martes, 12 de mayo de 2015

Postdata. Curiosa historia de la correspondencia - Simon Garfield



Título: Postdata. Curiosa historia de la correspondencia
Autor: Simon Garfield
Publicación: Taurus, febrero d e2015
Páginas: 518


Todos hemos vivido la cálida emoción de recibir una carta o la impaciente espera de noticias postales. Sin embargo, parecemos asistir sin inmutarnos a la desaparición de un arte que durante siglos desempeñó un papel irreemplazable. El correo electrónico, sucesor eficaz pero aséptico y demasiado instantáneo, no da lugar ya ni a un proceso mental pausado, ni al placer táctil del sobre marcado por el viaje, ni a la misteriosa fuerza de la tinta.

Simon Garfield devuelve la voz a un Napoleón enamorado e inseguro que, con sonido de batallas de fondo, lamenta la falta de respuesta de su amada Josefina, o a Leonard Woolf devastado tras el suicidio de su esposa Virginia. Pero junto a la de figuras como Cicerón, Ted Hughes, Emily Dickinson o Jack Kerouac, tiene también cabida la correspondencia de personajes desconocidos pero capaces de capturar el mundo en una hoja de papel.

Con fascinación contagiosa, Garfield recorre dos mil años de cartas solemnes, informales, íntimas, pomposas, picantes, apasionadas, mostrándonos lo que per demos al dejar de escribirlas, y ofrece maravillosas anécdotas, así como la sorprendente historia del correo postal. ¿Cómo llegaba la carta a su destinatario antes de que existieran los buzones y que un funcionario tuviera la extravagante idea de establecer el pago de un penique a cambio de "un trozo de papel cubierto en su reverso por una solución pegajosa"?

Mis impresiones

Conforme van pasando los años vamos dejando atrás ciertas costumbres y adquiriendo otras nuevas, más adaptadas a nuestro estilo de vida. Ahora todo sucede de forma más rápida. Un buen ejemplo de ello es la comunicación. Pocas son las personas que salen hoy en día desarmadas del teléfono móvil, una herramienta que nos permite estar en contacto con cualquier persona en cualquier momento. Un mensaje de texto, un Whatsapp, un Tuit o un mail nos da una información instantánea, casi al mismo tiempo que su emisor la lanza. Es algo con lo que no puede competir la tradicional carta escrita. Hemos ganado ciertas ventajas pero también hemos perdido parte de ese encanto que acarreaba. La espera, el momento especial de recibirla, el abrir el sobre con nerviosismo, la intimidad que podíamos encontrar en ella, porque su aspecto, su contenido y su forma nos acercaba un poco a aquella persona que la había escrito.

Las cartas tienen el poder de engrandecer la vida. Son prueba de motivación y ahondan en el entendimiento. Demuestran cosas, cambian vidas y reordenan la historia. Hubo un tiempo en el que el mundo funcionaba gracias al correo” (Página 21)

Desde una mirada nostálgica y a modo de homenaje Simon Garfield recoge en Postdata la historia de la carta escrita. A pluma o bolígrafo sobre papel o cualquier otro soporte físico aunque actualmente tenga menos relevancia resultó clave en algunos momentos de la historia. Para ello hace un recorrido por el tiempo mostrándonos como ha ido evolucionando la carta escrita y el funcionamiento del correo postal aderezándolo con  curiosidades, leyendas o anécdotas sobre personas anónimas o figuras destacadas del mundo de la literatura, el arte, la política o las ciencias.

Desde la primera prueba de su existencia que apareció en Vindolandia, un asentamiento romano en Inglaterra que hoy en día se encuentra en ruinas, cuando un arqueólogo en 1972 encontró unas curiosas tablillas de madera escritas y datadas aproximadamente en el año 85 o 100 a.c ., pasando por épocas como Roma o la antigua Grecia, momento en que se escribían mediante cálamo en papiros hasta llegar a la actualidad. Enviadas por figuras tales como Séneca, Cicerón, Plinio el Joven o Petrarca  que han sido conservadas, editadas en  volúmenes, que ilustran diferentes aspectos de la vida y la cultura, que pretendían estafar, subastadas, como objetos de coleccionistas o que ahora mismo forman parte de un museo. No sin contar con una clara evolución que se nos narra detalladamente en esta novela desde su forma hasta su contenido.

No podía faltar en este recorrido las misivas románticas. Así mismo nos encontramos cartas que delatan amores prohibidos y esconden los secretos, la pasión de los amantes o el desencanto con el que acaba una relación. Como las que intercambiaron Napoleón y Josefina y que nos muestran el inmenso poder que Josefina ejercía sobre el gobernante. Las de Henry Miller y Anais Nin, las de Ted Hughes y Sylvia Plath o las de Abelardo y Eloísa, en 1132, que muestra un amor desesperante y pasional que terminó en desgracia. Una historia que ha dado de sí mucho en el tiempo.

La literatura también forma parte de esta novela junto a otros ámbitos de la sociedad. El autor nos habla del aburrimiento que le producen las cartas de Jane Austen, de la primera carta de ficción que se conoce (La Iliada), de manuales que nos aleccionan sobre cómo escribir la carta perfecta, de como Trollope, que trabajaba en una oficina de correos, se adjudicó la invención del buzón cilíndrico, del club de lectura que inventó Emily Dickison por correos o aquellas que denotan la tristeza que dejó la desaparición de Virginia Woolf. La verdad es que imposible citar aquí todas las historias y personajes que el libro contiene  porque son muchísimas.

En Postdata lo que más me ha gustado ha sido la inclusión de anécdotas como la protagonizada por Oscar Wilde que tenía una forma curiosa de enviar las cartas. Y es que nunca las llevaba al correo sino que las tiraba por la ventana una vez escritas y con la dirección del correspondiente destinario. Confiaba en que un viandante que la encontrara por la calle la depositara en un buzón creyendo que  la persona que la portaba la había perdido. No quiero ni pensar la de cartas que nunca llegarían a su origen. ¿Pero donde van estas cartas perdidas y cuál es su destino? La respuesta también se encuentra en este libro.

De forma alternativa y situada al final de cada capítulo el autor va desarrollando en forma de misiva la historia del soldado Chris Baker que en 1943 se encuentra destinado en el Mando de Oriente Próximo tras declararse la Segunda Guerra Mundial. Las cartas están dirigidas a Bessie y en ellas recoge sus vivencias propias en el frente a la vez que durante el carteo vemos como se desarrolla una relación cada vez más profundiza entre los dos jóvenes. El punto final de las cartas es el momento en que se da por finalizada la contienda y quizás Bessie y Chris se puedan reunir.

Se nota que es un trabajo cuidadosamente documentado y muy trabajado el que ha realizado el autor para recopilar y seleccionar toda esta información en este “ensayo no especializado” como él mismo lo denomina. El autor pretende ofrecer diversión al lector a la vez que conocimiento. No se limita, aunque también lo hace, a  transcribir cartas sino que tiene un hilo conductor y de ella se puede extraer muchos hechos curiosos de la historia.

A mí este tipo de novelas siempre me parecen idóneas para saborear poco a poco, en momentos puntuales, seleccionando la información y picoteando un poco cada vez. Siempre me ocurre en un recorrido tan largo en el tiempo que es al llegar al siglo XVIII cuya historia comienza a atraparme más y más porque junto al XIX es uno de mis momentos favoritos en la historia.

Conclusión

Postdata es una obra muy completa que recoge muchísima información sobre la historia de la misiva y en la que el lector encontrará curiosidades sobre personalidades destacadas de la historia como aderezo. Un libro muy adecuado para el lector curioso.