La
historia transcurre dieciséis años después de que Flora Poste visitara la
granja Cold Comfort situada en el pueblo de Howling por primera vez. Si ya en
esa ocasión los Starkadder necesitaron su eficacia y dotes de mando a la hora
de disponer ciertos asuntos sobre el orden de la familia en esta ocasión Flora
volverá a ser requerida por dotes organizativas.
Pero Flora, a quien no se le escapa nada, sabe que algo ha ocurrido en la
granja. Y cuando descubre con horror que los Starkadder han perdido la
propiedad y esta ha sido rehabilitada como un museo encuentra de nuevo en la
obligación de ayudar a sus parientes a que todo vuelva a la normalidad.
Mi experiencia con la novela
Descubrí a la británica Stella
Gibbons con La hija de Robert Postepublicada por primera vez en 1932. Se trata de una novela inteligente, irónica
y con una claro espíritu crítico a la sociedad del momento. Un libro con el que
disfruté ampliamente y me dejó muy buena sensación. Por ello, no quería perderme la continuación
de la novela titulada Flora Poste y los
artistas publicada por primera vez en 1949. A pesar de ser una secuela las
novelas pueden leerse de forma independiente pues no es una estricta
continuación del argumento sino más bien dos episodios con una protagonista
común. Pero o yo os recomiendo que lo hagáis en orden para comprenderla mejor y entender a algunos de los
personajes.
Al igual que en su predecesora, la
novela ha sido traducido por José C. Vales (autor de El pensionado de Neuwelke)
quién no sólo hace un maravilloso trabajo al llevar la obra a nuestro idioma
sino que además nos aclara con diversas notas a pie de página muchos detalles
que para el lector sería complicado entender sin ninguna referencia. En el prólogo
el autor nos ofrece una valiosa información que nos ayuda a comprender mejor el
contexto de la novela y algunos pormenores interesantes.
Por nuestra protagonista han pasado 16 años pero no ha perdido un ápice de su encanto. La conocimos como una muchacha de educación exquisita pero también muy perezosa cuya meta principal era no trabajar y vivir del cuento. Tras quedarse huérfana no tiene más remedio que acudir a sus parientes, los Starkadder para encontrar un hogar.
Ahora nuestra Flora es una esposa y
madre de cinco hijos. Pero sus obligaciones no le impiden ir a lugar donde la
necesitan y cuando es requerida en la granja Cold Comfort de sus primos no duda
un instante en acudir. En esta ocasión
la granja ha sido convertida es una especie de museo y ningún Stardkadder queda
en ella. La estructura ruinosa que conocimos se ha transformado en un lugar
muchos más agradable aunque a nuestra protagonista no le encaja. Flora inmediatamente se pondrá manos a la
obra para que todo vuelva a la normalidad.
Aunque esta novela vuelve a ser
inteligente, divertida y mordaz como su predecesora el tono de la autora ha
cambiado. Si en la anterior sus criticas, mucho más inocentes, se centraban en
la estricta y pretenciosa sociedad inglesa de los años 30 en esta ocasión se
percibe claramente un espíritu más pendenciero centrado en los artistas y
pensadores del momento. Quizás las escenas no sean tan extravagantes ni jocosas
pero siguen sin tener desperdicio. Stella Gibbons vuelve a mostrarnos una cara
desenfadada y optimista a pesar de que
la segunda guerra mundial ha hecho mella en el mundo entero y muchos países
intentan recuperarse de sus consecuencias.
Inglaterra intenta recomponerse y
sobrevivir a los estragos de la contienda gracias a los americanos mientras los
artistas, escritores, sabios de la época, empresarios y gente de renombre
recurren a la palabra fácil, se dejan llevar por frivolidades e intentan
impresionar al más humilde sin tener en cuenta las necesidades del pequeño
ciudadano. En su búsqueda constante del reconocimiento y la fama en el fondo se
sienten muy superiores al resto de los humanos. Los reproches a su frivolidad y
falta de empatía se hacen muy patentes y tienden a ridiculizarlos de alguna
manera.
Para ello recupera un personaje que
ya en la novela anterior padeció los ataques de la inglesa. Meyerburg, un
escritor obsesionado con el sexo y misógino, a quién Flora llama Mybug (mi
pesadilla) es el artífice del congreso. Aunque no hay ninguna prueba parece ser
que este autor representa a D.H. Lawrence (autor de El amante de lady
Chatterley). Otros artistas parodiados bajo seudónimos que muestra Gibbons parecen
ser correspondidos con grandes figuras del momento.
Si es verdad
que he echado de menos algunas de las locuras de los Starkadder. Las
situaciones que provocaban estos personajes me parecieron llenas de humor y tan
absurdas que era imposible no reírse con ellas. La vieja tía Adam que sin salir
de su cuarto ejercía presión sobre todos los familiares de la granja y estaba
obsesionada con algo que vio en el granero, el vaquero Adam que asegura conocer
el pensamiento de los animales de la granja, Meriam y su adicción a la
parravirgen o Seth a quien todas las mujeres perseguían.
Algunos personajes son recuperados
aunque de forma muy breve de la primera parte. Mary Smiling una viuda de rica
coleccionista de sujetadores, su mayordomo Sneller que hace lo que le da gana,
Reuben Starkadder, que terminó heredando la granja, Adam que sigue guardando su
estropajo como oro en paño o Elfine, a quien consiguió encontrarle un buen
marido.
En realidad si exceptuamos a Flora y
algún otro personaje las historias poco tienen que ver. En la primera parte nos
encontramos una familia salvaje y bruta y en esta ocasión se trata de pedantes egoístas
y vanidosos.
Lo que si se conserva intacto es el
estilo narrativo de Gibbons. Una prosa bien confeccionada, rica en recursos y
técnicas literarias en donde hace gala de un lenguaje selecto. La autora vuelve
a emplear juegos de palabras y diversas bromas utilizando nombres de personajes
y lugares de forma que si no fuera por las notas a pie de página del autor no
entenderíamos la mayoría de ellas porque son imposibles de trasladar el
español. También incluye citas y referencias de otros autores.
Conclusión
A pesar de que Flora Poste y los artistas es una novela más seria y mordaz que su
predecesora sigue siendo un relato amable e inteligente que hará al lector
disfrutar de las peripecias de unos personajes un tanto extraños. Muy
recomendable para los amantes de la literatura inglesa.
** Gracias a la editorial Impedimenta por facilitarme el ejemplar.