Título: Sólo los inocentes
Autora: Rachel Abbott
Publicación: Maeva, octubre de 2013
Páginas: 477
¿Puede
haber alguna justificación para un asesinato?
Cuando la policía
descubre el cuerpo del millonario Hugo Fletcher, brutalmente asesinado en su
lujoso apartamento de Londres, el inspector jefe Tom Douglas enseguida sospecha
que el culpable es una mujer. A pesar de los muchos enemigos que Fletcher
pudiera tener por financiar una fundación que ayudaba a mujeres obligadas a
prostituirse, la escena del crimen hace pensar que se trata de una venganza
personal.
Laura, la infeliz
esposa de Fletcher, no tarda en ser la principal sospechosa porque no hay duda
de que ocultará algo. Pero no es la única mujer del entorno de la victima que
tiene un motivo para matarlo: desde Alexa, su hija adolescente, a Jessica, su
secretaria personal, todas se refugian en evasivas a lo largo de la
investigación.
En una enredada
telaraña de secretos y mentiras, Tom Douglas sigue buscando a la presunta
asesina mientras va conociendo los detalles que esconde la aparentemente
filantrópica obra de Fletcher. Cuando la verdad salga a la luz, Tom deberá
enfrentarse al enorme dilema de si castigar a los culpables o proteger a los
inocentes.
Mi experiencia con
la novela
Sólo los inocentes
ha sido toda una revelación del fenómeno de la autopublicación. Su autora,
Rachel Abbott, la lanzó en formato digital a través de Amazon y se convirtió en
uno de los títulos más vendidos en el año 2012 alcanzando una cifra superior a
los 120.000 ejemplares. Tal fue su éxito que no tardó en saltar al formato
papel.
A mí me ha resultado un título muy interesante, adictivo
desde el principio a fin y con varias subtramas que aportan tal dosis de
intriga que prácticamente y a pesar de su extensión la novela se lee del tirón.
Sus personajes son otro de sus grandes atractivos, bien definidos, complejos y un
pilar básico en la historia. Además, y esto es una buena noticia, no pertenece
a ninguna saga ni existe continuación por lo que su lectura finaliza cuando
llegamos a la última página.
La historia comienza cuando aparece el cadáver del
millonario y filántropo sir Hugo
Fletcher, en su lujoso apartamento del centro de Londres, desnudo, amordazado y
con las extremidades atadas a los postes de la cama. El cuerpo no presenta
signos de violencia y todo indica que puede ser un crimen de naturaleza
sexual.
El inspector Tom Douglas, que será el encargado de
dirigir la investigación, tiene una corazonada y sospecha que el autor del
crimen tiene nombre de mujer. Sus primeras investigaciones comenzarán a indagar
en la vida de lady Fletcher, la
esposa de la víctima, una mujer que parece haber tenido problemas tanto físicos
como psicológicos. Pero en su entorno también existen otras figuras femeninas
para quienes la víctima fue una influencia determinante.
Una de las cosas por las que me ha gustado muchísimo esta
novela es por la capacidad que tiene su autora de captar tu atención desde su
comienzo. Se trata de un thriller psicológico que no decae en ningún momento y
te mantiene en tensión desde el principio hasta el final con una historia
truculenta formada por una red de engaños, mentiras y secretos que una vez vean
la luz no dejarán indiferente a nadie.
Por un lado tenemos la trama que conduce a la resolución
del asesinato en la que vamos siguiendo la investigación de la policía, los
acompañamos en sus pesquisas y se nos hace partícipes de sus movimientos. De
forma paralela a esta se va desarrollando otra trama que tiene un interés aún mayor
y en mi opinión supone el corazón de la novela. Es la parte en que se desvela
la vida del matrimonio Fletcher así como las relaciones que este mantenía con
las otras mujeres existentes en su vida, tal como su hija, su ex esposa o
aquellas que trabajan para él. Será focalizando la atención en Laura como se
desarrolle este aspecto. Poco a poco a medida que avanza la historia ambas
tramas se van fusionando de forma que van arrojando luz a una historia algo sombría.
