viernes, 22 de mayo de 2015

La vida leída - Alejandro F. Orradre



Título: La vida leída
Autor: Alejandro F. Orradre
Publicación: Autopublicado, diciembre de 2014
Páginas: 485

En el remoto Guardabarros, pueblo imaginario de la España rural, uno de sus habitantes empieza a leer libros de una manera compulsiva. Su familia tratará de cambiar por todos los medios esa inesperada situación.

Al mismo tiempo Bruno, un chico de diecisiete años, llegará desde Barcelona para pasar las vacaciones de verano y así alejarse del proceso de divorcio de sus padres. En el pueblo descubrirá que su visión del mundo y de las personas dista mucho de ser una verdad universal; comprobará en sus propias carnes que los sentimientos tiemblan ante los cambios, conocerá el amor y afrontará las consecuencias de pasar de la adolescencia a una incipiente madurez.

Mis impresiones

La vida leída es la primera novela de Alejandro F. Orradre, cuya publicación ha financiado él mismo. Cuando el autor me ofreció un ejemplar para su lectura me llamó la atención su título y su argumento me resultó un planteamiento original.

“Todo comenzó con una página abierta. Las letras impresas de un fuerte color negro vieron la luz del día por primera vez durante muchos años.”

La historia nos sitúa en un pequeño pueblo llamado Guardabarros y comienza durante una gran tormenta cuando a Ray, un hombre muy especial que a sus cuarenta años vive con su madre, se le ocurre abrir un libro y comenzar a leer. Un hecho tan cotidiano que no tiene nada de especial pero que precipita una serie de acontecimientos inusuales en el pueblo. A este primer libro, La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes, le sucederán otros muchos porque Ray comienza a devorar literatura de forma compulsiva sin que exista descanso entre uno y otro. Allí, sentado en el porche de su casa, todo el pueblo será testigo de su repentina obsesión.

Casi al mismo tiempo Bruno, un joven de diecisiete años, llega al pueblo para pasar un temporada con su tía Merceditas, una anciana con la que no resulta especialmente apetecible disfrutar de sus vacaciones. Sus padres se encuentran en pleno proceso de divorcio y han decidido evitarle el dolor de presenciar esa circunstancia alejándole del hogar en el que viven. Durante el verano, Bruno descubrirá un mundo totalmente desconocido que recalará hondo en un carácter.

La vida leída parte de una premisa original que llama la atención y la trama evoluciona en todo momento de forma impredecible. Es una historia curiosa y extravagante en cierto modo y lo cierto es que es una lectura que te va deparando muchas sensaciones a lo largo de su extensión y que al terminarla, sin ser una de mis mejores lecturas del año y salvando algunos detalles susceptibles de pulir, me ha dejado una buena sensación, sobre todo la de haber leído algo diferente.

Aunque su punto de origen sea el momento en que una persona se obsesiona con leer libros esta no es la verdadera historia que el autor quiere contar.  En mi opinión el autor usa este hecho como trampolín para dar pie al desarrollo de la historia que realmente quiere contar. A las pocas páginas queda patente que el personaje de Ray y su peculiaridad no da mucho más de sí en la historia y se mantiene como una imagen de fondo estática que apoya al desarrollo. En ocasiones un hecho intrascendente e insustancial puede dar lugar a situaciones extrañas y reacciones complejas, que es lo que ocurre en Guardabarros. Pero al final yo creo que lo que Orradre ha querido explorar es  la naturaleza humana, las reacciones con la que nos enfrentamos a nuestras circunstancias y como nos relacionamos con los demás. Poco a poco vamos conociendo la vida de algunos vecinos del pueblo y la de los periodistas que han acudido a cubrir la extraña noticia siendo nosotros testigos de sus miedos e inquietudes.

Curiosamente Ray es el personaje a quien menos llegaremos a conocer. Pronto el autor lo deja ahí a un lado para centrarse en las variopintas personalidades de otros vecinos del pueblo. Aunque ninguno de ellos está tratado con excesiva profundidad si que el lector es capaz de diferenciarlos en la historia. Entre ellos destacan Enriqueta, la madre de Ray, una mujer piadosa que solicita el exorcismo de su hijo convencida de que tal hecho solo puede deberse a la presencia de un demonio en su cuerpo. María es la hermana de Ray y la que intentará poner cordura por todos los medios en esa locura. Don Servando es un cura cansado, con una gran apetencia por el alcohol y que duda de su propia fe. También nos encontramos a Bruno, un chico raro y solitario a sus quince años, que comienza a descubrir un mundo diferente o Guzmán y Aaren, dos periodistas que han llegado al pueblo para informar del curioso acontecimiento y que están deseando salir de allí.

La novela se desarrolla en un pequeño pueblo rural de España llamado Guardabarros, un lugar que si no fuera por la climatología, marcada por las fuertes tormentas que traen intensas lluvias con frecuencia, podría estar situado en cualquier punto de nuestra geografía. El autor consigue una ambientación muy especial marcada por una atmosfera de irrealidad, casi mágica, que transmite al lector la sensación de que cualquier cosa puede pasar en un lugar así, completamente alejado del resto del mundo y en el que nunca había ocurrido nada. Los personajes parecen estar atrapados con el tiempo prácticamente detenido. Aún así por muy pequeño o aislado que esté un lugar siempre hay más vida en él de lo que a priori pueda aparentar.

La vida leída está narrada de forma sencilla pero se nota que el autor ha intentado cuidar cada detalle. En una voz en tercera persona omnisciente que incidiendo en las reflexiones y sensaciones que rodean a sus protagonistas va enfocando la acción en cada uno de ellos de forma alternativa. Una pega que se le puede poner a la historia son las pérdidas de ritmo en ciertos momentos, sobre todo en la parte central de la novela, en los que a mi entender la historia decae aunque luego consigue alzar de nuevo el vuelo. También hay momentos que me han parecido ingeniosos e incluso marcados por un gran sentido del humor, creando escenas totalmente surrealistas.

Conclusión

La vida leída es un libro muy curioso que salvando algunos pequeños detalles me ha agradado leer. Ha sido una historia diferente de la que destaco la ambientación y su mensaje final.