Título: Entra en mi vida
Autora: Clara Sánchez
Publicación: Editorial Destino, marzo de 2012
Páginas: 480
Por su parte, Laura siempre ha sentido que algo no encajaba en su familia. Ha crecido insegura, bajo la sombra de una abuela absorbente y una madre que apenas le ha hecho caso. Un día, Verónica entra en la zapatería en la que trabaja Laura y, con una sola mirada de esa chica resolutiva y tenaz, Laura comprenderá que hay momentos decisivos que suponen un antes y un después en la propia vida, aunque a veces resulte difícil reconocerlos.
Desentrañar la enrevesada madeja de mentiras y manipulaciones que ha conformado sus vidas les descubre que el precio de pelear por la verdad exige un amor sin fisuras y un coraje extraordinario, porque el camino es aventurado y de no retorno y, tras una espiral de emociones al límite, se acabará revelando también como muy peligroso.
Mi experiencia con la novela
Clara Sánchez ha resultado ser la ganadora este año del premio Planeta con el que es su último trabajo titulado El cielo ha vuelto. Yo la conocí con la novela Lo que esconde tu nombre (ganadora del premio Nadal), un título que a priori me resultaba muy atractivo pero que no llegó a cumplir mis expectativas. A pesar de su extensión me pareció que a la historia le faltaba acción y que su argumento se diluía demasiado.
Con Entra en mi vida me he vuelto a decepcionar. No me parece una mala novela en absoluto pero también creo que le sobran ciertas cosas y le han faltado otras muchas, entre ellas la emoción que no he sentido en ningún momento ante un tema de este calibre. Los dos libros de esta autora me han dejado la sensación de que elige temas muy interesantes y actuales pero se pierde en su desarrollo dejándose atrás puntos que podrían haber resultado muy enriquecedores de cara al lector. En esta ocasión trata el tema de los niños robados que me llama muchísimo la atención y cuya actualidad no deja de aportarnos noticas y datos escalofriantes.
Desde que Verónica descubriera con tan sólo diez años la fotografía de una niña escondida en una cartera de cuero supo que en su familia ocurría algo extraño. De repente muchas cosas comenzaron a tener sentido. Los silencios, las ausencias y la tristeza parece que tiene mucho que ver con una niña llamada Laura a quien Verónica no puede quitarse de la cabeza. Poco a poco descubrirá que su madre está convencida de que es una hija que tuvo y que le aseguraron que nació muerta.
Con los diecisiete años cumplidos Verónica tendrá que enfrentarse a una grave enfermedad de su madre, momento en el cual también decide indagar en su pasado y descubrir que ocurrió para una sombra empañase constantemente la felicidad de la familia.
Laura tiene diecinueve años y la sensación de que nunca ha llegado a encajar en su familia a pesar de sus esfuerzos por agradar. Siempre ha vivido con su madre que es una mujer bohemia y egoísta que nunca se ha preocupado de ella y con su exigente abuela quien controla todos los aspectos de su vida sin darle la mínima oportunidad de decidir. Laura se dedica a trabajar en la zapatería propiedad de la familia y las clases que imparte en el conservatorio por lo que apenas tiene tiempo para ella. Pero un día una extraña joven se presenta asegurando que es su hermana y ella un bebé robado. Esta revelación supondrá un cambio drástico en su forma de ver la vida y a su propia familia.
Uno de los motivos por los que creo que no he llegado a conectar completamente con la historia es porque esta me parece sobre todo una novela de personajes en los que la trama llega a ser casi secundaria y muy escasa. Y este fue uno de los puntos que más llamaba mi atención y por los que escogí el libro. Como tal, los personajes están maravillosamente definidos, construidos con profundidad y resultan totalmente creíbles.
