Título: El crimen de Orcival
Autor: Émile Gaboriau
Publicación: dÉpoca, octubre de 2015
Páginas:443
Páginas:443
Se ha cometido un asesinato en los
terrenos del Castillo de Valfeuillu, propiedad del conde de Trémorel. Dos
cazadores furtivos han encontrado el cadáver de su esposa Berthe sumergido en
un cañaveral. Mientras la policía local de Orcival está convencida de haber
encontrado a los culpables y da por concluida su línea de investigación, llega
un policía de la Sûreté de París que se hace cargo del caso. El astuto
detective inicia su propia investigación —caracterizada por el constante uso
del método deductivo— recolectando pruebas, estudiando exhaustivamente el
escenario y las circunstancias del crimen, entrevistando a los testigos y
analizando los posibles móviles de los sospechosos, en una atmósfera de
creciente suspense...
Mis
impresiones
El
crimen de Orcival, publicado originalmente y con
mucho éxito en 1866, es una de las últimas novedades que nos trae la delicada y
exquisita editorial dÉpoca. Con ella vuelve a recuperar todo un clásico que nos
lleva por los orígenes de la novela negra y de suspense que posteriormente
evolucionaría al género tal y como hoy lo concebimos. No voy a profundizar más
en este tema porque para ello la novela cuenta con un excelente prólogo de Juan
Mari Barasorda para situarnos y ofrecernos datos más precisos.
La historia nos cuenta como un verano de
la segunda mitad del siglo XIX dos cazadores furtivos encuentran un cadáver en
las inmediaciones del Castillo de Valfeuillu que es propiedad del conde de Trémorel.
Se trata de Berthe, la propia condesa, cuyo cuerpo descansa inerte a la orilla
del río. Las autoridades de Orcival son inmediatamente avisadas y estas no
tardan en culpar del horrible crimen a los dos pillastres que han dado el aviso
junto a un trabajador de la casa de los condes. El móvil también parece claro,
hacerse con una enorme suma de dinero que el conde había recibido días atrás,
un hecho del que todo el servicio de la casa tenía conocimiento.
Sin embargo con ella llegada del
inspector Lecoq, de la Sûreté de
París, comienza la verdadera investigación que pone en entredicho todas las teorías
hasta ahora emitidas por las personalidades destacables de Orcival.
El
crimen de Orcival es una novela de género negro que
se desarrolla de forma clásica y muy limpia. No hay escenas macabras ni
truculentas a pesar de que nos presenta un crimen que en sí lo es, la sangre
aparece en su justa medida y sus investigadores no tienen acceso ni a una
compleja tecnología que les arroje luz sobre las pistas, ni la posibilidad de
realizar las pruebas de ADN que ahora resultan imprescindibles. La
investigación se lleva a cabo mediante un exhaustivo examen de la información,
la profunda observación de pistas y la elaboración de hipótesis más o menos acertadas.
Algunas irán bien encaminadas y otras habrá que descartarlas. Y el mismo lector
puede implicarse en la historia y jugar a los detectives.
Se trata de una novela que atrapa desde
el principio hasta el final y además cuenta con algunas peculiaridades. Una de
ella son sus personajes y el juego que se establece entre ellos. Cada uno de
estos tiene sus propias ideas y sugerencias que los demás irán rebatiendo y
modificando entre sí. Aunque al final quien lleva la voz cantante es el policía
Lecoq, que tiene una enorme capacidad de deducción. Su apariencia es muy peculiar
y distinta a la que tiene la policía deel momento, con ciertas extravagancias y
sus manías no termina de inspirar confianza en los lugareños. Pero él tiene un
método muy pulido para llegar al final de cada caso. Como personaje a Gaboriau
le funcionó muy bien llegando incluso a recuperarle en otras de sus novelas.
Como investigadores provisionales que se
empeñan en aportar su granito de arena a la resolución del caso nos
encontraremos al señor Courtois, el alcalde del pueblo y al doctor Gendron y el
padre Plantat, el juez de paz. Son las tres personalidades más ilustres de
aquel lugar y por tanto se sienten en el deber de llegar hasta el final del
asunto. Forman un curioso elenco de personajes que nos van dejando sus
impresiones, sensaciones e ideas personales y que en ocasiones rozan entre sí
dejando a veces incluso alguna escena cómica.
La novela se desarrolla en un pequeño
pueblo de las afueras de París llamado Orcival, de ahí viene su título. Un
lugar tranquilo, apacible e idílico donde nunca sucede nada. Por tal razón este
crimen sorprende y pone en alerta a todo el mundo. La novela también nos deja
ver las diferencias de clase y los prejuicios. Los ricos que pueden enmendar
con dinero unas vidas disolutas y los pobres cuya fama les condena
injustamente.
Con esta novela podemos desterrar definitivamente
la idea de que una novela clásica exige una lectura densa o pausada porque su
lectura es tremendamente ágil y fluida en parte por la gran presencia de diálogos
y en parte por la prosa muy clara, directa y limpia del autor. Y eso que las
descripciones de los escenarios o más bien de las escenas del crimen están muy
bien pormenorizadas de forma que no cuesta verlas. El autor va detallando el
crimen, que es el objetivo de la novela, y ofreciendo diversos giros al lector
de forma muy ordenada por lo que no hay riesgo de perderse. Además encontramos un sutil sentido del humor
en ella.
Como es habitual en los ejemplares de
este sello editorial nos vamos a encontrar con una edición de lujo que te hace
disfrutar aún más de la experiencia lectora. En realidad la novela nos presenta
una historia un tanto compleja en la que encontraremos una tupida red de
mentiras, ambiciones, secretos y conspiraciones sin olvidarse de pasiones,
celos y engaños. Más no puedo contar. Con respecto al final si desde el inicio nos
encontramos con una trama muy tupida desarrollada de forma muy sólida
llegaremos a una resolución en la que no
encontraremos ningún cabo suelto. Si he
de decir que con bastante antelación me aventuré a señalar a un culpable y no
me equivoqué aunque adivinar el móvil del crimen fue ya una cuestión más
complicada.
Conclusión
De nuevo el sello dÉpoca nos sorprende
con un clásico de misterio que resulta entretenido y tremendamente adictivo. El crimen de Orcival es una novela que
se lee con gusto y que te atrapa irremediablemente en un complicado caso que
será resuelto por el peculiar Lecoq.