Uno de los grandes aciertos que en mi opinión tiene esta
novela es la construcción de personajes que resultan complejos, oscuros y con
multitud de dobleces. Se puede considerar como una historia coral donde cada
personaje aporta algo a la historia y están muy lejos de ser simples
figurantes.
Una de las figuras que más implica emocionalmente al
lector es Laura Fletcher, la esposa en segundas nupcias de la víctima. Sabemos
que oculta algo y será ella misma a través de una cartas escritas con años de
anterioridad pero que nunca llegó a enviar y dirigidas hacia su mejor amiga,
Imogen, la que nos cuente como era su relación matrimonial. Cuando se
conocieron ella era una joven independiente y sencilla que se dejó impresionar
por un hombre rico y se ilusionó con una
relación que desde el principio fue algo extraña pero que ella achacaba a la
diferencia de edad. Sin embargo, su matrimonio no resultó ser el sueño esperado
y con el tiempo y conforme más conocía a Hugo su imagen más que una persona se
transformaba en un monstruo. Una mujer
que con sólo treinta y cinco años ha pasado en dos ocasiones por un ingreso
psiquiátrico y cuyo físico ha dejado de aparentar el de una mujer de su edad
para convertirse casi en una anciana.
La víctima, Hugo Fletcher, era un empresario dedicado al
mundo de las inmobiliarias y un filántropo que lideraba una organización
benéfica dedicada a ayudar a las jóvenes que traídas desde el este de Europa al
Reino Unido caían en redes de prostitución. Un hombre educado, reservado y una
gran figura mediática que en la intimidad de su hogar escondía grandes y
horribles secretos. Alrededor de él ninguna mujer se encontraba a salvo. Desde
su primera esposa, hasta su hija Alexa pasando por sus ayudantes. Todas cuentan
con motivos suficientes para desear eliminarlo de sus vidas.
Quizás toda la fuerza de estos personajes eclipsa un poco
al inspector de policía cuya figura suele resaltar más en este tipo de novelas aunque está bien definido.
Tom Douglas es un divorciado que siguiendo la estela de su exmujer y su hija de
cinco años se ha mudado desde Manchester a Londres para trabajar con la policía
metropolitana. Un hombre a quien vamos conociendo poco a poco y cuya
investigación pondrá en una difícil tesitura sus férreos principios éticos antes
de tomar una decisión crucial.
El estilo de la autora es natural, directo, sin grandes
florituras ni alardes literarios por lo que se lee con mucha facilidad. A su
sencillez sintáctica se le unen la amplia presencia de diálogos que la
convierten en una novela ágil, con un ritmo que no llega a ser trepidante pero
cuya intriga no disminuye en ningún momento.
Rachel Abbot intercala la voz narrativa de la tercera
persona omnisciente para narrar el presente, momento en que se lleva a cabo la investigación,
con la voz en primera persona de Laura en forma epistolar (y marcada en cursiva
para distinguirla) para que el lector conozca la historia desde el principio.
Se estructura en cuarenta capítulos de longitud media.
En la novela se tocan muchos temas interesantes. Desde el
maltrato psicológico, las redes de prostitución o incluso la pederastia con los
que la historia toma tintes bastante oscuros. Pero su autora lejos de recrearse
en situaciones morbosas que podrían sacudir al lector, los toca con cierta
delicadeza.
Su final si bien no representa una gran sorpresa es
coherente, realista y quizás el más adecuado. A través del mismo se nos plantea
una interesante reflexión sobre si existen crímenes justificables. Si ciertas
circunstancias tienen el suficiente peso para dejar impune un asesinato y que
es más aceptable castigar a los culpables o proteger a los inocentes.
Conclusión
Sólo los inocentes
es una novela oscura, un thriller psicológico absorbente desde el principio a
fin. Con personajes complejos, una historia bien construida y un desarrollo
interesante que os recomiendo sin duda.