lunes, 30 de septiembre de 2013

Fotografiar la lluvia - Lluvia Beltrán



Título: Fotografiar la lluvia
Autora: Lluvia Beltrán
Publicación: Algón Editores, mayo de 2013
Páginas: 313

¿Qué pasaría si un día fotografiaras algo que no debieras? Algo tan simple como salir a fotografiar la lluvia o a personas anónimas que desprenden algún tipo de fotogenia, puede cambiar tu vida. Ésta es la historia de una aficionada a la fotografía que solo pretendía ser observadora anónima y mirar el mundo a través del visor de su cámara, pero a la que una serie de acontecimientos le muestra que no siempre se puede pasar desapercibido ni asomarse al mundo sin dejar huella y sin que el mundo deje huella en ti.

Mi experiencia con la novela

Me fijé en este libro por su melancólico título y su atractiva sinopsis. Además el tema de la fotografía, muy presente en la novela, también me llamó mucho la atención.
Fotografiar la lluvia me ha parecido un libro ameno y entretenido pero no ha resultado ser exactamente lo que yo esperaba encontrar. En mi opinión, sus sinopsis promete algo de intriga o suspense y es cierto que la novela comienza así, presentándonos un hecho que nos deja pegados a sus páginas pero poco a poco esta intriga se disuelve para transformarse en un historia de amor o desamor, según se mire. Pero más adelante os explicaré este aspecto con más detalle.

La protagonista de esta historia es una joven a quien le apasiona salir a pasear por Madrid con su cámara fotográfica en las manos y capturar la esencia de lugares y personas anónimas que sin percatarse de ella se muestran tal y como son delante del objetivo. Su verdadera obsesión es lograr fotografiar la lluvia.

Pero una de esas tardes mientras toma imágenes en el parque del Retiro alguien se da cuenta de la presencia de nuestra protagonista, que se hace llamar Lluvia. El joven no se lo toma muy bien y de forma violenta intenta hacerse con la cámara mientras Lluvia consigue de milagro huir.

De forma fortuita y en relación con este hecho aparecen en su vida una serie de personas que van a cambiar su concepción del mundo y de sí misma de forma irreversible. Además se verá involucrada en un complicado triángulo amoroso, entre Adrian y Sonia, en el que alguno de ellos saldrá malparado.

Lluvia, que en realidad no es su verdadero nombre, es una muchacha tímida, reservada y solitaria que siente un inmenso amor por la fotografía. Está obsesionada con captar a través de su objetivo la belleza de las cosas y eternizarla. Esta pasión es sólo un hobbie porque aunque desde hace dos meses se encuentra sin empleo, nunca se ha planteado dedicarse a ello de forma profesional sino que prefiere compartir su trabajo en un blog personal que ha creado para sí misma. En el amor prefiere no aventurarse ya que no ha salido muy bien parada de sus anteriores relaciones sobre todo la última, que le dejó una huella profunda.

Adrian es un chico al que Lluvia conoce gracias a su afición a la fotografía, y con quien de forma inmediata surge una especie de atracción. A priori parece un chico sensible y cariñoso. Sonia en cambio, es homosexual y muy promiscua entre su círculo más cercano. A pesar de su carácter totalmente contrario al de Lluvia, sociable y extrovertida, la amistad surge de forma inmediata entre ellas. Pero puede que para Lluvia estos sentimientos se tornen en algo más que simple amistad.

Lluvia es un personaje con el que no he terminado de conectar a pesar de estar muy bien construido en la novela y con bastante complejidad. En algunas ocasiones me ha parecido demasiado cerrada y tímida y en otras demasiado lanzada lo que demuestra que el personaje va evolucionando muchísimo. El resto de los personajes resultan igualmente complejos y muestran caracteres muy diversos. Uno de los pilares básicos del libro es el juego que la autora realiza sobre la psicología de los personajes, su manera de afrontar los conflictos y los sentimientos encontrados que van surgiendo entre ellos.

