Así su infancia y adolescencia fue muy triste. Maltratada por un tía con
muy mal carácter y absurdamente severa no llegó a sentir ningún
afecto ni cariño de su parte. La rigurosa Brígida, ejercía un control absoluto
sobre su vida. No solo le indicaba cuando y como debía hablar, como debía
vestir y vigilaba sus estudios con una voluntad férrea.
En cuando Teresa terminó sus estudios decidió emanciparse y marcharse a
vivir en soledad a un ático heredado de sus padres. Aún así su existencia no ha
mejorado. Para distraerse asiste a unas clases de pintura que tampoco terminan
de llenar su vacío interior.
Lo que más desea es añadir al color a su vida, al igual que a sus dibujos.
Pero una tarde paseando por las calles de Madrid siente la imperiosa necesidad
de entrar a una tienda de antigüedades. Allí la espera un cartel rescatado de
una tienda de Paris que cambiara su vida para siempre.
Es a partir de ese momento cuando Teresa siente las fuerzas necesarias para
abandonarlo todo y comenzar de nuevo.
Mi experiencia con la novela
Máxim Huerta es una cara bastante conocida del mundo de la televisión.
Actualmente podemos verlo en un conocido magazine pero sus comienzos fueron en
los informativos. A veces cuesta trabajo trasladar una figura mediática a la
faceta de escritor. No es que yo tenga nada en contra de él sino que en ocasiones me
cuesta otorgar cierta seriedad a las caras que relaciono con la pequeña
pantalla. Antes de que este libro llegase a mis manos no me había planteado la
posibilidad de acercarme a ninguna de sus novelas. Después de leerlo mi opinión
se podría resumir muy fácilmente. Se trata de una novela muy entretenida que
aunque tiene algunos aspectos no tan positivos he llegado a disfrutar
ampliamente.
“Una tienda en París” es una novela
protagonizada por dos mujeres, Teresa y Alice, muy diferentes entre sí y que
vivieron épocas muy diferentes. A lo largo de la novela el autor disecciona un
fragmento de sus vidas.
El relato comienza presentándonos a Teresa, una mujer aburrida de todo.
Cansada de su vida, de su trabajo y hasta de los colores grises que emplea en
las clases de pintura a las que asiste. Procedente de una familia acomodada y traumatizada
en su infancia por su tía Brígida se siente incapaz de tomar ciertas decisiones.
Es consciente de que necesita un cambio de rumbo en su vida, añadir color,
dejar llevar y vivir nuevas experiencias pero es incapaz de lanzarse hacia el
vacío.
Cuando por casualidad encuentra un cartel en una tienda de antigüedades se
siente irremediable atraída por ese objeto. Se trata de un letrero de principios
del siglo XX que anuncia una tienda de tejidos ubicado en París. En el mismo
hay escrito un nombre, Alice Humbert y una dirección. Teresa comienza a
preguntarse quién fue esa mujer, cómo fue su vida y qué fue de ella. Y así es
como comienza a indagar en la vida de Alice y para ello no hay mejor manera que
viajar en persona a la ciudad de la luz y comenzar su búsqueda en la propia
tienda.
La vida de Alice es completamente opuesta a la Teresa. Una mujer nacida en
una familia humilde que logró codearse con la flor y nata de la sociedad
parisina de los años veinte. Todo comenzó con unos posados desnudos para
distintos fotógrafos. A partir de entonces su vida comenzó a cambiar rodeándose
de gente famosa, un ambiente chic, a vestir los mejores diseños y a beber
champán en las fiestas de moda olvidándose de la modesta muchacha que un día
fue.
Es cierto que al comienzo de la novela me costó entrar en la historia. Los
primeros capítulos me parecían más de lo mismo y me recordaban a tantas otras
novelas leídas. Tenía la sensación de que no me aportaba nuevo. Pero después de
leer tres o cuatro capítulos comencé a notarme cada vez más a gusto entre sus
páginas y con la necesidad de continuar descubriendo la historia.
Uno de los principales problemas que tuve al comienzo fue una de las
protagonistas, Teresa. Me costó conectar con ella, con su actitud tan temerosa,
con esa indecisión. Es verdad que el autor consigue transmitir esa apatía que
el personaje no me pareció especialmente atractivo. Además en los primeros capítulos ocurre poca
cosa porque son una especie de introducción. Simplemente nos va narrando cómo
fue la vida de Teresa. En cambio cuando aparece en escena la brillante Alice
enseguida me sentí atraía por ella. Es un personaje fuerte, carismático y seductor.
En realidad Alice es el punto fuerte de la novela, el detonante de la
historia y el que hace que merezca la pena acercarse a esta novela. Imposible
no encandilarse con este personaje que prácticamente de la nada consigue llegar
a conocer lo mejor de París y a tener su
propia tienda. En el fondo nunca muere la sencilla y necesitada muchacha que un
día fue y sus orígenes terminarán por determinar su final.
El estilo de Máxim Huerta es muy sencillo. Parco en florituras y filigranas
pero muy rico en adjetivos e incluso melodioso. La amplia presencia de los
diálogos lo que hace que su lectura sea muy ágil. El vocabulario que usa es muy
sencillo aunque en ocasiones me ha parecido demasiado coloquial. Narrada en
primera persona por cada una de sus protagonistas está salpicada de recuerdos
de su infancia, de sus sensaciones y sus sentimientos. Cada mujer que
protagoniza esta historia tiene una vida completamente diferente a la de la
otra aunque llega un momento en el que puede establecerse cierto paralelismo en
sus vidas.
La historia se desarrolla en dos épocas alternando capítulos entre las
protagonistas. Pero no me ha gustado la transición entre ellos. Los capítulos
están simplemente numerados y nada nos indica que hemos pasado de una época a
otra de forma que en ocasiones me ha resultado difícil identificar el personaje
hasta haber leído un buen fragmento.
El libro está bien ambientado. Me ha gustado sobre todo como recrea el
ambiente de Paris en los años veinte. Lleno de esplendor, de lujo, de fiestas, de
artistas, modelos, mujeres impresionantes y hombres divertidos por donde
circulan personajes tan conocidos como Coco Chanel.
Uno de los puntos que definitivamente no me ha convencida es el de las
presencias espirituales. Sin contar nada más y para los que hayáis leído el
libro creo que la historia podría llegar a entenderse igualmente sin introducir
este elemento que aporta un toque de irrealidad en la historia. Tampoco me gusta la reaparición de personajes
que se supone que han ya han caducado en la historia y que damos por
desparecidos.
El final de la novela es bastante abierto. Es cierto que muchos asuntos
quedan más o menos resueltos pero otros muchos quedan en el aire dejándolos a
la libre interpretación del lector. Esta es una novela que perfectamente podría
continuar en una segunda parte. Como ya he dicho se centra tan solo en un
fragmento de las vidas de las protagonistas.
Conclusión
A pesar de los pequeños inconvenientes que he encontrado en esta novela he
disfrutado con su lectura una vez fui capaz de hacerme con la historia. “Una
tienda en París” es una historia que cuenta con muchas emociones, que nos habla
de amor, de París, de la vida y de la importancia de las segundas
oportunidades. Muy recomendable su lectura.