Título: La última
estación
Autora: María de
los Reyes Fournier
Publicación:
Editorial Isla Negra, 2011
Páginas: 194
Ambientada en la Europa de los años 40 al 70, esta
novela cuenta cómo la vida de los Mathews y la de su pueblo se verán
dramáticamente alteradas por conflictos geopolíticos que desencadenan un viaje
de separación, pérdida e intriga que no tendrá retorno hasta que no alcancen la
última estación.
Mi experiencia con la novela
Los que
habitualmente pasáis por aquí conocéis de sobra mi afición por las sagas
familiares. Y aunque esta novela no sea exactamente de este tipo ya que no
contiene secretos familiares o historias antiguas que rememorar el que contara
los infortunios de una familia me llamó ya la atención. La última estación ha sido publicada por la editorial Isla Negra,
un sello independiente que de origen puertorriqueño
pretende hacerse eco de la literatura caribeña contemporánea. Por mi parte,
antes de que el libro llegará a mis manos no había escuchado nada sobre esta editorial.
Si tuviera que
aplicar un solo calificativo a esta novela sería intensa, sobre todo por el
ritmo narrativo del que hace gala su autora. En ella se narra la vida de una familia
a lo largo de muchos años marcando la guerra un antes y un después en su forma
de vida y sus relaciones. Y todo ello condesado en escasas doscientas páginas. Es
una historia que remarca los lazos familiares, el dolor de la pérdida de los
seres queridos y el sentimiento de esperanza que crea el amor.
La historia nos
sitúa en la ciudad de Bethany donde a las afueras de la ciudad, en una mansión,
viven los Mathews cuyos miembros forman una familia tradicional, religiosa y
fiel a las normas sociales del país. La familia, muy bien avenida, se reúne
cada noche a cenar y los domingos conforme mandan las buenas costumbres asisten
al oficio religioso todos juntos. El padre, Armand es un general del ejército
cuyo valor en la guerra le ha hecho merecedor de diversas medallas y
condecoraciones. Rose, su esposa, está a punto de dar a luz lo que se prevé que
sean gemelos. Y por último, está el pequeño Jacques, un niño inteligente, simpático,
curioso y conversador que está impaciente por conocer a sus nuevos hermanitos,
siempre que sean varones.
El nacimiento
de las gemelas es una acontecimiento de dicha para toda la familia pero queda ensombrecido
por una complicación en el parto que hace que una de las gemelas se desarrolle
de forma más lenta que la otra. A pesar de todo, la familia continúa con su
vida de forma apacible especialmente volcados en proporcionar a cada una de las
hermanas, Margaret y Elizabeth, los cuidados que necesitan.
Pero toda esta
felicidad familiar desaparece cuando una lucha territorial en la provincia
desencadena una guerra entre el norte y el sur que se disputan la pertenencia
de unas tierras. Cuando comienza el bombardeo algunos miembros de la familia y
por distintas razones se separarán del núcleo familiar obligados a comenzar una
nueva vida.
Os decía al
comienzo que La última estación es
una novela intensa ya que su autora para narrarnos la vida de esta familia ha
optado por la concisión y un ritmo vertiginoso de forma que en algo menos de doscientas
páginas se condensan muchísimos años y acontecimientos que pasan los miembros
de la familia Mathews. Por un lado este ritmo tan ágil me ha gustado ya que no
hay elementos que perturben la historia. La novela se lee prácticamente del
tirón porque suceden tantas cosas en tan poco espacio de tiempo que
irremediablemente te enganchas a los infortunios que esta familia va sufriendo.
No te da tiempo aburrirte ni en un solo instante.
Pero por otro
lado, esta velocidad hace que perdamos detalles, que se obvie prácticamente toda
la ambientación y que nos quedemos con la sensación de haber conocido poco a la
familia a la vez que la carga dramática de ciertas situaciones no tiene
suficiente fuerza.
No es que estén
mal definidos los personajes, que la autora dibuja de forma correcta, pero sin
grandes complicaciones psicológicas ni profundizando en sus caracteres. A
través de su lectura nos podemos hacer una idea bastante definida de tipo de
familia que representan pero su aparición en la novela parece tan fugaz que prácticamente
no tenemos tiempo para encariñarnos con ellos. Todos ellos resultan muy verosímiles
y son figuras que incluso a día de hoy podríamos reconocer fácilmente en el
modelo de familia conservador. Sus preocupaciones y su estilo de vida queda
bien reflejado en la novela.
Los Mathews resultan una familia acogedora e
idílica. Rose y Armad, se conocieron
durante la universidad, cuando ella estudiaba psicología y él una ingeniería
que le daría el acceso a la carrera militar. Ella procedente de una familia
adinerada y él de clase media trabajadora. Ambos había resultado una feliz pareja
desde su unión y con la llegada de los hijos se convirtieron en una padres
amorosos dedicados a sus hijos cuidando especial atención en perpetuar las
buenas costumbres. Además en la ciudad donde vivían eran respetados y podían
contar con grandes amigos. A medida que transcurre la historia iremos
abandonando a los padres para conocer mejor a los hijos. Jacques, dicharachero
y ocurrente, Elizabeth, inteligente y afectuosa, y Margaret, aplicada pero
lenta, son la siguiente generación a la que le toca sufrir las consecuencias de
la guerra.
El estilo
narrativo que utiliza la autora para contarnos la historia es conciso, muy
directo, con total ausencia de elementos innecesarios en la historia que
entorpezcan su objetivo Gran parte de la misma se desarrolla a través de diálogos
entre sus personajes. El libro se estructura a través de veintisiete capítulos
de escasa extensión que son otra forma de imprimir velocidad a su lectura. Podríamos considerar que la novela tiene dos
partes una que cuenta la vida de la familia antes del comienzo de la guerra y
una segunda parte que nos narra las consecuencias de la misma sobre sus
miembros.
Aunque he
buscado información en la red acerca de Bethany, el pueblo donde se desarrolla
la historia, no he encontrado nada al respecto por lo que he llegado a la
conclusión de que debe ser una ciudad ficticia que la autora propone para
desarrollar su historia. Así mismo y según nos dice su sinopsis, porque en la
novela no he encontrado ningún dato, se desarrolla entre los años 40 y 70, un
periodo de tiempo en que los miembros de la familia van pasando por diferentes
edades y cumpliendo etapas en su vida.
Conclusión
A pesar de que
hubiese disfrutado la novela más si el ritmo narrativo hubiese sido más
pausado, con mayor incidencia en los detalles y en la recreación de ambientes he
podido saborear su historia, me ha gustado y la recomiendo para aquellos
lectores a los que les guste la brevedad y el dinamismo.