Título: El testigo invisible
Autora: Carmen Posadas
Publicación: Planeta, enero de 2013
Páginas: 464
Leonid Sednev, deshollinador imperial y más tarde pinche de
cocina, tenía quince años la noche del 17 de julio de 1918, cuando un grupo de
militares de la Revolución bolchevique asesinó brutalmente a la familia
imperial rusa. Leonid fue el único superviviente y testigo invisible de la
tragedia.
Mucho tiempo después, un Leonid ya anciano decide recomponer sus recuerdos y comienza este relato, desde los ojos del sirviente de la familia imperial, con el que recrea los últimos años del Imperio ruso y el cambio de régimen. Carmen Posadas nos sumerge, con su habitual maestría, en el fascinante mundo de la familia imperial rusa: luces y sombras de palacio, en un desfile de princesas y deshollinadores, zares y bolcheviques, lujo y miseria.
Mucho tiempo después, un Leonid ya anciano decide recomponer sus recuerdos y comienza este relato, desde los ojos del sirviente de la familia imperial, con el que recrea los últimos años del Imperio ruso y el cambio de régimen. Carmen Posadas nos sumerge, con su habitual maestría, en el fascinante mundo de la familia imperial rusa: luces y sombras de palacio, en un desfile de princesas y deshollinadores, zares y bolcheviques, lujo y miseria.
Mi experiencia con la
novela
Existen episodios de la historia que bien sea por el interés
que suscitan o porque nunca han llegado a esclarecerse de forma
satisfactoria nunca terminan de
cerrarse. Un claro ejemplo de esta situación son las circunstancias que rodean
la muerte de la familia imperial Romanov, sobre la cual se ha especulado mucho
y que ha dado origen a multitud de leyendas sobre sus miembros. Hay quien
piensa que no llegaron a morir todos aquel fatídico 17 de julio de 1918 e
incluso se sopesa la posibilidad de que una de las jóvenes hijas siguiera con
vida tras la matanza.
Familia Romanov |
Carmen Posadas, con la que es su última publicación,
recupera este periodo histórico y nos muestra los últimos años de la familia a
través de una historia en la que mezcla con maestría fantasía y realidad. Esta es
una novela cuidada, trabajada y con un resultado muy interesante. Siempre me ha fascinado esta familia y tenía muchas ganas de leer este libro que no me ha defraudo ni un sólo instante.
Para dar comienzo a la historia se sirve de un personaje de
ficción, Leonid Sednev un nonagenario que en 1994 ingresado en una clínica de Montevideo
necesita contar sus recuerdos y dejar constancia de sus vivencias ante el
presentimiento de la cercanía de su muerte.
Esta confesión nos lleva atrás en el tiempo hasta el año
1912 cuando el joven Leonid entró a trabajar en el palacio de Pávlovsk habitado por la familia Imperial
Rusa. Su pequeño cuerpo le hacía apto para trabajar como deshollinador o water baby como los llamaban en aquella
época limpiando los conductos de la calefacción o las estufas. En el palacio y
de forma casi invisible no sólo presenció el día a día de la familia imperial,
sus intimidades, sus amistades sino que encarna el único testigo de la terrible
tragedia que aconteció a la familia. Posteriormente y con su desarrollo
corporal se hizo imposible su cometido y comenzó a trabajar como pinche de
cocina.
Un hecho que conocemos desde el principio de la novela en
primer lugar porque es parte de la historia y en segundo lugar porque la autora
no los cuenta casi al inicio es como asesinaron a todos los miembros de la
familia Romanov. Leonid tenía quince años cuando un grupo de militares de la Revolución
Bolchevique acabó con la vida de todos los miembros de la familia Imperial
Rusa.
La casa Ipátiev, llamada la casa de propósito especial, fue
el lugar donde se acometió la matanza de Nicolás II, su esposa y sus cinco
hijos junto a varios miembros del servicio. El pelotón al mando de un oficial
llamado Yakov Yurovski disparó a bocajarro contra todos ellos en lo que fue un
episodio sangriento de la historia. A pesar de todos los rumores y leyendas que
circulan sobre estas muertes Carmen Posadas deja la historia cerrada y no
concurre en la posibilidad de que ninguno de sus miembros lograran salvar su
vida.
