La historia nos sitúa
en China a principios del siglo XX. La protagonista del relato es una joven de
trece años que vive junto a su familia en un mundo donde la vida y la muerte se
dan la mano. Tras una larga agonía su abuela ha fallecido recientemente y en la
casa todos deben honrar su memoria y procurar que su alma encuentre el camino
correcto de forma que no quede anclada al mundo de los vivos. Su padre es un
hombre conservador que respeta a rajatabla las tradiciones, los cultos y las
supersticiones y a la vez que la familia cumple con los ritos mortuorios espera
el momento en que se establezcan ventajosos compromisos nupciales para sus dos
hijos.
Mientras esto ocurre,
la pequeña conoce a Xiaomei, la hija de un vendedor de pájaros que pone su
mundo del revés. Xiaomei es un muchacha libre y distinta, muy hermosa y con
quien nuestra protagonista crea un vinculo basado tanto en la admiración como
en la dependencia. Entre las muchachas surge una relación muy especial. Cada
día se ven en el mismo parque y a través de sus conversaciones descubrirán que
a pesar de todo el destino está indiscutiblemente marcado.
Mi experiencia con la
novela
“Recuerdo que, pocos días antes de la
muerte de mi abuela, tuve con ella la última charla profunda, la última charla
antes de que la doblegaran los dolores, los cansancios y los desvaríos de la
enfermedad.
Mi abuela susurró esa tarde, estando a
solas ella y yo, que al fin se sentía predispuesta a emprender el viaje al país
imaginado.
Ese país era, desde luego, la muerte. El
último de una serie de países imaginados; el país que nunca dejamos de imaginar
porque no tenemos de él ninguna imagen real”
Fragmento
de El país imaginado. Página 189
Hoy os traigo una novela muy especial que ha sido
merecidamente galardonada con el Premio Las Américas de Novela 2012 y el premio
Emecé de novela en 2011.
La primera sensación positiva que este libro trasmite es a
través de la vista. Cada vez tengo más claro que Impedimenta es una editorial
que cuida al máximo tanto sus publicaciones como el formato en el que llegan al
lector. Sus ediciones son sencillas pero muy atractivas, en cartón con
sobrecubierta y unas páginas muy suaves. Un libro no sólo crea sensaciones en
el lector a través de su historia sino a través de la vista, el olfato y el
tacto. Este libro tiene una de esas portadas preciosas que capta tu atención
inmediatamente. Inspirada en un cartel publicitario nos muestra la imagen de
dos jóvenes chinas e inmediatamente invita a su lectura.
El país imaginado es una novela para recrearse en las
palabras, para disfrutar con ellas, para comprender a sus personajes y no solo
escuchar lo que dicen sino intuir lo que no dicen. En cualquier historia de
amor, las palabras sobran y hay multitud de sentimientos que no se pueden
transmitir de forma oral, que flotan en el aire y que solo se perciben a través
de otros sentidos.
Quizás un lector ávido de acción y aventuras no encuentre en
este libro el entreteniendo que busca pero para el lector que busca
sentimientos, magia y que otorga mayor importancia a los personajes que a la
historia en sí, creo que es el libro perfecto. Su carácter intimista hace que
nos sintamos muy cerca de sus personajes.
La historia nos lleva a conocer a la protagonista y a la vez
narradora de la novela. Una muchacha de quien no llegaremos a conocer el nombre
(y que erróneamente llamaremos Ling) pero que página tras página se convierte
en un personaje inolvidable.
La pequeña de 13 años junto a su familia vive el duelo
ocasionado por el reciente fallecimiento de su abuela. Una mujer con quien
mantenía en vida un vínculo especial y esencial y que seguirá poblando sus
sueños una vez muerta. La anciana se proclamará como una especie de guía espiritual
que marcará el camino a seguir para la joven.
Como ordena la tradición, la familia sigue a rajatabla todos
los ritos ancestrales que ayudan a que el alma de los muertos no ronde a los
vivos y que encuentre su camino. Gracias a un pájaro de la abuela que la
pequeña debe llevar al parque, tiene la ocasión de estrechar un vínculo de amistad con Xiaomei, una joven que
despierta en ella muchos sentimientos pero sobre todo admiración. La
protagonista ve en ella una joven tan perfecta y hermosa que piensa que es la
esposa adecuada para su hermano y no tarda mucho en copiar su estilo. Los
sentimientos de la protagonista son puros y profundos pero la joven no es capaz
de ponerle un nombre que identifique todo eso que siente ¿Qué hay detrás de esa
veneración? ¿Es simplemente amistad o quizás algo más? Ling solo sabe que
siente un amor incondicional por su amiga. Y ese amor causa un cambio
perceptible en ella que todo el mundo parece notar a pesar de sus esfuerzos por
disimular.
La historia está narrada en primera persona a través de su
protagonista con una prosa exquisita, elegante y delicada. Berti es capaz de
crear un mundo mágico alrededor de los personajes, donde la realidad y ficción
se dan la mano, donde no se entiende la vida sin la muerte y donde el amor es
capaz de cambiar a una persona. Esta novela bien puede ser una historia de amor
o amistad porque su autor no pierde en tiempo en catalogar. Nos propone un
relato y deja el margen suficiente para que cada uno de nosotros podamos
interpretar la historia a nuestra manera. Es un relato cargado de sutilezas,
donde no hay nada obvio.
Los capítulos narrados en primera persona por la
protagonista que recrean la China del momento se intercalan con capítulos muy
breves en que la abuela relata como ayuda a Ling a encontrar su camino a través
de los sueños. Este detalle dota a la novela de cierta magia e irrealidad de
forma que hace que nos movamos entre dos mundos, el real y el imaginado.
La historia se desarrolla en China sobre los años 30. Una época
en la que las tradiciones siguen vigentes en la mente de los adultos pero que
comienzan a desmoronarse con la llegada de la siguiente generación. Su autor ha
sido capaz de recrear la sociedad con mucha claridad prescindiendo de largas
descripciones .Nos muestra una sociedad machista y patriarcal donde las mujeres
tienen una escasa participación en la toma de decisiones, donde los matrimonios
son concertados (y convenientes para la familia), donde es posible celebrar
bodas fantasmas (donde uno de los novios ya no habitaba el mundo de los vivos)
y donde las mujeres se ven obligadas a utilizar un lenguaje secreto para
comunicarse porque los hombres no les permitían aprender a escribir (nu-shu). Pero también una sociedad en la
que se incorporan a la vida diaria el cine o el automóvil, nuevos inventos que
cambian la vida de la sociedad. Todo un mundo de contrastes.
Ya os he dicho alguna vez que soy una entusiasta de la
literatura oriental y que me fascinan las novelas ambientadas en estos
contextos. Pero a la vez me parece muy difícil recrear este mundo sin caer en
los clichés y las novelas escritas por autores occidentales tienen un sabor distinto
a las escritas por autores que han vivido esta cultura. Pero en esta ocasión
Berti ha dotado a su novela de todos los elementos que esta necesita para
imprimir ese encanto y esa visión del mundo oriental que sabe ahondar en las
profundidades del alma y que siempre apuesta por la belleza aunque quizá de
forma más cruda y no tan evidente.
Conclusión
El país imaginado es una historia deliciosa que emana
ternura e inocencia. Una novela que una no de desea abandonar nunca. Llena de
magia, tradición, cultura, de sutilezas y detalles exquisitos. Pero también dotada
de una dosis de realidad y de amargas decepciones.