Las dos protagonistas indudables son Verónica y Laura, dos muchachas muy diferentes entre sí y cuyas vidas también lo han sido. Verónica es una joven despierta y con mucho carácter. Vive junto a sus padres y su hermano pequeño en un adosado a las afueras de Madrid con una economía un poco ajustada que necesita dos sueldos para hacer frente a los pagos. Cuando su madre enferma no le queda más remedio que ocupar su lugar incluso en su trabajo como vendedora de cosméticos a domicilio. Una labor que no se le dad nada mal.
Laura en cambio es una chica tímida y maleable que vive en un lujoso barrio céntrico de Madrid gracias a la zapatería que les proporciona una desahogada economía familiar. Su vida está marcada por una madre que apenas le hace caso y prefiere vivir a su aire y una abuela demasiado controladora y autoritaria que domina a ambas y está pendiente de cada uno de sus movimientos.
Frente a las protagonistas existen algunos secundarios, también perfectamente perfilados, que tienen un gran atractivo. Es el caso de Lilí, uno de los más completos y complejos que aparecen en ella en contraposición por ejemplo de su hija Greta que en mi opinión, esta desaprovechada. Otro secundario que destaca es Betty, madre de Verónica, una mujer traumatizada y atormentada por la búsqueda de la hija que está convencida de que nació viva a pesar de le dijeron lo contrario.
La novela está narrada en primera persona y casi de forma intimista por sus dos protagonistas. Si en principio es Verónica cuya voz lleva todo el peso de la historia a medida que avanzamos la voz de Laura se hace fuerte y nos ofrece también su punto de vista. Se desarrolla en tres partes divididas a su vez en sesenta capítulos que alternan de forma arbitraria las voces de ambos personajes. Cada una de ellas nos relata su vida entrelazándose en algunas ocasiones los mismos acontecimientos desde lados opuestos.
El estilo narrativo es sencillo, directo y muy cercano con lenguaje conciso y llano y un ritmo pausado que no afecta a la fluidez con que se desarrolla la novela pues su estructura en capítulos cortos le imprime cierta agilidad a la lectura. En la historia no hay demasiada acción sino que se trata de remarcar los sentimientos de las personas afectadas de distintas maneras por una misma situación.
Más que el tema del robo de los niños yo diría que esta novela aborda el tema de cómo han vivido las familias estas situaciones. Desde una madre que se niega a aceptar que su hijo murió porque algo en su interior le dice que no fue así hasta como han crecido los otros hijos con un hermano fantasma. Pero también desde la perspectiva de la niña que pudo ser robada, como una simple confidencia puede hacerle replantearse toda su existencia. Clara Sánchez recrea muy bien sus sentimientos, como les ha afectado a su vida así como todo el sufrimiento y las consecuencias de haberse encontrado con gente sin escrúpulos capaces de todo por dinero.
Pero como os he dicho la novela me ha decepcionado. En primer lugar porque la autora enseña sus cartas muy pronto, prácticamente a mitad de la novela la intriga se diluye desvelándonos casi por completo la situación. Otro punto que no ha gustado es que llega un momento en que los personajes se convierten en víctimas o verdugos de forma que se produce una especie de enfrentamiento entre ellos a modo de película de suspense. Es en este punto cuando la historia pierde gran parte de su credibilidad e incluso la estropea un poco. No quiero desvelar nada pero os podréis imaginar ya quien son cada uno. Una trama que me parece innecesaria, que complica y que no aporta nada.
Si gran parte de la novela carece de alguna intriga o suspense el final resulta demasiado predecible y sin deparar ninguna sorpresa al lector. Evaluando de forma general la novela creo que han faltado algunas explicaciones a pesar de su extensión y de los múltiples detalles y descripciones que a lo largo de ella se nos ofrecen.
Conclusión
Entra en mi vida resulta un libro ameno y de fácil lectura pero al cual le falta algo. En mi opinión parte de una buena idea pero que no llega a conseguir un buen desarrollo. Personajes muy buen construidos, sentimientos bien recreados pero sin intriga y sin esa chispa que te deja prendada de un libro.