Os decía al principio que me ha decepcionado un poco la novela. En mi opinión, la trama de la que se hace eco la sinopsis y que sirve de arranque a la novela se ensombrece demasiado con las historias de amor que vive Lluvia hasta el punto de desaparecer por completo. Y la razón es que creo que no está desarrollada con suficiente profundidad. Todo el suspense se desvanece hasta el punto en que me olvidaba por completo de ella hasta que la autora la volvía a nombrar. Además también me parece que la trama principal, la que se centra en Lluvia y sus relaciones, es suficientemente buena como para no necesitar la anterior que en mi opinión no tiene mucha cabida o razón de ser en la evaluación global y prescindiendo de ella el libro hubiese alcanzado el mismo objetivo.

Una de las principales cuestiones en las suelen flojear los autores noveles es la creación de subtramas, bien sea prescindiendo totalmente de ellas o bien creando demasiadas que no llegan a desarrollarse bien. Y creo que Fotografiar la lluvia se encuentra en este último caso. Son demasiadas subtramas inconexas entre sí que hacen que el argumento no esté muy definido. A las historias de amor de Lluvia y la imagen que nunca debió captar se suman unos mensajes que va recibiendo en su blog personal que no tienen nada que ver con las anteriores y que abren otra línea totalmente independiente. 

La acción de la novela se desarrolla íntegramente en las calles de Madrid. El Retiro, Alcalá, los jardines de Sabatini, la Plaza de Oriente o Callao son algunos de lugares por los que transitan sus personajes y que no necesitan mucha descripción porque la mayoría los conocemos. Madrid es una ciudad que me encanta y agradezco mucho las novelas que se desarrollan en ella, porque las siento más cercanas y reales.

En líneas generales definiría esta novela como joven y urbana. Los personajes no sólo se mueven en el metro, hablan por el messenger y se encuentran en bares de copas o conciertos sino que su estilo de vida, los grupos de amigos, la música, las salidas nocturnas e incluso las drogas le imprimen este perfil.  
La autora dota este mismo carácter a la prosa que aunque cuidada es desenfadada, joven, con diálogos coloquiales que ayudan a caracterizar a los personajes y ambientar la novela. En cuanto al ritmo, en mi opinión, su comienzo es un poco lento pero aumenta a medida que la novela avanza. La acción está narrada bajo la voz de una tercera persona omnisciente que no sólo conoce los actos de la protagonista sino que alcanza a saber lo que hacen y piensan el resto de sus personajes. Esto que a priori puede resultar ventajoso, pues el lector accede a mucha información aunque en ciertas ocasiones la autora realiza cambios bruscos de enfoque respecto a personajes. La narración sucede normalmente bajo la perspectiva de de Lluvia pero al saltar a un siguiente párrafo sin ninguna división espacial comienza a hablar de lo que hace otro personaje que se encuentra en un lugar distinto.

La novela se estructura a través de capítulos divididos por capítulos con numeración romana.  Su desarrollo es totalmente impredecible, sorprendiendo al lector en cada página para llegar a un final abierto, que da lugar a distintas interpretaciones según el lector imagine.

Conclusión

A pesar de los aspectos menos positivos el resultado es una novela entretenida que se lee con facilidad y que resulta muy amena. A su favor personajes bien construidos, escenarios reales, un estilo agradable que hacen de ella una buena lectura. En contra, a la trama le falta definición.

viernes, 27 de septiembre de 2013

La abuela Lola - Cecilia Samartin



Título: La abuela Lola
Autora: Cecilia Samartin
Publicación: Booket, junio de 2013
Páginas: 411

Sebastian sueña con ser un niño igual que los demás, con ser capaz de correr como el viento en el campo de fútbol, chutar la pelota de tal manera que dibuje una perfecta parábola y marcar un gol. Pero su corazón tiene un defecto desde que nació, lo que significa que no puede cumplir sus deseos. No obstante, Sebastian ha logrado encontrar su lugar en el mundo gracias a su excéntrica abuela Lola y al amor que esta siente por la cocina. Ambos preparan juntos riquísimos y exóticos platos puertorriqueños, el país de origen de su abuela. La complicidad que crece entre ambos (un niño enfermo y una anciana) se convierte pronto en un fuerte vínculo que logra unir de nuevo a una familia desestructurada, pues, como siempre dice Lola, «una comida preparada con amor no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma».

