Título: La niña que hacía hablar a las muñecas
Autor: Pep Bras
Publicación: Alevosía, 2014
Páginas: 296
A comienzos del
siglo XX, una fuerte tormenta hace encallar un trasatlántico procedente de
Barcelona ante la isla brasileña de Ilhabela, un paraíso casi virgen en el que
sus humildes habitantes viven apaciblemente rodeados de una naturaleza
exuberante y mitos como el del poderoso jaguar Gápanemé. El joven Joan Bras,
que sobrevive casi milagrosamente al naufragio vivirá una apasionada historia
de amor con Catarina, la atractiva viuda que ejerce los oficios de doctora en
la isla.
Así arranca La niña que hacía hablar a las muñecas, una novela épica por cuyas páginas veremos desfilar artistas de la ventriloquia y del ilusionismo, románticos que sueñan con dar a conocer la genialidad de Gaudí por el mundo, asesinos que no lo parecen, secretos inconfesables y mujeres que se enamoran del hombre equivocado. Un viaje plagado de emociones que culmina en el fascinante y cosmopolita París de los años 20.
Mis impresiones
La niña que hacía
hablar a las muñecas me llamó la atención de forma inmediata cuando la vi
entre las novedades tanto por su título como por su atractiva portada que
rememora el pasado. Además su sinopsis la sitúa a comienzos del siglo XX en
escenarios tan diferentes como Brasil o París.
Esta es la primera obra de Pep Bras, un periodista y
guionista del que yo no tenía ninguna referencia a pesar de haber colaborado en
programas muy conocidos tanto en radio como televisión. Según él mismo ha
contado la idea de esta novela llevaba sobrevolando su cabeza más de cuarenta
años, prácticamente desde que era un niño, y no fue hasta que se quedó sin
empleo el momento oportuno para armarla, por fin, en papel.
La historia comienza en el año 1909 cuando los habitantes
de la isla brasileña de Ihabela, un lugar muy tranquilo y alejado del mundo donde
nunca ocurre nada, descubren horrorizados que una de sus pequeñas playas ha
amanecido sembrada de cadáveres después de que un transatlántico procedente de
Barcelona naufragara frente a su costa.
En el Príncipe de
Barcelona, que es el nombre del navío, viajaba Joan Bras un joven que ha
salvado su vida de forma milagrosa pero que ha perdido la memoria por completo.
Allí conoce a Catarina, una joven viuda que ejerce como doctora en la isla.
Casi de forma inmediata se quedan prendidos el uno del otro aunque en principio
ninguno se atreve a dar el primer paso.
La niña que hacia
hablar a las muñecas ha sido una obra que me sorprendió mucho en sus
primeras páginas y me dejó pegada a su historia. Su comienzo me ha parecido
vibrante, original, lleno de magia y muy atractivo. Quizás esperaba que tras
ese punto inicial la novela fuese in
crescendo pero en realidad yo creo que consigue mantenerese en este nivel durante toda su extensión a pesar de que
se produce un cambio drástico en ella.
Y es que la novela tiene dos partes cuya transición es un
claro punto de inflexión en el que la historia cambia completamente tanto en la
temática como en la localización e incluso en algunos de sus personajes. La primera
parte nos habla de la llegada a Guanxuma (Brasil) de Joan y la historia de amor
que surge con Catarina. Y no es la típica historia de amor en que los amantes
tienen que enfrentarse y superar diversos obstáculos para poder estar juntos,
sino que, en mi opinión, se desarrolla de una forma más realista y profunda. Quizás
sea esta la parte que más he disfrutado en la novela sin llegar a menospreciar
la siguiente.
En la segunda parte de la misma nos trasladamos a un
escenario tan diferente del brasileño como es París en donde ya hemos dejado atrás
la historia de Joan y Catarina y nos adentramos por completo en el mundo de la farándula
en la capital francesa. Los personajes se ven involucrados en el mundo del cine
y el espectáculo. De forma especial nos habla de los ventrílocuos en los años veinte
en Paris, ofreciéndonos algunas pinceladas sobre el mundo en que se movían
estos artistas e incluso una pequeña parte de su historia.
“Los recuerdos son figuras de cristal que conservamos en
botellas de nitroglicerina: es fácil que estallen en pedazos y nos hieran sino
a aprendemos a manejarlos con prudencia”
Un parte importante también de esta novela también son
los secretos familiares, el pasado de los personajes que reaparece en momentos
cruciales de su vida para ofrecer al lector giros inesperados que le harán
disfrutar y le cogerán desprevenido.
Con respecto a los personajes centrales de la novela no
son un gran número de ellos los que pululan por la historia pero, como he hecho
hasta ahora, no os voy a desvelar sus identidades (aparte de Joan y Catarina) para
los que os acerquéis a esta novela disfrutéis con cada encuentro. Porque a la
verdadera protagonista de esta historia ni siquiera la he nombrado. Todos ellos
resultan figuras sólidas, bien enmarcadas en la historia y que cumplen su
objetivo a la perfección.
La novela es narrada en tercera persona con respecto a
los personajes por el bisnieto de Joan Bras, el protagonista de la historia. En
el epílogo del libro este narrador nos habla de cómo a través de unos cuadernos
conoció la historia de su bisabuelo y como se decidió a escribirla. Llegada a
este punto comencé a dudar si la historia tenía un origen real y fue Joan Bras
mas que un personaje de ficción. No se trata más que de un juego en el que nos
hace participar su autor sobre los límites entre ficción y realidad que
contiene la historia pero que demuestra que la misma es sólida y está bien construida.
En cuanto a su estructura formal la novela consta de un
prólogo, dos partes (como he dicho muy diferencias y divididas a su vez en capítulos)
y un epílogo que cierra la novela. Su autor cuenta con un estilo muy
particular, cuidando al máximo tanto la sintaxis como el vocabulario a la vez
que ha mimado cada detalle presente en la historia. De alguna manera Pep Bras
consigue imprimir a la historia cierta atmosfera mágica que en parte tiene que
ver con algunos elementos que se aproximan al realismo mágico (sin llegar a ser
tales)
La niña que hacía
hablar a las muñecas cuenta con una excelente ambientación y contextualización
temporal que abarca desde el año 1909 hasta el 1930 y se desarrolla en
escenarios tan dispares como una pequeña aldea en Brasil, un lugar paradisiaco
donde sus habitantes viven de forma apacible y con una cultura basada en los
mitos y las supersticiones, hasta un lugar tan bullicioso y cosmopolita como es
Paris. Ambos escenarios están muy bien detallados e integran perfectamente a
sus personajes en ellos.
Conclusión
La niña que hacia
hablar a las muñecas es una novela
intensa y vibrante que consigue envolver al lector entre sus páginas. En ella
podemos encontrar una ambientación muy cuidada en un contexto muy especial, una
trama muy trabajada, unos personajes creíbles y una narración impecable.