Título: La marca de la sangre
Autora: Patricia Cornwell
Publicación: Ediciones B, noviembre de
2016
Páginas: 432
Con
motivo de su cumpleaños, la doctora Scarpetta se dispone a volar a Miami cuando
descubre siete monedas en la pared trasera de su casa de Cambridge. ¿Se trata
de un juego infantil? Y en ese caso, ¿por qué todas las monedas son de 1981 y
tan brillantes como si acabaran de acuñarlas? De pronto suena su móvil y el
detective Steve Marino le informa de que se ha cometido un asesinato a cinco
minutos de distancia: un profesor de música del instituto ha recibido un
certero disparo cuando estaba descargando alimentos de su coche. Nadie vio ni
oyó nada.
Kay
Scarpetta se verá en medio de la pesadillesca persecución de un francotirador y
asesino en serie, una investigación que la llevará a las oscuras profundidades
de la costa de Florida, donde se sumergirá en busca de un barco hundido para
hallar respuestas que solo ella puede descubrir y analizar.
Pronto
comprobará que las evidencias señalan a un miembro de su propia familia: nada
menos que Lucy, su sobrina experta en tecnología.
Mis
impresiones
A Patricia Cornwell la conocí el año
pasado con Polvo, la anterior novela publicada
por la autora dentro de la serie protagonizada por el personaje Kay Scarpetta. La marca de la sangre es el vigésimo
segundo caso al que el mismo tendrá que enfrentarse. Esta serie es muy conocida
y todo un éxito de ventas desde su comienzo en el año 1990 con la novela Post mortem. Al final yo creo que cuando
algo gusta tiene asegurada cierta longevidad. Como ya os decía en la reseña de Polvo cada una de estas veintidós
novelas trata un caso independiente que queda resuelto por lo que se pueden
leer de forma independiente aunque sí que es verdad que el personaje y sus
circunstancias van evolucionando a lo largo de la misma.
“La luz ya viene,
y las sombras
que causaste
(y crees que viste)
se desvanecen.
Fragmentos de oro molido,
y el Verdugo se va sin dejar rastro.
La lujuria busca su nivel, doctora Muerte.
Ojo por ojo,
robo por robo.
Sueño erótico de tu estertor.
Daría un centavo por saber qué piensas.
Quédate con el cambio.
Controla el reloj.
Tic tac.
Tic tac, Doc.”
y las sombras
que causaste
(y crees que viste)
se desvanecen.
Fragmentos de oro molido,
y el Verdugo se va sin dejar rastro.
La lujuria busca su nivel, doctora Muerte.
Ojo por ojo,
robo por robo.
Sueño erótico de tu estertor.
Daría un centavo por saber qué piensas.
Quédate con el cambio.
Controla el reloj.
Tic tac.
Tic tac, Doc.”
Al comienzo de la novela vemos como la
doctora forense Kay Scarpetta prepara unas merecidas vacaciones junto a su
marido Benton para celebrar su cumpleaños. Ambos han planeado irse a pasar una
semana a Miami. Pero poco antes de comenzarlas Kay descubre que alguien ha
dejado en el muro de su jardín (en Cambridge, Massachusetts) siete monedas de
un centavo perfectamente alienadas y acuñadas en 1981, año de su nacimiento. A
pesar de ello brillan como si nunca nadie las hubiese tocado.
Al mismo tiempo una llamada del
detective Marino le informa de que se ha producido un asesinato algo extraño
muy cerca de su casa. Alguien ha disparado a un profesor de música mientras
este sacaba la compra de su coche. Sin embargo nadie ha visto nada ni ha
escuchado el disparo.
Y esto da comienzo a una trama donde hay
muchísima intriga con algo de acción en la que diversas pistas llevarán a Kay
Scarpetta a pensar que el asesino quiere enviarle un mensaje. A la vez que intentarán
descubrir si este tiene alguna relación con otros asesinatos que se han producido
con un modus operandi similar por lo
que ya se trataría de un asesinato en serie. En esta ocasión, las sospechas
recaerán sobre una persona muy cercana a ella. Y para desembrollar toda esta
historia tendrá que llegar además a un lugar inesperado bajo las aguas.
No sé qué puedo aportar diferente a lo
que ya señalé en la reseña de Polvo
porque aunque trata un caso completamente diferente creo que la autora mantiene
intactos esos aspectos que me gustaron y que señalé en la anterior. Pocas son
las novelas que he leído en que te explican con tanta claridad y detalles la
forma en que trabajan policías y forenses, las perspectivas desde las que miran
un mismo acto o elemento, como obtienen
las conclusiones o incluso como unos y otros se quieren llevar las investigaciones
a sus terrenos incluyendo la competencia entre los diferentes cuerpos de
seguridad. De esta forma en ningún momento he tenido la sensación de que la
autora se saca algo de forma repentina de la manga ni tampoco que omita
información que haga te preguntes como ha llegado a esa conclusión. Los dos
casos que he leído de esta serie transmiten mucho realismo en este sentido.
Otro de los aspectos que me gustaron
mucho la vez anterior es que la doctora Scarpetta, su protagonista, rompe con
todos los moldes del investigador de este tipo de novelas. Me parece muy
humana, con sentimientos muy razonables y reacciones coherentes además de la
fuerza y la inteligencia que tiene. No obstante, para realizar un trabajo como
el que ella hace estas características son necesarias. Además el hecho de que
la novela esté narrada por ella misma hace que veamos lo que pasa por su mente
en todo momento y como lo va viviendo.
Sobre los secundarios encontramos
prácticamente los mismos que en la novela anterior. Benton Wesley es su esposo
que trabaja en la elaboración de perfiles para el FBI. Ambos tienen na relación
afectuosa y bien avenida. Además de colaborar en la resolución de los casos. Marino
es agente de policía (dejó su puesto de investigador jefe forense y ya no es subordinado
de Kay) y quien ayudará a la protagonista a resolver el caso. También tenemos
al detective de la policía Sil Machado que aunque había sido amigo del anterior
su relación está ahora marcada por la hostilidad. Destacar a Lucy, la sobrina
de Scarpetta, un personaje algo estrafalario con mucha sangre fría a quien la
utilización de unos métodos poco ortodoxos la hicieron salir de FBI entre otros
empleos. Finalmente ha hecho de la tecnología más avanzada la forma en que se
gana la vida con su propia empresa.
La
marca de la sangre comienza con un tétrico poema adjunto
a un tuit que alguien ha escrito de forma anónima a la protagonista. El estilo
de Patricia Cornwell es ágil y fluido a pesar de ser una narración en la que se
presta especial atención a los detalles, a poner al lector en antecedentes, y
explicar los pormenores del caso de forma muy sencilla. Narrada en primera persona
se intensifica la acción y la tensión a medida que vamos avanzando en ella. Aunque
os decía antes que los anteriores títulos de esta serie son autoconclusivos en
esta ocasión se nos deja con más de una incógnita que nos hace pensar que en
esta historia hay aún mucho que contar. Sus frases finales nos dejan bastante
intrigados y con ganas de coger el siguiente libro.
Conclusión
No puedo hacer otra cosa que recomendar La marca de la sangre a todos aquellos a
los que os gusten las novelas policiales. Sus personajes son geniales y su
trama muy coherente y bien armada.
Puedes descargar La marca de la sangre aquí: