años, en circunstancias similares.
Para toda la familia será una pesadilla desconcertante.
Mientras que para el inspector de policía Roger, a punto de jubilarse, será una
especie de deja vú del que no es
capaz de salir. Una investigación que lleva los mismos derroteros que la
anterior y que no fue capaz de resolver en su momento. Porque no puede ser
casualidad.
Me gusta el punto de partida de esta historia, que
funciona como un bucle, me ha gustado su argumento, la estirpe de las Melgar,
mujeres condenadas a una herencia trágica o la ambientación cerca del monte en
un antiguo caserón familiar. Sin embargo, no me ha terminado de convencer su
estructura; sobre todo en la primera mitad de la novela.
Se trata de una novela en la que se entremezclan diversos
géneros. Bueno más bien, roza diversos géneros como la novela negra, la
familiar o la romántica aunque en realidad no se centra en ninguno y termina
siendo narrativa con muchos elementos. Partimos de la desaparición de una niña
pequeña, descubrimos que anteriormente una de sus hermanas mayores también lo
hizo dejando a su gemela sola. Poco a poco también descubrimos sentimientos
como la soledad, el miedo, los celos, la impotencia.
He tenido la sensación de que en esa primera mitad la
lectura era un constante coitus
interruptus. Un quiero pero no puedo. Porque esos capítulos cortos me
sacaban de la historia constantemente, o mejor dicho, me impidieron entrar en
ella hasta bien avanzada la misma. Y es aquí el punto que menos me ha gustado
esa forma de articular la estructura. Tan sesgada en voces y espacios
temporales que me costaba unirlo todo. En la novela el tiempo actúa como
especie de bucle en el que todo gira en torno a un mismo día: el de la desaparición.
Sin embargo a pesar de estar convencida de que buena
parte de la novela flojea o falla de alguna manera (no es que sea mala pero sí
es un poco abstracta) tiene una segunda parte muy buena. Una en la que empiezas
a comprender, en la que vemos como la autora despliega esa gran capacidad de
narrar que tiene y que hace que te hace que te quedes pegada a la novela.
Y luego sus personajes me parecen sensacionales. Aurora, la
gemela que queda, Blanca, su madre, Ricardo, la pareja de Blanca, Arturo, el
periodista. Roger, el inspector de policía, Estela, la adivina y criadora de
caballos y otras son figuras fabulosas. Todos bien construidos en lo que es una
coral que le da entidad y voz propia a la mayoría de ellos.
Y si me han gustado sus personajes también os anticipaba
que me ha gustado su ambientación. Una mansión rural en las falda de un monte
en El Escorial. Que en principio puede no parecer algo muy exótico ni especial,
pero a la que la autora consigue dar un toque siniestro, con un torreón o
túneles subterráneos que la hacen de cuento más si tenemos en cuenta las
leyendas con las que la autora la adorna.