Título: Atomka
Autor: Franck Thilliez
Publicación: Destino (Áncora & Delfín), marzo
de 2013
Páginas: 560
Al mismo tiempo, un antiguo caso de mujeres secuestradas vuelve a salir a la superficie: víctimas arrojadas vivas pero inconscientes a lagos prácticamente congelados, y rescatadas in extremis gracias a varias llamadas anónimas a la policía. Las señales de un asesino brutal obsesionado con la hipotermia arrastrarán a Lucie y a Sharko hacia la zona prohibida de un lugar aterrador y devastado. Mientras la investigación se acelera, Sharko se enfrenta a viejos demonios que le conducirán a un duelo secreto y cruel que le irá destruyendo.
Mi experiencia con la novela
En los últimos años el francés Franck Thilliez se ha ganado un puesto de honor en el género negro de novela. Sus publicaciones se caracterizan por tener gran calidad y cada vez más lectores se apasionan con las historias que construye este autor.
En mi caso lo descubrí con El síndrome E, una novela tan fascinante con absorbente y aunque no he leído su continuación, Gataca, no he podido resistir la tentación de ponerme con Atomka que si estaba ya en mi estantería. Este último titulo es la quinta entrega de una serie (que comienza con El ángel rojo) protagonizada por el inspector Sharko de forma original y que se amplía en su segunda entrega con el personaje de Lucie Hennebelle. Si tenéis pensado acercaros a este autor lo ideal es que empecéis por el principio y con las novelas en orden pues en cada una se revelan spoilers de la anteriores sobre la vida de sus protagonistas aunque en realidad trata casos policiales distintos. Voy a intentar escribir la reseña tratando de descubrir lo menos posible para no estropear nada a los futuros lectores.
En este nuevo episodio la investigación comienza con tres hechos inquietantes. El descubrimiento del cadáver de un periodista en el congelador de su hogar les pone sobre la pista de otra periodista muy cercana a la victima que estaba documentándose para escribir un libro misterioso del que nadie ha oído hablar y que recientemente ha desparecido. A la vez aparece un niño de diez años con graves problemas de salud que lleva anotado el nombre la periodista en un papel y que no dice ni una palabra.
Quedan pocos días para la Navidad y la pareja formada por Franck Sharko y Lucie Hennebelle tendrá que anular sus planes para comenzar una investigación tan complicada como peligrosa. Además Sharko se encuentra de nuevo cara a cara con su pasado cuando comienza a recibir amenazas muy rotundas y parecen estar relacionadas con un caso escaofriante que investigó hace años.
De nuevo Thilliez nos sosprende con un thriller cuyo argumento a pesar la increíble complejidad que presenta está medido al milímetro, con toques de oscuridad, hechos siniestros y varias tramas que convergen en un punto en común. Y es que una vez que el lector se sumerge entre estas páginas no puede parar de leer hasta completar la historia.
Los policías encargados de desvelar que se esconde tras los hechos principales serán Lucie Hennebelle y Franck Sharko, criminalistas en la sección 36 del Quai des Orfévres. Dos personajes que ya conocemos de sus obras anteriores, carismáticos, con mucha fuerza y a los que el autor sabe dotar de entidad propia, humanidad y cercanía. No son héroes y a menudo se hace tangible su vulnerabilidad, sienten miedos, inseguridades y un profundo pesar porque la vida no les ha tratado precisamente bien. Sus fantasmas personales acechan en cada rincón.
Ya lo remarqué en la reseña de El síndrome E, que me encanta este tándem que funciona a la perfección. Atomka no sólo nos muestra sus vidas, sus preocupaciones sino que nos acerca más al pasado de Sharko (en un episodio relacionado con el argumento de El ángel rojo). Unos mensajes tan misteriosos como siniestros le pondrán en alerta sobre una amenaza que le acecha. Por su parte, Lucie también lleva una pesada carga y es que ha perdido una parte fundamental de su vida.
De nuevo Thilliez construye la historia sin dar un respiro al lector. Con una prosa directa, urgente, un ritmo vibrante y una trama muy compleja en la que se mantiene intacta la intriga de principio a fin y en la que ofrece giros imprevistos que conducen la historia hacia un punto en concreto. Thilliez no se detiene demasiado en la descripción de escenarios, nos ofrece lo necesario para que se dibujen medianamente en nuestra mente y a pesar de todo consigue a través de muchos otros elementos generar escenas de máxima tensión y cierta angustia que dejan al lector atento a cada una de sus palabras y con el corazón en vilo.
Una cosa que me gusta de este escritor es que no tiende trampas al lector. No nos ofrece pistas erróneas ni se guarda ases en la manga de forma que no hay sorpresas imposibles. Nos va dejando asombrados a través de sus razonamientos y sus macabros descubrimientos sin dejar al lector la sensación de confusión.
La narración sucede en tercera persona para desarrollar las dos subtramas. Por un lado la resolución del caso que les ocupa que se desarrolla de forma lineal complementado con multitud de flashback en los que los protagonistas, y sobre todo Sharko recuerdan los episodios más dolorosos de sus vidas a la vez que intentan descubrir la amenaza personal que les acecha.
El planteamiento está muy estudiado y muy trabajado. Todos los hechos se encuentran relacionados con un tema principal. Mujeres secuestradas y arrojadas vivas a las aguas heladas de un lago, niños con graves problemas de salud, muertos que vuelven a la vida, personas congeladas, cobayas humanas. Escenarios de Paris, Alburquerque en Nuevo México, Rusia e incluso Chernóbil desembocarán en el tema de la contaminación radiactiva y como afecta a la salud. Científicos y médicos que estudian la hipotermia terapéutica y sus aplicaciones jugando a ser dioses. En un nota al final del libro el autor nos habla de cómo mientras escribía esta historia ocurrió el accidente en Fukushima y como afectó al desarrollo del libro.
En su resolución la historia queda perfectamente armada y cohesionada. Thilliez no deja ningún fleco suelto y todo concuerda razonablemente. Quizás, como en la anterior, esperaba un final más abierto aunque sólo el tiempo dirá si podremos volver a disfrutar de las aventuras de estos dos personajes. A pesar de toda la complejidad que os comentaba antes, sus explicaciones hacen que comprendamos todo a la perfección.
Conclusión
Atomka es un thriller francamente adictivo, de ritmo trepidante, con un argumento sólido, con unos personajes inolvidables y escrita con un pulso firme y gran habilidad.
¿Qué más razones necesitáis para leerla?