Título: Flores de invernadero
Autora: Natalia García
Publicación: Éride, noviembre de 2011
Páginas: 209
Flores de invernadero
es una novela de ritmo ágil, como la vida de la protagonista, Emma, ejecutiva
de una importante agencia de publicidad, que combina su estresante jornada
laboral con el cuidado de su hija, estudiante en Londres. Su entorno lo
conforman Mercedes, su amiga del alma, a la que apoya sin condiciones para que
pueda cumplir su íntimo deseo; Laura, su compañera de trabajo, que comparte con
ella confidencias de su alocada vida y Alberto, su misterioso vecino. Emma hace
partícipe al lector de su propio crecimiento personal, recordando experiencias
vividas de su pasado y viviendo con intensidad el presente, en el que sus
padres, su gran apoyo en los momentos más duros, comienzan su declive.
A lo largo de la novela se entremezcla una intrigante relación sentimental, sexual y apasionada, sin desvelar la identidad de sus protagonistas. Una novela actual, de amor y sentimientos en la que Emma consigue salir siempre adelante, por su determinación y sensibilidad.
Mi experiencia con
la novela
Hay novelas que se sirven de la realidad para
construirse. Novelas de corte sencillo y narración ágil que te enganchan y
cuando te das cuenta has terminado de leerlas. Esto me ha pasado con Flores de invernadero de Natalia García,
que sin ser consciente me metí en completamente en ella.
La novela tiene como protagonista a Emma, una mujer que
con cuarenta y dos años trabaja muy duro en una agencia de comunicación especializada
en las relaciones públicas. Es una madre soltera que ha luchado mucho por sacar
a su hija adelante sin la ayuda de una pareja pero siempre ha contado con sus
padres para apoyarla. Ahora su hija estudia en Londres y por el momento ella
vive sola, lo que le permite dedicarse más tiempo a sí misma y las personas que
le rodean.
Entre sus amigos se encuentra Mercedes, una amiga de la
infancia con quien compartir sus intimidades, que está pasando por un bache en
su matrimonio debido a que no puede tener hijos. Laura es una compañera de
trabajo que lleva una vida bastante desordenada en cuestiones sentimentales. Y Alberto,
su vecino, es un hombre peculiar que tiene problemas en su matrimonio, con Emma
tiene cierta amistad e incluso de vez en cuando ella cuida a su hija, una niña
adorable.
Da gusto de vez en cuando conocer a protagonistas como
Emma, que resultan muy reales y representan un tipo de mujer con preocupaciones
cotidianas, que se ha esforzado por salir sola adelante con una hija, que se esmera
en su trabajo y poco a poco intenta asentarse en una estabilidad emocional que
ella misma se proporciona sin valerse de nadie. No está desesperada por
encontrar un hombre y ni siquiera lo necesita para sentirse bien pero tiene el
corazón abierto a enamorarse. Al igual que hace con su casa, poco a poco va
amueblando su vida, despacito y a su gusto. Lo que no quiere decir que esté
exenta de preocupaciones. Mientras nos habla de su presente y pasado, también
nos hace partícipes de las inquietudes que le provocan las personas que le
rodean.
Ella ha llegado quizás al mejor momento de su vida, en
que puede decidir por sí misma pero se siente impotente al ver como sus padres,
que siempre han sido su gran apoyo tanto económico como emocional, están
entrando en un momento delicado en sus vidas en que necesitan mayor atención.
Su madre comienza a perder la memoria por el Alzheimer que sufre y su padre no
sabe muy bien cómo ayudarla, mientras se encierra en su invernadero a cuidar y
mimar sus flores.
En demasiadas ocasiones se echa en la espalda los
problemas de sus amigos. Laura que tras conocer por Internet a un hombre
comienza a faltar al trabajo de forma injustificada. Los de Mercedes y su
agobiante tratamiento de fertilidad que están a punto de romper su relación de
pareja o la incomunicación que existe en el matrimonio de Alberto, su vecino,
quien no siempre es capaz de aceptar la realidad.
Todos estos personajes están tratados con mucho realismo
y su autora consigue transmitirnos sus preocupaciones, problemas o inquietudes
de forma muy acertada. Sus sentimientos son universales y fácilmente
reconocibles entre las personas que nos rodean. Además creo que aunque no
tengas demasiados puntos en común con su protagonista, es fácil conectar con
ella y comprenderla.
Natalia García nos la narra con un estilo cuidado pero a
la misma vez sencillo y directo, enfatizando los sentimientos sobre las
acciones. A pesar de que no es una novela en la que ocurra mucha acción ni su
ritmo sea trepidante su lectura resulta ágil y amena. Flores de invernadero se estructura en sesenta y cinco capítulos de
corta extensión en los cuales hay dos narradores. El primero de ellos es Emma,
la protagonista, quien en primera persona nos va contando cómo es su vida, como
fue y quizás como espera que sea en un futuro. Mientras nos hace participes de
todo ello también nos narra las vidas de las personas que le rodean y su
percepción subjetiva de ellos. Algunos capítulos, en menor número que los
anteriores, están narrados en tercera persona y constituidos por breves
fragmentos en los que se nos habla de una apasionada historia de amor sin
desvelar sus protagonistas.
En Flores de
invernadero se tocan muchos temas, interrelacionados entre sí, que se
corresponden con el día a día que se vive en el mundo real, fuera de la
literatura, que si no los sufrimos nosotros mismos seguro que conocemos a
alguien al que le ha tocado vivirlos. Respecto al aspecto laboral trata
las dificultades para conciliar la vida
laboral y familiar, para encontrar un empleo o el desgaste que supone el día a
día trabajar bajo presión y con un jefe incapaz de incentivar a sus empleados.
Otro tema muy frecuente en la novela son las relaciones sentimentales, parejas
sumergidas en relaciones tóxicas, parejas que no miran hacia el mismo lado, las
tensiones y presiones que surgen en el día a día y que uno ejerce sobre el otro
así como la madurez, la evolución personal o la llegada a la última etapa de la
vida.
Respecto a su final, tengo sentimientos contradictorios.
En el último tramo de la novela me he
visto sorprendida por una serie de acontecimientos que quizás de forma algo
precipitada van poniendo los puntos finales y desenlazando las historias de sus
personajes. Sin ser un final inadecuado también me han dejado la sensación de
no seguir la tónica general de la novela y me han dejado una sensación extraña
y agridulce.
Conclusión
Flores de
invernadero es una novela sencilla y cercana que atrapa desde sus primeras
páginas. No contiene una gran historia pero gracias a sus personajes y su
estilo narrativo resulta una lectura muy amena y agradable.