Esta es la historia mágica de un niño que aprendió a bailar con la muerte y de cómo las pequeñas victorias de una familia pueden servir para reconstruir corazones heridos de muy diversas maneras. La abuela Lola nos enseña que la diferencia entre la alegría y la tristeza a veces pende simplemente de un hilo frágil, casi invisible. Una historia conmovedora que te emocionará.

Mi experiencia con la novela

La abuela Lola llevaba tiempo esperando en mi lista de pendientes. Prácticamente desde que el año pasado fuera publicada por la editorial Martínez Roca y de inmediato surgieron  reseñas muy positivas sobre ella. Ahora, cuando lo he cogido de la estantería para leerlo lo hice con algo de temor, pues en muchas ocasiones grandes expectativas terminan en grandes decepciones. 



Tras su lectura no sólo ha cumplido mis expectativas con creces sino que me ha parecido una novela realmente sensitiva, emotiva y delicada que me ha provocado un aluvión de sentimientos. La novela intercala de forma magistral momentos de ternura, con otros de tristeza e incluso algunos divertidos que te hacen disfrutar con cada una de sus páginas.

Sebastian sueña con ser un niño como otro cualquiera. Correr, jugar al futbol, marcar un gol y ser la estrella del equipo pero debido a la malformación en su corazón que padece desde su mismo nacimiento no puede realizar esfuerzos y se conforma con mirar como otros niños se divierten mientras él pasa el tiempo solo jugando a un juego que él mismo ha inventado y que permite descansar a su corazón. Es un niño despierto y el colegio le gusta pero cada día teme encontrarse con el matón de la clase que le humilla y es consciente de que es más fácil aprovecharse de un niño débil.

Después de clase le encanta ir a casa de su abuela Dolores, a quien llama la abuela Lola, para disfrutar de su compañía. Pero una tarde al regresar como cualquier otro día encuentra a su abuela tumbada en el suelo y casi sin vida. En el hospital Lola lucha por salir del coma mientras toda la familia muy preocupada se congrega a su alrededor y planifica ingresarla en un centro donde puedan cuidar de ella. Finalmente Lola consigue salir del coma pero cuando se despierta se ha convertido en una mujer totalmente diferente. No sólo rechaza la ayuda que le proponen sus hijos sino que decide irse a su propia casa en Bungalow Haven, se tiñe el pelo de rosa y decide que es momento de volver a entrar en la cocina y olvidarse de esas insípidas comidas que reparten los de ayuda social.

Sebastian no sabe muy bien como aceptar esta situación y ver en su abuela a otra nueva mujer. Pero mientras comparten su tiempo en la cocina elaborando jugosos platos y escuchando historias antiguas sucedidas en Puerto Rico, lugar de origen de la familia, en su propia casa un nuevo acontecimiento amenaza con destruir su estabilidad.

Como veis La abuela Lola se basa en una historia sentimental, sencilla que nos habla sobre la vida de un niño y las intimidades de una familia que inmediatamente se gana nuestra simpatía y llega a nuestro corazón. Las relaciones familiares, a veces complejas, son el eje alrededor del cual gira su trama. Las desavenencias, los malos entendidos, las disputas entre sus miembros, las rivalidades son temas universales y casi cotidianos. Además explora estas relaciones en diversos planos como el matrimonial, el fraternal, entre la familia política, destacando la relación abuela-nieto entre todas ellas. Es cierto que hay en ella momentos verdaderamente tristes pero la autora sabe manejar con maestría la dosis de dramatismo ofreciendo al lector escenas de alivio.

