miércoles, 29 de mayo de 2013

Qwerty Vintage - Rafael Sarmentero



Título: Qwerty Vintage
Autor: Rafael Sarmentero
Publicación: Algón editores, octubre de 2012
Páginas: 149

Los vasos de plástico con restos de café se apilaban sobre el escritorio. Me dolían la espalda y la cabeza. Hacía varios días que había dejado de hacerme efecto el camelo de que estaba resolviendo el caso más importante de mi vida. Había pasado dos semanas sin apenas dormir. Sin hacer otra cosa que beber café con leche, mascar chicle de clorofila y chatear con todo tipo de desequilibrados. Yo mismo estaba a punto de convertirme en uno de ellos...

Mi experiencia con la novela



De vez en cuando surge un autor con una idea novedosa que plasma en libro y nos sorprende a unos pocos. Es cierto que estas diferentes propuestas no siempre consiguen fraguar y obtener un buen resultado final pero siempre se agradecen estas iniciativas porque nos confirma que no todo está inventado. Qwerty Vintage, una apuesta de la editorial Algón, me ha reportado una pequeña sorpresa muy agradable. La sinopsis no nos proporciona ninguna información sobre lo que vamos a encontrar en este libro por lo que me acerqué a él sin saber exactamente de que trataba.

Estamos en la era de la tecnología y la información, en la que parece que ya todo se ha inventado y en la que las redes sociales tienen una trascendencia fundamental en nuestra vida. Las utilizamos a diario para comunicarnos con las personas de nuestro circulo pero también para ampliarlo con otras nuevas. La manera en que nos relacionamos con los demás ha cambiado y esto también se refleja en la literatura que va surgiendo en estos momentos.

Qwerty y Vintage son dos nicks de dos personas que se encuentran por primera vez en el canal de un chat. No se conocen y ninguno de los dos sabe quién se esconde tras la pantalla. Después de  un acercamiento inicial en el que los protagonistas se tantean mutuamente comienza el juego dialéctico. Sin confesar su identidad real ambos personajes exponen su vida sin pudor y sin la sensación de ser escrutados minuciosamente por su interlocutor. Amparados por el anonimato que supone una pantalla se atreven a contar algunos secretos, sus miedos, sus traumas e incluso enviar alguna foto de ellos mismos.

Vintage se nos presenta como una muchacha que aún no ha cumplido los dieciocho años. Vive con sus padres y trabaja como recepcionista en una clínica privada procurando ahorrar para emanciparse. Nos cuenta una infancia difícil, con unos padres ausentes y un episodio que la marcaría para siempre. Se trata de una joven de carácter voluble e irascible que interpreta las palabras según su estado de ánimo.

Qwerty dice tener 39 años y se dedica a comprar y vender acciones en la bolsa. Con un carrera como futbolista frustrada se refugió en sus estudios universitarios.  Casi a la desesperada busca conocer a alguien por el sentimiento de soledad que le acompaña constantemente.

Después de pasar todo el día conectados surge la posibilidad de un encuentro personal. Pero recientemente ha surgido la noticia de que han sido asesinadas siete mujeres que coincidieron en el mismo chat y Vintage desconfía.

Pero ¿Qué hay de cierto en todo lo que se cuentan los personajes? ¿Realmente son quien dicen ser o se han inventado una nueva identidad para interpretar en ese momento? ¿Qué peligros puede entrañar una cita entre ambos? ¿Llegarán a conocerse realmente?

La novela nos plantea una reflexión sobre las distintas razones por las que existen usuarios de estos chats y las motivaciones por las que entregan su confianza e intimidades a ciertos desconocidos. El porqué es más fácil abrirse a una persona que no tiene un nombre ni una cara, alguien que sabes, que digas lo que digas, no te señalará con el dedo y con quién cualquier día puedes cortar la comunicación y nunca se enterará de tu identidad. Así como también plantea que hay de verdad en los perfiles que encontramos en la red, hasta qué punto se cuentan verdades y mentiras y hasta donde podemos confiar y abrir nuestras puertas. En este tipo de relaciones no podemos evaluar los gestos que acompañan cada frase, no vemos a nuestro interlocutor, nada que nos haga intuir su personalidad por lo que incluso se pueden llegar a malinterpretar las palabras.

El juego psicológico que se estable entre los protagonistas nos lleva a un final con tintes de thriller. Un final que transforma todo lo que ha ocurrido anteriormente y nos ofrece un desenlace interesantísimo. Aunque a poco de acabar el libro podamos prever su final, un nuevo giro inesperado nos deja con cierta inquietud y una sensación de asombro.

La novela hace gala de una estructura muy original. Prácticamente no hay un cuerpo narrativo propiamente dicho, tan sólo un par de capítulos al final, sino que la historia reproduce los diálogos que los dos personajes mantienen entre sí. No hay descripciones, ni ambientación. Estos puntos los que tiene que poner el lector de su propia mente. Esto genera una lectura rápida y amena que se consume en un par de horas. A priori puede parecer que la lectura puede ser algo dificultosa o incómoda tratándose de un simple diálogo pero en cuestión de un par de páginas uno coge el ritmo y se acopla perfectamente. Lo que comienza como una simple conversación va generando más y más tensión en el lector que ve como la historia puede desembocar en cualquier cosa.

Antes de que comience la historia propiamente dicha ya el editor nos avisa de que la obra se ha reproducido tal y como el autor la concibió respetando incluso los errores tipográficos que el texto original contenía. Esto tiene su razón de ser porque la escritura, incluso a través de este medio, refleja quienes somos.

Mientras Vintage representa a un joven que escribe y se expresa como una adolescente, sin respetar los signos de puntuación, las mayúsculas y sin importarle si alguna letra se cuela en un lugar que no le corresponde, Qwerty lo hace de forma correcta e impecable y  utilizando muchos formalismos. Rafael Sarmentero no sólo consigue diferenciar los personajes a través de su forma de escribir sino que también los define por sus reacciones, ideas, opiniones y caracteres que, dado el formato de este título, me parece todo un logro. A través de las conversaciones consigue que los personajes se definan a sí mismos.

Además un detalle que me ha parecido muy llamativo y una idea genial es que el título de cada capítulo tiene la misma raíz y se va alargando formando una frase que al final nos queda descolocados y que supone es la base argumental. No caigáis en la tentación como yo estuve a punto de hacerlo, de leer el título del capítulo antes de llegar a él.

Conclusión

Qwerty Vintage es una novela corta, con un toque diferente y cierta originalidad. Una historia que engancha irremediablemente y que uno no puede abandonar hasta acabarla.