Título: Nada se
opone a la noche
Autora: Delphine de
Vigan
Publicación:
Anagrama, 2012
Páginas: 376
Sobre Delphine de
Vigan he leído muchísimas cosas y la mayoría de ellas muy buenas. Es por ello
que tenía ganas de leer algo suyo y he elegido Nada se opone a la noche para estrenarme. Es una novela con tintes
autobiográficos que ha obtenido un gran reconocimiento y que ha sido ampliamente
premiada.
La novela comienza cuando la protagonista encuentra a su madre muerta. Unos meses más tarde comienza a investigar la historia de su familia empezando por la de sus abuelos. Liane y Georges Poirier y su gran familia, variable en número según la época, que vivía por encima de sus posibilidades. Lucile era una de las hijas mayores que siempre ocupó el lugar de una niña callada y observadora pero que ejercía cierto magnetismo sobre los demás. Y así entre los numerosos nacimientos que su madre recibía con gran alegría, cuidados de bebes encomendados a los mayores, sesiones de fotos, muertes accidentales o suicidios se va gestando el carácter de una mujer cuya vida sería tremendamente trágica. Los primeros años de su infancia serían felices pero las desgracias una vez se instalaron es su vida no llegaron a marcharse jamás.
De la infancia de Lucile pasamos a su época de adulta y
la conocemos como una madre desequilibrada, peligrosa, voluble y encerrada en
el trastorno bipolar que la mantendría en psiquiátricos muchos años. No siempre
tuvo malas épocas pero al final terminó con su vida, supongo que cansada. Con esto no hago una revelación que pueda estropear la lectura a nadie ya
que desde el inicio la autora nos lo revela y sabremos cuál es su punto final.
Nada se opone a la
noche es una novela durísima de esas que es mejor dejar en ciertos momentos
para darse un respiro y volver a continuar en otro momento. Es el relato
estremecedor de una familia con sus virtudes y sus defectos pero sobre la cual
una vez se instala la desgracia esta no desaparece nunca. Y los momentos más
duros personalmente me han parecido aquellos en que la autora nos narra la convivencia
con su madre. Me parece que es casi imposible quedarse indiferente ante sus
palabras. Las emociones van aflorando e incluso resulta dolorosa en ciertos
momentos.
Una de las cosas que más me han llamado la atención es su
forma narrativa. Es una novela de carácter intimista aunque narrada de forma en
cierto modo aséptica. Pero esto no significa que no existan emociones, que no
se reflejen en esa forma contenida y racionada de contar, de explorar la
existencia de los miembros de su familia y la suya propia. Porque aunque ella
no le ponga palabras a ese sufrimiento está ahí, escondido entre líneas. Y para
reconstruir esta historia acude a las cartas o anotaciones personales que dejó
su madre, a la historia de su abuelo grabada en cintas de audio, las cintas de
las vacaciones tomadas en súper ocho o los recuerdos que le pueden proporcionar
los hermanos aún vivos de Lucile.
Delphine de Vigan para hacer frente a este relato se
desdobla en tres tipos de narrador que alterna de una forma muy acertada. Y siendo
parca y somera en ciertos momentos, en otros nos encontramos pasajes muy
líricos y evocadores. Todo el relato se sucede en una primera persona pero
tenemos fragmentos vistos desde la escritora en los que explica las
dificultades de ese proceso narrrativo que está llevando a cabo. Está
escribiendo sobre su familia y se impone a sí misma la tarea de no involucrarse
emocionalmente, de mirarlo objetivamente y no dejarse arrastrar por sus
emociones. Sin embargo otras veces es la hija involucrada en la propia tragedia
de Lucile, aunque siempre se refiere a ella por su nombre y nunca como su
madre.
Todos los personajes que tienen cabida en la novela están
maravillosamente construidos y definidos siendo para el lector entidades muy
precisas y claras. Sin duda es su madre el centro del relato, el personaje más
brillantemente mostrado. Una mujer con una enfermedad mental que condiciona su
vida por completa. Me ha resultado muy interesante conocerla pero a la vez
descorazonador. Pero su historia no se puede explicar sin hacer referencias a
todos aquellos que la rodearon. A su padre, que tenía una agencia de
publicidad, a su madre, abnegada madre y esposa, a sus diferentes hermanos, a
los hombres que pasaron por su vida, etc…
Nada se opone a la
noche es una dolorosa radiografía de la vida de una mujer enferma. Un relato
punzante y descorazonador que me ha hecho sufrir y pensar. Una novela de las
que no abundan y a la que merece la pena darle una oportunidad. Eso sí, no en
un momento en que uno busque un simple entretenimiento. Una vez entran en el
mundo de De Vigan es muy difícil abandonar y mantenerse impasible.