Título: Cien años
de soledad
Autor: Gabriel
García Márquez
Publicación:
Austral, 1993
Páginas: 448
Cien años de
soledad, convertida en poco tiempo en un
clásico de la moderna literatura en castellano, ofrece una aventura de lectura
insustituible. Proyectada como una descripción de la vida familiar de la casa
donde ocurrió la infancia de García Márquez, poco a poco se convierte en una
fabulación mágica, en morada de unos personajes ya legendarios inscritos en los
mitos profundos de la cultura universal. En Macondo conviven lo real y lo
cotidiano con lo poético y lo imaginario. Bajo el poder de lo cíclico, el amor
y la muerte se confunden, el tiempo y el espacio se dislocan, y el lenguaje,
evocador y preciso, convierte la obra en la hermosa creación de una nostalgia
común.
Mis impresiones
Tras conocer la muerte de Gabriel García Márquez (Premio
Nobel de Literatura en 1982) este pasado mes de abril acudí de nuevo a mi viejo
y gastado ejemplar de Cien años de
soledad, el cual lleva conmigo tantos años que ha perdido todo su lustre,
para sumergirme en alguna de sus páginas y rememorar viejos fragmentos que he
leído ya una y otra vez. Pero sin apenas darme cuenta empecé de nuevo por el
principio y me dispuse a realizar la enésima relectura.
Pocas cosas nuevas se pueden decir a estas alturas sobre,
la que es para mí, la mejor novela nunca escrita. Considerada una obra maestra
de la literatura universal, adulada tanto por la crítica como por el público
desde que se publicara por primera vez en el año 1967, después de que el su
autor empleara mas de dieciocho meses y cinco mil cuartillas en su
construcción.
“Muchos años después, frente al pelotón de
fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde
remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una
aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de
aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y
enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas
carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.”
Cien años de
soledad nos narra las vicisitudes de la familia Buendía desde que la
primera generación nacida de la unión de José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán
se asientan y fundan el pueblo de Macondo hasta cien años después de este
acontecimiento. En este periodo de tiempo iremos siendo testigo de todo los que
les ocurre a las generaciones siguientes así como la transformación y
desarrollo que sucede en el pueblo hasta su propio declive.
A pesar de la sencillez con que se expone su argumento Cien años de soledad es una obra complejísima
por numerosos y diversos aspectos como son el gran número de personajes que
componen la historia, su propia estructura, la utilización del tiempo o la gran
cantidad de acontecimientos que se suceden en ella. Sin embargo, es una obra que
se lee sin ningún esfuerzo y que se convierte en una lectura adictiva de
principio a fin.
La estirpe de los Buendía comienza con José Arcadio
Buendía y Úrsula Iguarán, primos enamorados cuya unión en sus comienzos estará
marcada por el temor del parentesco a engendrar hijos con cola de cerdo, según la
creencia popular transmitida en la región de generación en generación. Derivado
de este temor ocurrirá el acontecimiento que les hará abandonar definitivamente
su hogar y adentrarse en la selva durante más de dos años hasta llegar a fundar
el pueblo de Macondo. Finalmente los tres hijos del matrimonio se libraron del
curioso apéndice pero el destino de las siete generaciones siguientes, que son
las que abarca la novela, quedará marcado por presagios, fantasmas que vuelven
del otro lado y sobre todo por la incapacidad de vivir el amor.
Quizás sea más fácil tomar cariño a los primeros
personajes con los que se abre la novela, con sus excentricidades y
extravagancias, deseos, obsesiones y manias, a veces rozando la demencia. Y no
digo esto porque el resto carezca de atractivo o este peor desarrollado sino
porque llega un momento es que el número de ellos llega a ser abrumador.
Describir a cada uno de ellos o intentar individualizarlos en esta reseña sería
tan extenso como innecesario.
“Se sintió olvidado, no con el olvido remediable del
corazón, sino con otro olvido más cruel e irrevocable que él conocía muy bien,
porque era el olvido de la muerte.”