A pesar de que las relaciones familiares son el tema principal hay otros temas que se tocan en la novela como el acoso escolar, la soledad, la amistad o el destino.

El protagonista de la novela es Sebastian un niño de diez años curioso, inquieto  a quien le gustaría ser como el resto de los niños pero comprende perfectamente sus limitaciones, las acepta e intenta volcarse en las pequeñas alegrías y satisfacciones diarias como la compañía de su abuela. Me ha gustado mucho la construcción de este personaje porque su autora logra formar su figura con realismo, dotándole de inocencia en su justa media y a la vez un poco de rebeldía creando un comportamiento adecuado para un niño de su edad. Ni demasiado ignorante ni demasiado maduro.  Es capaz de comprender lo que sucede a su alrededor pero interpretándolo y explicándolo a través de sus ojos y sus reducidas vivencias.

Aunque Sebastian es un personaje con el que simpatizar desde el principio y la historia está narrada siendo este el punto central, otro personaje que resalta y comparte el protagonismo casi a partes iguales es Lola, la abuela. Una mujer a la que es imposible no querer, por su generosidad, por sus consejos, su fuerza, su forma de ver el mundo y su amor por la familia a quien intenta reunir delante de un buen plato de comida y solucionar todos sus problemas. Un personaje que tras sufrir el ictus llega a sorprendernos y en un acto de valentía decide vivir sus últimos años de otra manera.

Si Sebastian y Lola resulta dos personajes, sólidos, creíbles y carismáticos no podemos obviar el resto de la familia que aunque dibujada en menor medida también despiertan ciertos sentimientos en el lector. Gloria es la madre de Sebastian, una mujer que ha sufrido mucho desde que a su bebe recién nacido tuvieron que operarle del corazón y está dispuesta a protegerle a cualquier precio, Dean, el padre, un hombre cariñoso y sociable que se encuentra un poco desplazado o Jennifer, hermana de Sebastian conforman una familia a punto de venirse abajo porque sus miembros soportan una pesada carga, cada uno a su manera. La enfermedad de Sebastian no ha dejado indiferente a ninguno de ellos.

Cecilia Samartin nos narra la historia con sencillez y armonia, sin muchos artificios ni adornos sino de forma cercana, cálida y envolvente de manera que te hace sentirte parte de la familia de Sebastian. No es una historia que destaque por su acción o que enganche por el suspense sino que se trata de enfatizar sentimientos, deseos, sueños y esperanzas. A pesar de ello su lectura resulta ágil y fluida además de adictiva. Una vez que te sumerges en sus páginas no puedes parar de leerlo. La narración transcurre en tercera persona omnisciente enfocando la acción principalmente en Sebastian cediendo el turno narrativo en distintas ocasiones a Lola que nos contará anécdotas o historias que sucedieron en su familia antes de llegar a Estados Unidos cuando vivían en Puerto Rico y que a mí personalmente es una de las cosas que más me ha gustado del libro.

Quizás la trama tarda un poco en coger vuelo, pues no es hasta la página cien aproximadamente que comienza a definirse y comenzamos a comprender hacia donde se dirige la historia. Pero desde luego merece la pena esperar porque la historia va in crescendo y no pierde atractivo ni interés en ningún momento.

Un aspecto que me ha encantado es la introducción en la novela de ciertos elementos mágicos que aunque rompen un poco el duro realismo que presenta a la vez que aportan una dosis de imaginación y magia que me ha gustado mucho.

Mofongo de Lola
La novela se estructura en treinta y dos capítulos tras los cuales hay un recetario con las indicaciones para elaborar los platos que Lola cocina junto a Sebastian mientras le habla de ella misma o de sus familiares y que a menudo le traen recuerdos de su pasado. Los alimentos, los sabores y olores juegan un papel esencial en la historia y tienen su objetivo concreto. La autora va describiendo los platos de forma tan sugerente y detallada que incluso puede abrir nuestro apetito.

