Título: Fotografiar la lluvia
Autora: Lluvia Beltrán
Publicación: Algón Editores, mayo
de 2013
Páginas: 313
¿Qué pasaría si un día fotografiaras algo que no debieras? Algo tan simple
como salir a fotografiar la lluvia o a personas anónimas que desprenden algún
tipo de fotogenia, puede cambiar tu vida. Ésta es la historia de una aficionada
a la fotografía que solo pretendía ser observadora anónima y mirar el mundo a
través del visor de su cámara, pero a la que una serie de acontecimientos le
muestra que no siempre se puede pasar desapercibido ni asomarse al mundo sin
dejar huella y sin que el mundo deje huella en ti.
Mi experiencia con la novela
Me fijé en este libro por su melancólico
título y su atractiva sinopsis. Además el tema de la fotografía, muy presente
en la novela, también me llamó mucho la atención.
Fotografiar la lluvia me ha parecido
un libro ameno y entretenido pero no ha resultado ser exactamente lo que yo
esperaba encontrar. En mi opinión, sus sinopsis promete algo de intriga o
suspense y es cierto que la novela comienza así, presentándonos un hecho que
nos deja pegados a sus páginas pero poco a poco esta intriga se disuelve para
transformarse en un historia de amor o desamor, según se mire. Pero más
adelante os explicaré este aspecto con más detalle.
La protagonista de esta historia es
una joven a quien le apasiona salir a pasear por Madrid con su cámara
fotográfica en las manos y capturar la esencia de lugares y personas anónimas
que sin percatarse de ella se muestran tal y como son delante del objetivo. Su
verdadera obsesión es lograr fotografiar la lluvia.
Pero una de esas tardes mientras
toma imágenes en el parque del Retiro alguien se da cuenta de la presencia de
nuestra protagonista, que se hace llamar Lluvia. El joven no se lo toma muy
bien y de forma violenta intenta hacerse con la cámara mientras Lluvia consigue
de milagro huir.
De forma fortuita y en relación con
este hecho aparecen en su vida una serie de personas que van a cambiar su
concepción del mundo y de sí misma de forma irreversible. Además se verá involucrada
en un complicado triángulo amoroso, entre Adrian y Sonia, en el que alguno de
ellos saldrá malparado.
Lluvia, que en realidad no es su
verdadero nombre, es una muchacha tímida, reservada y solitaria que siente un
inmenso amor por la fotografía. Está obsesionada con captar a través de su
objetivo la belleza de las cosas y eternizarla. Esta pasión es sólo un hobbie
porque aunque desde hace dos meses se encuentra sin empleo, nunca se ha
planteado dedicarse a ello de forma profesional sino que prefiere compartir su
trabajo en un blog personal que ha creado para sí misma. En el amor prefiere no
aventurarse ya que no ha salido muy bien parada de sus anteriores relaciones
sobre todo la última, que le dejó una huella profunda.
Adrian es un chico al que Lluvia
conoce gracias a su afición a la fotografía, y con quien de forma inmediata
surge una especie de atracción. A priori parece un chico sensible y cariñoso.
Sonia en cambio, es homosexual y muy promiscua entre su círculo más cercano. A
pesar de su carácter totalmente contrario al de Lluvia, sociable y
extrovertida, la amistad surge de forma inmediata entre ellas. Pero puede que
para Lluvia estos sentimientos se tornen en algo más que simple amistad.
Lluvia es un personaje con el que no
he terminado de conectar a pesar de estar muy bien construido en la novela y
con bastante complejidad. En algunas ocasiones me ha parecido demasiado cerrada
y tímida y en otras demasiado lanzada lo que demuestra que el personaje va
evolucionando muchísimo. El resto de los personajes resultan igualmente complejos
y muestran caracteres muy diversos. Uno de los pilares básicos del libro es el
juego que la autora realiza sobre la psicología de los personajes, su manera de
afrontar los conflictos y los sentimientos encontrados que van surgiendo entre
ellos.
Os decía al principio que me ha decepcionado
un poco la novela. En mi opinión, la trama de la que se hace eco la sinopsis y
que sirve de arranque a la novela se ensombrece demasiado con las historias de
amor que vive Lluvia hasta el punto de desaparecer por completo. Y la razón es
que creo que no está desarrollada con suficiente profundidad. Todo el suspense
se desvanece hasta el punto en que me olvidaba por completo de ella hasta que
la autora la volvía a nombrar. Además también me parece que la trama principal,
la que se centra en Lluvia y sus relaciones, es suficientemente buena como para
no necesitar la anterior que en mi opinión no tiene mucha cabida o razón de ser
en la evaluación global y prescindiendo de ella el libro hubiese alcanzado el
mismo objetivo.
Una de las principales cuestiones en
las suelen flojear los autores noveles es la creación de subtramas, bien sea
prescindiendo totalmente de ellas o bien creando demasiadas que no llegan a
desarrollarse bien. Y creo que Fotografiar
la lluvia se encuentra en este último caso. Son demasiadas subtramas
inconexas entre sí que hacen que el argumento no esté muy definido. A las
historias de amor de Lluvia y la imagen que nunca debió captar se suman unos
mensajes que va recibiendo en su blog personal que no tienen nada que ver con
las anteriores y que abren otra línea totalmente independiente.
La acción de la novela se desarrolla
íntegramente en las calles de Madrid. El Retiro, Alcalá, los jardines de
Sabatini, la Plaza de Oriente o Callao son algunos de lugares por los que
transitan sus personajes y que no necesitan mucha descripción porque la mayoría
los conocemos. Madrid es una ciudad que me encanta y agradezco mucho las
novelas que se desarrollan en ella, porque las siento más cercanas y reales.
En líneas generales definiría esta
novela como joven y urbana. Los personajes no sólo se mueven en el metro,
hablan por el messenger y se encuentran en bares de copas o conciertos sino que
su estilo de vida, los grupos de amigos, la música, las salidas nocturnas e
incluso las drogas le imprimen este perfil.
La autora dota este mismo carácter a
la prosa que aunque cuidada es desenfadada, joven, con diálogos coloquiales que
ayudan a caracterizar a los personajes y ambientar la novela. En cuanto al
ritmo, en mi opinión, su comienzo es un poco lento pero aumenta a medida que la
novela avanza. La acción está narrada bajo la voz de una tercera persona
omnisciente que no sólo conoce los actos de la protagonista sino que alcanza a
saber lo que hacen y piensan el resto de sus personajes. Esto que a priori
puede resultar ventajoso, pues el lector accede a mucha información aunque en
ciertas ocasiones la autora realiza cambios bruscos de enfoque respecto a
personajes. La narración sucede normalmente bajo la perspectiva de de Lluvia
pero al saltar a un siguiente párrafo sin ninguna división espacial comienza a hablar
de lo que hace otro personaje que se encuentra en un lugar distinto.
La novela se estructura a través de capítulos
divididos por capítulos con numeración romana. Su desarrollo es totalmente impredecible, sorprendiendo
al lector en cada página para llegar a un final abierto, que da lugar a
distintas interpretaciones según el lector imagine.
Conclusión
A pesar de los aspectos menos
positivos el resultado es una novela entretenida que se lee con facilidad y que
resulta muy amena. A su favor personajes bien construidos, escenarios reales,
un estilo agradable que hacen de ella una buena lectura. En contra, a la trama
le falta definición.