Haciendo honor a su título, el gran tema que destaca en
la novela es la soledad. Comenzando por el propio pueblo de Macondo, en el que
en sus primeros tiempos sus habitantes viven aislados del resto del mundo hasta
cada uno de sus personajes que curiosamente habitan en una casa llena de gente
donde se reciben invitados con los brazos abiertos pero sus inquilinos son
propensos a aislarse en sus habitaciones. Cada uno de estos personajes se verá
imposibilitado para experimentar el amor (bien sea por su propia incapacidad, por
temor, por no verse correspondido, etc…) y tendrá que aprender a convivir y
buscar la manera de enfrentarse a su propia soledad.
“Pero durante cuatro años él reiteró su amor, y ella
encontró siempre la manera de rechazarlo sin herirlo, porque aunque no
conseguía quererlo ya no podía vivir sin él.”
Otros temas que se tocan en la misma son amplios y
variados desde amor, guerra, traiciones, odio o política. Además asombra la
naturalidad y espontaneidad con la que García Márquez nos habla de incestos
(base del origen y fin de la novela) y prostitución temas que siempre han sido
considerados tabús en la sociedad. Por supuesto no podía faltar el componente
religioso en esta novela que aunque introducido con mucha sutiliza hacen
referencia directa a símbolos religiosos. El génesis, los comienzos de Macondo,
su evolución y por supuesto, decadencia.
Cien años de
soledad es una novela para paladear sin prisas, para disfrutar de una prosa
extraordinaria y un vocabulario increíblemente rico que transmite la sensación
de que cada palabra está colocada en su justo lugar y que ni sobra ni falta
alguna. Muy interesante llega a ser la utilización del tiempo en forma elíptica
donde parecen repetirse una y otra vez situaciones muy parecidas con personajes
que nos recuerdan a los anteriores (incluso llevan los mismos nombres) pero inevitablemente
la historia va hacia a adelante presentando una progresión natural en el
tiempo. La voz en tercera persona omnisciente que dirige la narración y que
conoce a los personajes a la perfección lo hace con un estilo muy particular y
rico en figuras literarias en el cual no le importa adelantarnos cierta
información sobre los acontecimientos que esta narrando o retroceder en el
tiempo para recuperar alguna. García Márquez le imprime a toda la novela gran
dinamismo ya que a lo largo de toda su extensión no dejan de sucederse una cosa
tras otra y nos son narradas de forma detallista.
Una curiosidad sobre esta novela es que en ella se hace
alusión a personajes o situaciones de otras sus novelas entre las que se
encuentran Los funerales de la mamá
Grande, El coronel no tiene quien le
escriba o Crónica de una muerte
anunciada algo que también ocurre en otros libros del autor por lo que toda
su obra parece converger en un mismo punto compartiendo un universo común.
No puedo dejar de hablar del realismo mágico que fusiona
fantasia y realidad de un modo tan exquisito que el lector asume situaciones
tan dispares como la de muertos que reaparecen, alfombras voladoras, un
insomnio contagioso o personajes que se elevan a los cielos de forma
absolutamente normalizada e incluso creo que no se podría llegar a concebir la
historia sin ellas. Es gran parte de la magia que tiene esta novela. Y aunque
parezca de locos muchas de estas historias están inspiradas en acontecimientos
y leyendas sucedidos en Aracataca, pueblo natal del autor, y que el siendo niño
asumió con toda normalidad.
La historia transcurre entre el siglo XIX y el XX en un pueblo imaginario llamado Macando
ideado por el autor. En ella se pueden apreciar algunos vestigios de la
historia colombiana como sus guerras
civiles (Aureliano lucha en favor de los liberales), la opresión del gobierno o
incluso la evolución de la sociedad y la llegada de nuevos inventos como el
cine, el teléfono, el alumbrado o el gramófono. Pero más allá de su
localización Macondo pretende ser un reflejo del mundo entero.
Conclusión
La primera vez que cayó en mis manos (tendría dieciséis años)
me quedé absolutamente prendada de esta novela, un sentimiento que he
compartido a lo largo de todos estos años y en cada relectura.
Cien años de
soledad es la saga familiar más apasionante que he leído nunca. Una trama
compleja e interesante, unos personajes a los que ver nacer y morir y una prosa
exquisita son solo algunas de las razones para sumergirse en su lectura.