En la novela se produce todo un desfile de personajes
históricos que se mezclan con los ficticios. El personaje conductor y ficticio
es Leonid junto a su familia, la madre, su alcahueta tía Nina, el tío Grishan o
Iuri de quién obtiene valiosos conocimientos. Una de las cosas me han gustado especialmente en la novela es
que la autora es capaz de dotar a los personajes históricos de cierta cercanía y
matizándolos al máximo de forma que no sólo los vemos como figuras históricas
sino que accedemos a su lado humano a través de su forma de vida, las
relaciones entre ellos, sus caracteres, sus defectos, sus aficiones. Las
peculiaridades de Nicolás II, amante padre de familia pero un gobernante
severo, su tímida esposa Alejandra tanto como sus alegres y bellas hijas Olga,
Tatiana, María y Anastasia junto al pequeño Alexei, que padecía hemofilia, se
nos retratan con mucha naturalidad.
Rasputín |
Un personaje indiscutiblemente importante en la historia es
Rasputín, una especie de místico visionario (llamados staretzs en Rusia) que
logró hacerse con la confianza de la reina y ocupar un puesto de confianza en
la familia hasta el punto de entrometerse en cuestiones políticas. Grigori
Efimovich, su nombre real, querido por unos y odiado por otros en la época tuvo
acceso a la flor y nata de la sociedad, un hombre desaseado, alcohólico y
mujeriego cuyo final también fue trágico y cuya muerte está rodeada de cierto
misterio.
El periodo histórico que abarca la novela transcurre entre
1912 y 1918, años entre los cuales en Rusia se produjeron cambios importantes. La
primera guerra Mundial y la revolución rusa marcaron el reinado de Nicolás II,
el último zar de Rusia. Un imperio que fue cayendo a lo largo de estos años gozando
de una clara impopularidad ante el pueblo que daba lugar a constantes
sublevaciones y un periodo de inestabilidad social.
A lo largo de la novela se produce la contraposición de la
forma de vida de los zares en el palacio, con un nivel de vida lujoso, todas
las comodidades y cierta seguridad con la del pueblo llano que sufre de primera
mano las consecuencias de la guerra y la pobreza.
La novela se estructura en distintos capítulos y dos líneas argumentales. A través de una de
ellas, mucho más breve, nos situamos en el año 1994 momento en el que Leonid hace acopio de sus
recuerdos desde la clínica en Montevideo donde forma parte de uno de los miles
de rusos exiliados tras la revolución que huyeron del comunismo y terminaron
afincándose en diversos países de América del Sur. Estos capítulos dan pie a
reflexiones, sentimientos, recuerdos, evalúa la información que actualmente se
tiene sobre esa época y la compara con su realidad. La otra línea argumental y
a través de la que verdaderamente se desarrolla la historia en la situada a
principios del siglo XX en San Petersburgo.
Para narrarnos la historia la autora ha optado por una
estructura flexible que le permite moldear la información, jugar con
situaciones y personajes, realizar diversos saltos en el tiempo y ajustarlo
todo a sus necesidades obteniendo un resultado muy satisfactorio. La información
no sólo nos llega de su narrador principal, Leonid, que utiliza la primera persona
sino que también otorga voz a algunos personajes incluidos en la historia de
forma que nos ofrecen su punto de vista. Con un estilo muy marcado y una prosa
amena, modelada nos va dando las claves que desencadenaran el desenlace final.
Es evidente que la autora ha trabajado concienzudamente la
investigación y documentación de la novela
aportando situaciones y hechos verídicos. Seguramente el final de esta
historia no sorprenderá a nadie pues, como os he dicho, además de conocer su
final la autora nos lo relata al inicio. Lo más interesante de la novela es
descubrir por un lado cómo era la familia y por otro comprender cuales fueron
los hechos que propiciaron su final.
Conclusión
El testigo invisible es
una novela que satisfará a las mentes más curiosas que tengan interés por estos
personajes históricos. Una historia amena, trabajada, que se lee de forma
gustosa y que deja con un buen sabor de boca.