Conclusión

Si tuviera que definir en una sola palabra esta lectura diría que La abuela Lola es una lectura deliciosa. Con una trama cálida y envolvente y unos personajes inolvidables irradia ternura y saca nuestros sentimientos a flor de piel. Pero también nos enseña una valiosa lección y es que hay que afrontar los problemas, superarlos y que con amor cualquier cosa se puede conseguir.

Una lectura para saborear, al igual que los platos de Lola, despacito y sin prisas.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Lo que encontré bajo el sofá - Eloy Moreno



Título: Lo que encontré bajo el sofá
Autor: Eloy Moreno
Publicación: Espasa, septiembre de 2013
Páginas: 314

¿Qué ocurre al mover un sofá? ¿Y al mover una vida?

Quizás encuentres objetos -o personas- que ya habías olvidado, un calcetín que se quedó sin pareja o una pareja a la espera, esquirlas de otra vida… O uno de esos secretos que te obliga a pronunciar la frase que lo cambia todo: “tenemos que hablar”

¿Y si movemos una sociedad?

Entonces uno se da cuenta de que vive en un lugar con demasiados gusanos para tan poca manzana. Pero también un lugar donde, al observarnos, descubrimos que somos los primeros en hacer aquello que tanto criticamos.

Mi experiencia con la novela

Hace unos cuantos meses el nombre de un nuevo escritor irrumpió de manera estrepitosa en el panorama literario actual. Eloy Moreno consiguió que fuéramos muchos los que nos viésemos reflejados en una historia que no dejó indiferente a nadie. El bolígrafo de gel verde, su primera novela, comenzó de forma tímida en las redes sociales y gracias al boca a boca terminó entre los libros más vendidos. Detrás la historia sobre un hombre con un sueño y una maleta cargada de libros que nos conmovió a todos.
Ahora sería el momento donde yo expongo mi propia versión sobre el argumento pero en este caso lo voy a dejar estar. Son suficientes estas palabras que su autor nos deja en la contraportada. Y si él no lo ha hecho, yo tampoco lo voy a hacer.

“No tengas miedo a comenzar una novela sin resumen, sin saber qué puede ocurrir, desconociendo hasta que punto te vasa a encontrar con ella”.

Plaza Zocodover, Toledo
En realidad no es tan importante saber de qué va esta novela porque una vez que la empieces quedarás atrapado en ella de forma inmediata. Una novela hecha a partir de la vida y que está llena de ella. Lo que encontré bajo el sofá se compone de pequeños retazos de vidas, de problemas cotidianos, de situación reales que vemos a diario, de anónimos y conocidos, de gente que busca, de gente feliz o infeliz, que aparece o desparece, de vidas que empiezan y aquellas que acaban. Esta novela contiene en su interior historias de amor, desamor, de soledad, de sinsabores diarios, desazones, de felicidad, sentimientos y alegrías. Tal y como es la vida misma.

“Con el paso del tiempo he comprendido que no hay secretos más difíciles de guardar que los propios, porque éstos, a pesar de creerlos controlados, saben cómo ir atravesando las grietas de nuestra conciencia.

Los ajenos, en cambio, basta con abandonarlos en cualquier rincón de la mente y allí ellos mismos se van olvidando, van desapareciendo entre los silencios y las mentiras, entre las prisas y los días... pero los propios… los propios te persiguen en cada pensamiento”. (Página 17)

Es una novela de personajes, tan reales y cotidianos que parecen de carne y hueso.  Sus protagonistas, una mujer lejos de su hogar que está a punto de cometer el error de vida, un policía que tratando de hacer el bien se convirtió en el mal, la mujer que no tuvo el valor de vivir el amor verdadero y lo perdió, la joven que acosada en el instituto teme que se acerque cada mañana o el hombre que busca sus recuerdos van trenzando una madeja de sueños y esperanzas, de miedos y dolores. Cualquiera de ellos podría ser uno de nosotros y sufren las mismas cosas que podrían pasarnos a cualquiera. Como en cualquier barrio de cualquier ciudad vivimos cerca unos de otros pero nuestras vidas no tienen nada que ver. Todos guardamos secretos.

Durante la novela me vino a la mente una reflexión de Bukowski en la que dice: “Estas y otras cosas son las que demuestran que la tierra gira sobre un eje podrido”. Y este es el mundo que nos presenta Eloy Moreno, que aprovecha para realizar una brutal crítica social contra el sistema, contra políticos y peces gordos, pero no se olvida del pequeño eslabón de la cadena, del que la ejecuta pero también del que calla y se aprovecha de la situación. Porque ya sea a gran o pequeña escala todos contribuimos a crear esta sociedad. Muchos no pagan impuestos, otros trabajan de forma ilegal, algunos critican y extienden la mano, empleos a dedo, sueldos desorbitados frente a los  mileuristas en el otro lado de la balanza. Un mundo podrido, envenenado de avaricia, egoísmo y miseria. De políticos corruptos, sobre la crisis, los recortes sanitarios y en la educación, el pastel que todos intentamos repartirnos pero nunca es suficiente y que por pequeña que sea nuestra porción lo va mermando.

Sin duda esta novela no podría ser lo que es en otro escenario distinto a la ciudad en que se desarrolla: Toledo, la ciudad imperial,  una protagonista más del libro. No tengo la suerte de conocer físicamente la ciudad pero por todo lo que veía a través de los ojos del autor estoy segura de que es un lugar que tengo que visitar algún día. Eloy Moreno nos hace sentir que caminamos por sus calles, que rozamos las piedras de sus edificios a través de una maravillosa ambientación  que nos hace sentirnos parte de esta ciudad. La plaza de Zocodover, la calle del Comercio, la del Hombre de Palo, la Catedral de Santa María, el parador del Conde de Orgaz o la plaza de Santo Domingo  las vemos como si las estuviésemos pisando. Y sin olvidar las leyendas que se esconden tras ellas y que nos llegan a través de este libro tan lleno de historias. Conocer la leyenda sobre La Campana Gorda de la catedral de Toledo o la de Las fechas de Bécquer es un aspecto que me ha hecho disfrutar muchísimo.
 
Toledo

 Si con El bolígrafo de gel verde me sorprendió no ha sido menos con Lo que encontré bajo el sofá que ha superado con creces las expectativas puestas en él y que por supuesto supera al anterior. Una novela que me parece más depurada, más completa y que me ha llenado muchísimo. Cada página es envolvente, magnética de forma que por un lado quieres avanzar y descubrir lo que esconde pero otro lado saborear las palabras.

Su autor tiene una prosa íntima, acertada, con frases ingeniosas que dan justo en el clavo además de contar nos hace reflexionar. Su estilo accesible y cercano al lector, la estructura en capítulos cortos y una amplia presencia de diálogos hacen que esta novela prácticamente se pueda leer del tirón. De hecho la he consumido en tan sólo dos días. Las narraciones se alternan en tercera y primera persona cuando se trata de Alicia, su protagonista.

El final me ha parecido bellísimo, especial, me ha dejado emocionada y con sabor dulce en los labios aunque también con la desazón de haberlo terminado ya.

Conclusión 

Lo que encontré bajo el sofá es una historia que contiene otras mil historias en su interior. Un libro que refleja la vida misma, con verdades y mentiras, capaz de emocionarte, capaz de abrirte los ojos a lo que existe a tu alrededor, si es que no lo has hecho ya. Un libro que he disfrutado muchísimo.

Os la recomiendo sin reservas.