Título: El guardián del tiempo
Autor: Mitch Albom
Publicación: Maeva, noviembre de 2013
Páginas: 228
Finalmente, el Padre Tiempo consigue una
misión, tiene la posibilidad de redimirse mostrando a Sarah y a Víctor el
verdadero sentido del tiempo. Para salvarse debe salvarlos a los dos. Y para
ello debe bajar a la Tierra.
Mi experiencia con la novela
Inevitablemente
vivimos anclados al tiempo que transcurre. En ocasiones lo queremos acelerar
cuando esperamos con impaciencia que algo suceda, otras veces en cambio
queremos que los segundos se detengan y muchos de nosotros atesoramos instantes
especiales en nuestro corazón. Sea como fuere actualmente somos esclavos del
tiempo, nos obsesionamos por controlarlo y vivimos mirando y preguntándonos
constantemente la hora, ordenados bien sea por unas manecillas o unos simples
números digitales que nos dictan que es lo que debemos hacer en cada momento.
Son ellas quien nos interrumpen el sueño, quienes nos indican cuando hay que
comer, las salidas y entradas, las que marcan nuestra rutina diaria … y al
final el ritmo en que existimos .
Sobre esta base
construye Micth Albom El guardián del
tiempo, uno de los escritores contemporáneos cuyos títulos se encuentran en
la lista de los más vendidos en la actualidad. Si el primer contacto con esta
novela fue a través de su portada que logró llamar mi atención, su sinopsis
también me pareció atractiva. Pero cuando comencé su lectura me di cuenta
definitivamente de que no es una historia muy usual.
“Hay un
hombre sentado solo en una cueva.
Tiene el pelo largo. La barba le llega a las
rodillas. Se sostiene la cabeza con las manos.
Cierra los ojos.
Está escuchando algo. Voces, voces incesantes.
Brotan de un charco al fondo de la cueva.
Son las voces de los habitantes de la Tierra.
Y quieren una sola cosa:
Tiempo”
La historia nos
habla de Sarah y Víctor, dos personajes muy diferentes que se encuentran en
distintas etapas de su vida. Mientras ella prácticamente ha empezado a
descubrir el mundo, él se ve obligado a despedirse del mismo. Sólo tienen una
cosa en común y es que no van a conformarse con el tiempo que tienen de vida,
aunque para controlarlo tengan que ser ellos mismos quienes intervengan en su
destino.
A sus diecisiete
años Sarah Lemon es una joven inteligente y solitaria que no es muy feliz en su
vida. Hija de padres divorciados desde los doce años no tiene una relación muy
cercana con ninguno de ellos. Sobre todo con su madre con quien a pesar de
vivir su trato está marcado por los silencios y la desconfianza. Tampoco tiene
amigos ya que se pasa el día estudiando en casa y lamentándose de lo poco
agraciada que es físicamente. Tras sufrir su primer desengaño amoroso comienza
a plantearse si merece la pena vivir.
En cambio, Víctor
Delamonte es uno de los hombres más ricos del mundo que a sus ochenta y cinco
años de edad acaba de recibir un terrible noticia. La enfermedad terminal que
padece le ha ganado el pulso y sus días están contados. Pero él, que con tanto
esfuerzo ha construido su vida y ha peleado por cumplir sus sueños no está
dispuesto a verse vencido tan fácilmente.
Mientras, el Padre
Tiempo cumple su condena por ser el primer humano en medir el tiempo y sin
poder hacer nada escucha las súplicas de toda la humanidad. Pero quizá pueda
redimirse de alguna manera cuando le sea otorgado un viaje a la Tierra….
El guardián del tiempo me ha sorprendido de forma muy agradable hasta
el punto de agarrar el libro y no poder soltarlo hasta terminar su historia. En
primer lugar por su original planteamiento y en segundo lugar por su maravilloso
desarrollo. Mitch Albom la narra a modo de fábula moderna de forma curiosa,
inteligente y sencilla. En el mismo pretende hacernos reflexionar sobre el modo
en que usamos el tiempo. Pero también pretende avisarnos de todo aquello realmente
importante a lo que diariamente no le dedicamos el tiempo suficiente reservándolo para cosas que
quizás al final no lo tengan demasiado valor.
“Intenta
imaginar cómo sería la vida si no contásemos el tiempo” (Página 14)
En el desarrollo de
la novela no sólo son importantes los personajes de Sarah y Víctor sino que comienza
contándonos la historia del Padre Tiempo, que inventó los primeros aparatos
para medirlo y su castigo es la vida eterna, desterrado a una cueva y
escuchando los lamentos y súplicas de la humanidad. Primeramente lo conocemos
como Dor, habitante de la tierra hace seis mil años, cuando aún nadie conocía
el concepto del tiempo. Un hombre adelantado a su época, curioso y observador
que casi por casualidad descubre que el tiempo existe. Obsesionado con poder
controlarlo ideó diversos sistemas de mediciones, solares o de agua, que la humanidad
terminaría asimilando y convirtiendo en un lastre. Tal fue su osadía que el
mismísimo Dios quiso reprenderlo por instar a la humanidad a controlar cada de
unos de sus segundos, por imponerles un modo de vida tan rígido y en definitiva
por jugar a ser Dios. Pero ahora el mismo Dios que lo ha condenado le dará una
nueva oportunidad de redención. Viajará a la tierra para intentar salvar dos
almas perdidas.
La novela está
narrada a través de tres hilos argumentales –el de Sarah, el de Víctor y el de
Dor- que transcurren de forma independiente y paralela pero que terminaran por
fusionarse para finalmente terminar en un trama única al entrecruzarse la vida
de los tres. Una de las cosas que más me han gustado de la novela es el estilo
narrativo de Mitch Albom. Con pulso firme, una forma delicada y mucha sencillez
consigue imprimirle algo especial a la novela, de forma que al ir leyendo te
sientes obligada a releer alguna frase por su belleza. Tiene muy claro lo que
quiere contar y los elementos que utiliza son los necesarios. Todo ello hace de
El guardián del tiempo una obra ágil,
narrada a buen ritmo y con cierta dosis de intriga que puede leerse del tirón.
La novela tiene un
marcado carácter emotivo que el autor aprovecha para crear distintas emociones
en el lector. Existen algunos momentos tristes y amargos pero su final me ha
dejado una sensación de placidez y serenidad.
Conclusión
El guardián del tiempo me ha parecido una novela deliciosa, mágica, cargada
de emociones, donde se nos avisa de lo efímero de la vida, de que tiene fecha
de caducidad y hay que aprovechar cada uno de sus momentos.