Título: Diccionario
de nombres propios
Autora: Amélie Nothomb
Publicación: Anagrama, 2004
Páginas: 136
Autora: Amélie Nothomb
Publicación: Anagrama, 2004
Páginas: 136
Cuando terminé de
leer Ácido
Sulfúrico, la primera novela con la que me adentré en el universo
Nothomb, ya tenía la completa certeza de que serían otros los títulos de esta
peculiar escritora los que pasarían por mis manos. Diccionario de nombres propios, el título que hoy os traigo a mi
pequeño espacio, es una novela algo distinta a la anterior. Quizás no hay en
ella una carga tan crítica y mordaz como la anterior ni nos presenta tantas
situaciones que se presten a la reflexión pero sí que conserva ese aire de
rareza que tanto me atrae hacia esta autora. Los incondicionales de Amèlie Nothomb
coinciden en que ninguna de estas dos se pueden encuadrar bajo sus mejores
trabajos pero la disponibilidad manda y poco a poco iré conociendo el resto de
sus obras.
La novela nos cuenta la historia de una niña
llamada Plectrude. Un curioso nombre para una niña elegido por su madre con la
intención de hacerla destacar sobre el resto. La niña nace en la cárcel porque
es el lugar donde su jovencísima madre cumple condena después de haber asesinado
a su padre disparándole a bocajarro hasta terminar con su vida. Poco después su
madre también se suicida y Plectrude se queda definitivamente huérfana.
Entonces su cuidado
quedará en manos de una tía que siente una autentica devoción y fascinación por
la niña (casi rozando la obsesión) en quien no escatima ni mimos ni cuidados.
Muy pronto Plectrude se declara como una niña distinta. Muy hermosa, inteligente,
con una habilidad especial para la música y la danza y dotada de un don
excepcional para la seducción que arroja a sus pies a todo aquel con el que se
cruza. Menos el chico al que ella ama….
Diccionario de nombres propios no es más que una novela corta muy entretenida
que una puede coger y disfrutar durante una tarde. A pesar de que el argumento
en sí no parece tener nada especial sino la vida de la propia Plectrude,
Nothomb consigue enganchar al lector e implicarle en ella. Realmente no sabía muy bien hasta donde quería
llevarme la autora durante la mayor parte de la misma incluso bordeando ya el
propio final. Esta sensación de leer a la deriva y sentirme incapaz de poder
definir un argumento claro no me ha disgustado
de forma especial incluso creo que este alarde de originalidad es lo genera una
lectura en la que la intriga no se pierde en ningún momento y que me ha
resultado muy agradable y especial.
A pesar de
parecerme una novela de puro entretenimiento, que no llega a complicarte la
vida, la historia no deja de tener cierta carga dramática y momentos agridulces
en el que sufrimos por el personaje central y eso que debido a su construcción,
tan extravagante y peculiar, es complicado que el lector se sienta identificado
con alguno de ellos incluso llegan a dejarte un poco fría. Su forma de pensar y
actuar no está en ninguna manera normalizada y es mejor aceptarlos tal y como
son. Esta novela gira en torno a la niña Plectrude quien ya desde su mismo
nacimiento en un entorno catastrófico (su
madre asesina a su padre antes de suicidarse) desarrolla una vida que roza
constantemente la tragedia generando la sensación en el lector de cualquier acontecimiento
puede derivar en consecuencias peligrosas. Mientras leemos vamos viendo como
esta niña crece y como desarrolla una inteligencia diferente a los demás. No es
muy buena en los estudios pero sin embargo tiene un don especial para la danza.
Al elegir su nombre antes de morir su madre quiso dejar algo especial en la
pequeña y finalmente lo consiguió.
En mi opinión en
esta novela Amelie Nothomb no pretende, como en otras de su bibliografía,
plantear ningún dilema moral, remover al lector o crear puntos que inciten a la
reflexión. No obstante toca algunos temas de cierta complejidad o delicadeza
con un tono ciertamente critico. Un buen ejemplo son los desordenes alimenticios
que sufren las bailarinas de ballet quienes deben mantenerse en un peso determinado
y que con frecuencia está muy por debajo de lo recomendado por salud. Otro tema
que planea sobre toda la novela es la muerte (por lo visto habitual de la
autora en sus libros) creando entorno a ella escenas muy significativas y de
cierta tensión.
La novela cuenta
con un estilo narrativo lineal y muy sencillo, con un vocabulario claro y poco
complejo sin presentar ninguna característica especial y destacable. Es por
ello que Diccionario de nombres propios
es una novela que prácticamente se lee del tirón si además contamos con que su
extensión no supera las ciento cuarenta páginas.
Si uno de los
puntos más débiles de Ácido sulfúrico
fue su resolución final que en mi opinión no es adecuada al tono general de la
obra, en esta ocasión tampoco me ha convencido o gustado el punto final en el
que la propia autora se da el gusto de aparecer. Después de terminarla me he quedado tal cual y
con la sensación de contemplar un remate que no está a la altura del libro. No
es que me haya chafado la historia pero sí que esperaba algo más depurado o
incluso lógico.
Conclusión
Dicen que no es su mejor
obra y por ahora yo no estoy en disposición de poder rebatir o asegurar esta
premisa. Lo que si se es que Diccionario
de nombres propios es una historia extraña y extravagante, construida con
sencillez en su base, que interesa al lector y en la que cada página invita a
la lectura de la siguiente pero a la cual, según mi punto de vista, le falla el
remate final.