Título: Yo
fui a EGB
Autores:
Javier Ikaz/Jorge Díaz
Publicación:
noviembre de 2013
Páginas: 255
Si aprendiste los ríos y las
cordilleras mientras mordisqueabas una goma Milán, si comiste empanadillas en
Móstoles, si estabas entre dos tierras y no encontrabas el sitio de tu recreo,
si para ti el tiempo era oro y jugabas al precio justo, seguro que fuiste a
EGB.
Si llevaste hombreras o te echabas laca Nelly, si el primer libro que leíste fue El libro gordo de Petete, si tu primera lágrima fue porque Marco no encontraba a su madre, si el primer polo que te comiste fue un frigodedo, no hay duda de que tú también fuiste a EGB.
Los pitufos, Naranjito, Parchís, ET, las chapas, el seiscientos, Orzowei, los minerales, los gusanos de seda, los rotring, la teleindisdreta, la abeja Maya, los lagartos de V, la Botilde, The Final Countdown... Todos los que fuimos a EGB sabemos que hay mil historias que contar y estamos deseando retroceder en el tiempo para recordarlas todas en un libro totalmente ilustrado y escrito por los autores del exitoso blog Yo fui a EGB.
El libro que celebra el fenómeno de internet Yo fui a EGB , seguido por más de medio millón de personas, y ganador del Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Público en los Premios Bitácoras, y Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Año en los Premios 20Blogs.
Si llevaste hombreras o te echabas laca Nelly, si el primer libro que leíste fue El libro gordo de Petete, si tu primera lágrima fue porque Marco no encontraba a su madre, si el primer polo que te comiste fue un frigodedo, no hay duda de que tú también fuiste a EGB.
Los pitufos, Naranjito, Parchís, ET, las chapas, el seiscientos, Orzowei, los minerales, los gusanos de seda, los rotring, la teleindisdreta, la abeja Maya, los lagartos de V, la Botilde, The Final Countdown... Todos los que fuimos a EGB sabemos que hay mil historias que contar y estamos deseando retroceder en el tiempo para recordarlas todas en un libro totalmente ilustrado y escrito por los autores del exitoso blog Yo fui a EGB.
El libro que celebra el fenómeno de internet Yo fui a EGB , seguido por más de medio millón de personas, y ganador del Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Público en los Premios Bitácoras, y Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Año en los Premios 20Blogs.
Mi
experiencia con el libro
No os podéis
imaginar la ilusión que me hizo encontrarme con este libro entre las manos. Fue
abrirlo, ojearlo y transportarme directamente a una época de la que poco queda
ya. Quizás sólo el recuerdo de toda una generación que vivió de forma muy
distinta a la actual. Los que siendo niños fuimos a EGB vivimos en un mundo
donde los coches no llevaban ni sillas ni cinturones de seguridad (y a pesar de
ello conseguimos sobrevivir), donde no existían los móviles y no había forma
posible de comunicarse con nosotros hasta que llegábamos de nuevo a casa, donde
pasábamos todo el día en la calle, donde las cadenas de televisión eran dos y
los colores acababan de llegar y nuestros juguetes tan sencillos que había que
usar la imaginación.
Pertenezco a
esa generación que estudió la Educación General Básica (EGB) pero que a mitad
de camino cambiaron de plan y es que este libro está destinado a un amplio rango de edad de personas nacidas
entre el principio
de los años setenta hasta mediados de los noventa, que seguro que disfrutan muchísimo entre
sus páginas.
Yo fui a EGB nace a raíz de una página en Facebook a la que se unieron más de 600.000
amigos en menos de un año con el objetivo de revivir esos recuerdos,
costumbres, manías y momentos sin caer en la nostalgia pero sobre todo sin caer
en el tópico de que “Tiempos pasados fueron mejores”. Además
resultó ganadora de los premios Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Público en los Premios
Bitácoras, y Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Año en los Premios 20Blogs.
En primer
lugar me gustaría comentar el cuidado y el mimo con el que se ha elaborado la
edición de este libro. Todo en él nos recuerda a aquella época aunque su diseño
resulta muy actual. Desde su portada que emula los
cuadernos que llevábamos al colegio con el trazo de las letras que entonces dibujábamos. El libro se estructura en diez capítulos divididos
por temáticas y en los que podemos encontrar un texto divertido y ameno, en tono de humor, narrado con sencillez y cercanía e ilustrado con fotografías en
color mostrando lo más representativo. También contiene datos o curiosidades que nos resultaran de interés.
Además a lo largo de sus páginas
encontramos muchas sorpresas, juegos, test, guiños y recuerdos que seguramente
y como a mí me ha pasado, ya creías olvidados.
