martes, 7 de enero de 2014

El hombre que perseguía al tiempo - Diane Setterfield



Título: El hombre que perseguía al tiempo
Autora: Diane Setterfield
Publicación: Lumen, diciembre de 2013
Páginas:432

William acababa de cumplir diez años cuando consiguió la admiración de todos sus amigos: su ojo experto apuntó a un grajo que descansaba en un árbol lejano y, tras un instante de concentración, el tirachinas dio en el blanco. Nada grave, en apariencia; solo una chiquillada, pero desde entonces su vida cambió y William se propuso olvidar el pasado, trabajando duro para adelantarse al tiempo y a sus leyes.

Los años fueron pasando, y un hombre vestido de negro empezó a rondar a William en las circunstancias más trágicas. Nació así una extraña unión entre los dos caballeros, y se inauguró en Londres una tienda espléndida, donde se exponían las telas y los complementos adecuados para el duelo de los difuntos. El negocio fue un éxito, y William durante un tiempo pensó que su apuesta por el olvido era acertada, pero llegó un día en que un grajo muy negro surcó el techo acristalado del almacén y de golpe el pasado volvió, cargado de secretos y dispuesto a tomarse su venganza...

Mi experiencia con la novela

A Diane Setterfield la conocí, como muchos de vosotros, con El cuento número trece, una novela que obtuvo un éxito considerable y que en mi caso particular resultó ser una lectura que me satisfizo en muchos sentidos. Su última publicación, muy esperada, me ha sorprendido por ser un libro completamente distinto aun conservando el estilo de la anterior.

El hombre que perseguía al tiempo es una especie de fábula con tintes góticos que en mi opinión puede que no termine de conectar con todos los lectores, sobre todo para aquellos que vayan buscando repetir la experiencia anterior pues ya la propia autora la construyó con el objetivo de presentar algo nuevo al lector. Aplaudo su valentía porque lo más fácil hubiese sido, como hacen muchos otros autores, publicar más de lo mismo y asegurarse las ventas. A mí me ha parecido un libro oscuro, misterioso pero lleno de poesía y sutilezas que se disfruta tanto por la elegancia narrativa de la autora como por su ambientación.

En los comienzos de la historia, situada en Inglaterra entorno al año 1800, conocemos a William Bellman, un niño de diez años que una tarde de verano se consagra como un héroe delante de todos sus amigos. Con manifiesta puntería con su tirachinas consigue matar un grajo posado en un árbol que está a una distancia imposible. Para sus amigos es toda una hazaña pero ese fue el momento en que su vida cambió definitivamente. Desde  entonces Will, arrepentido, encontrará la manera de olvidar y lo hará de forma tan precisa que está fórmula la irá repitiendo a lo largo de toda su vida.

Tendrá que pasar mucho tiempo para que el niño de diez años se convierta en un hombre de éxito, emprendedor y con buen ojo para los negocios, capaz de levantar un imperio gracias a su inmensa capacidad de trabajo que asume de forma obsesiva. En primer lugar  comenzará a trabajar en la fábrica de confección de tejidos de su tío y pronto será capaz de desarrollar novedosas técnicas trabajo que multipliquen sus beneficios. Pero como otro hombre cualquiera también debe aprender a superar las inevitables desgracias que le rodean y una extraña presencia acude a cada uno de estos eventos, donde a menudo los grajos también suelen estar presentes…

En dicha historia hay un único personaje que destaca de forma constante durante la misma al que la autora ha dotado de una entidad propia. Diane Setterfideld ha resuelto la figura de William Bellman con gran detalle. Un hombre obsesionado con el trabajo pero con un temor muy particular a los pájaros, sobre todo a los grajos. Mientras por su vida van transitando una serie de personajes que cumplen perfectamente su función pero que están dibujados en  menor medida. Entre ellos están los familiares y amigos del personaje central u otras aquella figuras que le resultan importante en su vida. Entre ellos destacar la presencia de su hija Dora, que al contrario que su padre siente una extraña fascinación por los pájaros que dibuja constantemente.

Una de las cosas que más me han gustado de la novela es el estilo narrativo de Diane Setterfield. La prosa elegante, depurada y cuidada al máximo con cierto lirismo y un tono cautivador que imprime una atmosfera muy especial durante toda la novela. No es una historia de la que uno deba esperar gran acción ya que se trata más bien de un relato narrado de forma pausada en la que tampoco debemos esperar grandes misterios ni giros argumentales que nos impresionen como en su obra anterior. He de reconocer que tardé en coger el hilo a la historia y que en muchas ocasiones no era capaz de discernir el fin que la autora quería alcanzar. La historia está narrada a través de una tercera persona omnisciente y estructurada en diversos capítulos que se aglutinan en tres partes. Intercalados se introducen algunas divisiones de corta extensión que nos dan algunas pautas para conocer detalles sobre los grajos.

Como os decía uno de los puntos a destacar en la novela es la extraordinaria atmosfera creada por su autora. La novela se desarrolla en Londres en la época victoriana. Gracias a sus detalles exquisitos logra un ambiente enrarecido, oscurecido y lleno de misterio en el que sus personajes rozan la tragedia de forma constante. La presencia del hombre de negro en cada funeral y los grajos que no auguran más que tristeza.

La vida y la muerte son dos temas sobre los que planea toda la novela. Para desarrollar el primero Diane Setterfield nos habla del amor, la amistad, la familia y el trabajo. A lo largo de la misma introduce una parte de la historia que se concreta en la evolución en las técnicas de trabajo en la empresa de confección de tejidos en las que comienza a trabajar William. Para acercarse al tema de la muerte nos habla de costumbres funerarias de la época, la manera en que se desarrollaban los duelos y cómo se va produciendo la evolución de los rituales mortuorios. La novela se desarrolla a lo largo de la vida de Will desde su niñez hasta una edad adulta, un periodo de tiempo en que en la sociedad se producen muchos cambios y que dejan muy patente que la autora ha estudiado y se ha documentado para trasladarle esta situación de forma muy concreta al lector.

Comenzaba diciendo que la historia  está narrada en forma de fábula y como todas ellas El hombre que perseguía al tiempo tiene un mensaje muy claro. Para ello utiliza algunos conceptos sobre los que se sustenta la novela de forma muy interesante. La memoria, los recuerdos y la culpabilidad se encuentran íntimamente ligados en esta historia. Nos habla de aquellos pensamientos que nos pueden destruir y como el arrepentimiento nos puede llevar a actuar de distintas maneras. Pero ¿Se puede huir de los recuerdos dolorosos?

Conclusión

El hombre que perseguía al tiempo me ha resultado una lectura muy placentera. Se trata de una novela victoriana de estilo narrativo sutil y elegante, narrada con intensidad, con un toque misterioso y una ambientación extraordinaria que nos habla de la vida y la muerte.