Parece que últimamente ser administrador de un blog se
ha convertido en un hobbie cada vez más peligroso, y digo hobbie porque
no vaya alguno a pensar que me lo tomo muy en serio y me creo cosas que no
soy. Mucho se habla de la influencia de
los blogs, de las opiniones, que no criticas literarias, que vertemos sobre la
red y sobre el papel que desarrollamos.
Para el escritor nobel somos un buen medio para dar a
conocer y difundir sus novelas. Los mails se acumulan en la bandeja de
recibidos hasta el punto que hay que ir descartando títulos. Porque al
contrario de lo que pueda parecer los blogueros no somos máquinas de leer que
podamos ni queramos leer cualquier título independientemente de su género y de si
coincide con nuestros gustos literarios. Tengo que reconocer que en más de una
ocasión he aceptado títulos por qué me he sentido comprometida o simplemente
por vergüenza pero llegan ciertos momentos que te saturan. Muchos te ofrecen
sus novelas sin haber visitado previamente el blog para conocer tus gustos,
incluso ni se molestan en buscar tu nick creyendo que con un querida bloggera
es suficiente.
Para las editoriales somos otro medio de difusión de sus
novedades. Mediante reseñas, sorteos o simples presentaciones. Y para ellos
debe ser evidente que algo obtienen a cambio de enviar sus novedades porque no
tendría mucho sentido hacerlo de forma desinteresada. Una editorial no es más
que un negocio que vive de la venta de libros.
Para los otros blogueros somos una comunidad donde encontrar
personas afines a nuestros gustos y a menudo entablar ciertas relaciones de amistad
con algunos de ellos. Incluso es cierto que se forman círculos de comentarios.
Nosotros mismos somos los que dejamos comentarios de forma asidua en los mismos
blogs que nos gustan y con los que nos identificamos.
Para los lectores, me refiero a esos que no tienen nada que
ver con la blogosfera, supongo que somos una fuente de información a la que
acudir cuando necesitan referencia sobre títulos concretos. O al menos es como
los utiliza yo antes de pasarme al otro lado. A través de lo que contaban las
reseñas intentaba averiguar si el libro me gustaría o no.
Hay muchos medios para obtener referencias y recomendaciones
sobre las lecturas, bien sea a través de amigos, un librero de confianza,
listas de los más vendidos, recomendaciones de otros lectores, redes sociales, etc.
Pero ¿Realmente tenemos alguna trascendencia los blogueros en la difusión y
venta de libros?
Con esta cuestión en la mente he preguntado a un par de
editoriales y su respuesta ha sido tajante en cuanto a la efectividad de los
blogs en la difusión de las novedades. Claro que en cifras de venta ya no es
cuantificable porque habría que contar muchos otros factores.
Por mi propia experiencia sé que hay personas que han
comprado algún título por mi recomendación porque ellos mismos me lo han
comentado o porque lo he podido comprobar en el programa de afiliados de
Amazon.
Las entradas que publico siempre las comentáis los mismos (y
os lo agradezco) pues en la red se ha creado una especie de círculo donde cada
día los mismos pasamos por los blogs que más nos gustan. Pero el blog tiene
alrededor de 1500 visitas diarias que supera no sólo el numero de comentarios
con creces sino también el número de seguidores del blog.
Con todo esto no quiero decir que los blogs sean el mejor ni
más influyente método para promocionar una novela pero sé que aunque a algunos
no les guste estamos ahí y que nuestra opinión cuenta. Y ya no son pocos
autores los que han encontrado editorial gracias al apoyo de los blogs.
Y vosotros, ¿Qué opinión tenéis al respecto?