Ya desde
la nomenclatura de sus diez capítulos que componen Yo fui a EGB nos vienen a la cabeza frases, canciones o
expresiones que en aquella época todos utilizábamos. Esos capítulos
representan diversos ámbitos y son los siguientes:
|
¿Qué
queréis de merendar?, Enamorado de la moda juvenil, Al recreo,
Aparta, que no veo la tele, Carnet de videoclub, A clase, En
el auto de papa, Tópicos, Si pasas por el quiosco, tráeme… y De
doble pletina.
Y
es que abrir este libro significa trasladarse a la infancia, nuestra infancia.
A merendar Phoskitos, Bollycaos o una Pantera Rosa. A recordar los helados
Frigopie, Drácula (que a mí me siguen gustando), Superchoc, el clásico corte o
el Flash (que no era más que hielo con colorantes) o las chucherías que más nos
gustaban como el chicle Boomer, los Sugus, los Peta Zetas o los Palotes.
Una
de las cosas que ahora nos llaman mucho la atención de aquella época fue la
moda, muy exagerada y extraña pero que todos seguíamos. Cuando no existían las
grandes cadenas low cost y la ropa duraba
tanto que servía de un hermano para el siguiente. Muchos tenemos el recuerdo de
los jerséis o fórmulas de cuello alto (que rara vez entraban sin dificultad por
la cabeza), las botas katiuskas (con las que no paraban de sudar los pies), el
chándal de táctel (todo un clásico), las hombreras (que nos hacían enormes),
las cazadoras vaqueras repletas de pins o los cardados imposibles que se
mantenían gracias a la laca Nelly.
También
los entretenimientos de aquella época eran muy distintos a los de ahora. La
tecnología comenzaba a desarrollarse y nuestras primeras consolas llegaban a
casa (seguramente si alguien nos hubiera hablado en aquella época de la PS3 no
lo hubiésemos creído) pero seguíamos prefiriendo las canicas, la comba, las
peonzas, el tragabolas, las nancys o la barbie, una muñeca que siempre estuvo
entre mis favoritas.
Todos
los que fuimos niños en aquella época recordamos con cariño la televisión. No
había muchos canales donde elegir pero Heidi, Mazinger Z, Dragones y mazmorras,
La abeja Maya, Ferdy, Los pitufos o David el gnomo eran una opción inmejorable.
¿Quién no ha silbado alguna vez la melodía de Verano Azul?¿Quien no se emocionó
con la muerte de Chanquete? Es imposible olvidar personajes como Espiniete, los
payasos de la tele o Kitt, el coche fantástico. Aunque también hubo algunas
cosas que no pudimos ver porque los dos rombos no las vetaron.
Aunque
lo primero en casa siempre era el colegio, con las carpetas llenas de pegatinas,
escritas con las dedicatorias y rimas que todos utilizábamos y
en el estuche, el compás y la goma de borrar Milán nunca faltaban. Los
rotuladores Carioca se guardaban como un tesoro y los cuadernillos Rubio eran una
pesadez para el verano (a mí siempre me tocaba caligrafía).
Seguramente
aún a día de hoy muchos nos emocionamos con la música de los ochenta, para mí
uno de los mejores momentos musicales de la historia. Aquella que grabamos en
cintas de cassette muchas veces de la radio, intentando dar al pause justo en el momento en que aparecía
la última nota de la canción para que el locutor no nos la estropeara. Claro
que con la doble pletina en las mini cadenas (mini por decir algo, no sé quien
le pondría el nombre) solucionar la lentitud de reflejos nos resultó mucho más
fácil. Anda que no habré rebobinado veces las TDK con el bolígrafo Big. Para
los más pequeños Parchís, Bom Bom Chip, Teresa Rabal o Xuxa mientras que los
mayores disfrutaban con Hombres G, Europe, Queen o Miguel Bosé, canciones que a
día de hoy muchos seguimos escuchando y que nos hacen cantar cuando suenan en
la radio.
En
definitiva, he disfrutado muchísimo con este libro. Recordando cosas que hacía
muchísimo tiempo que no me venían a la cabeza y que me han hecho especialmente
ilusión vivir de nuevo. Yo fui a EGB
es un libro que nos hace volver a ser niños y nos impregna de las sensaciones
que entonces vivimos. Me ha resultado una selección muy adecuada, con
comentarios muy oportunos y un tono desenfadado. Sus autores, Javier Ikaz y
Jorge Díaz, nos proponen un alucinante viaje por la memoria que nos hará
sonreír o emocionarnos.