La familia Martínez-Durango
es la más poderoso en San Gabriel. No solo poseen una casa-palacio desde hace
siglos sino que poseen la mayor parte de las tierras de la comarca y muchos negocios
sumamente prósperos que arrojan mucho dinero a la gran fortuna familiar y que
les hace tener el control casi absoluto sobre todo el pueblo.
Debido a la muerte de
su tía Rosario, Madelaine, la última descendiente del clan, debe regresar al
hogar familiar para solucionar junto a su otra tía, Clara, ciertos asuntos
familiares. Se trata de una inspección que hacienda realiza sobre las cuentas
de la familia y puede acabar de forma trágica no solo con la ruina económica sino
también con pena de cárcel.
Madelaine llevaba
varios años manteniendo cierta distancia con todos los asuntos familiares y
cuando llega de nuevo a la casa-palacio los recuerdos de un pasado trágico
acechan escondidos en cada rincón de la casa.
Además tiene que
lidiar con su otra tía Clara, el único familiar que queda con vida después de
que la desgracia cayera sobre la familia. Una mujer malhumorada, amargada y
dominante que ha contratado un fiscalista para poner en orden las cuentas y
documentos familiares que llevan años sin ser controlados.
Pero en esta búsqueda
de la verdad saldrán a la luz secretos que llevan años sin ver la luz.
Madeleine comenzará a preguntarse si realmente conoce todos los hechos que
sucedieron en la familia y provocaron la desgracia a sus miembros.
Mi experiencia
con la novela
He disfrutado mucho con la lectura de esta novela
aunque le he encontrado ciertas pegas, por llamarlo de alguna manera. Tiene
todos los ingredientes que me gustan en las historias. Se trata de una saga
familiar donde hay misterio, amor, celos, odio, envidia, redecillas, violencia
y que está protagonizado por distintas mujeres muy fuertes y con mucho
carácter.
La protagonista de la novela se llama Madeleine, un
nombre que aunque queda perfectamente justificado su origen no me pegaba en una
historia ambientada en España y poblada de nombres españoles. Me parece que en una
historia tiene mucha importancia la elección de los nombres para los personajes
porque de entrada ya te ofrecen mucha información sobre los mismos.
Madeleine tiene 36 años y se dedica a ejercer la
medicina en un pueblo navarro. Pertenece a una familia muy opulenta y poderosa,
los Martínez-Durango, aunque siempre ha renegado de su pasado y nunca le ha
interesado ni el dinero ni el poder.
Después de que su madre se marchara y su padre y su
abuela murieran trágicamente en un accidente de tráfico cuando ella contaba con
tan solo cuatro años fue criada por las dos tías que quedaban con vida, Clara y
Rosario quienes además despidieron a todo el servicio que trabajaba en la casa.
Dos mujeres muy distintas que llegaron a negarse la palabra entre ellas. Clara
era una mujer autoritaria y rígida y Rosario afectuosa y cercana. Fue esta
última con quien Madeleine pudo establecer un vínculo maternal.
Madeleine vivió su niñez y adolescencia prácticamente
aislada en la casa-palacio, con escasas relaciones sociales y sin saber
prácticamente como era el mundo exterior. Con los años se fue alejando de este
pasado doloroso que solo trajo infelicidad a todos los miembros de la familia y
creó una vida muy distinta en la cual es incapaz de asumir compromisos, ni
siquiera comprar una casa y pagar regularmente las facturas. Quiere vivir de
forma independiente y sin ataduras sin implicaciones emocionales con otras
personas.
Cuando hacienda pone el ojo sobre los bienes de los
Martínez-Durango Madeleine, única y exclusiva heredera de la fortuna familiar,
se ve obligada a contratar un fiscalista, Jose Luis, para poner en orden y
aclarar las cuentas y documentos que no han tenido un registro certero durante
años y que nadie se ha preocupado en controlar.
Con la llegada de Madeleine a la casa-palacio el
pasado vuelve a estar más presente que nunca. No solo tiene que lidiar con su
tía Clara, una mujer que no tiene nada que ver con ella y de quien no guarda
muy buenos recuerdos, sino que los recuerdos comienzan a agobiarla y a
acecharla tras los muros de la casa.
Los sentimientos, sueños y presentimientos se agolpan
en su cabeza. Las figuras de su madre, Inmaculada, su abuela Olivia y su tía
Rosario acechan sus pensamientos y comienza a cuestionarse muchas cosas que
hasta ese momento había dado por hechas.
A pesar de que la protagonista en esta novela hay
otras mujeres que cuya aparición es imprescindible para entender toda la
historia. Son mujeres con un carácter muy marcado, fuertes y decidas que no
tienen miedo a imponer su criterio. Pero que en el fondo se sienten
encorsetadas y con el deber de cumplir con la moral de una sociedad que no se
ajusta a ellas o dar explicaciones a un marido que no entiende mas allá de lo
poco que ve.
Todo comienza con la bella Olivia, abuela de
Madeleine, una mujer que enamorada de un hombre se ve obligada por las
circunstancias a casarse con otro. Y fruto de esta unión infeliz nacerá una
desgracia que arrastra a toda la familia. Olivia es aparentemente una mujer promiscua,
superficial y aparentemente egoísta.
Sus dos hijas son Clara y Rosario, dos mujeres muy
distintas entre sí. Mientras clara es autoritaria, recta y dominante, Rosario
es una persona amable, dulce y comprensiva. Dos caracteres que llevaran a
enfrentar a las hermanas e incluso a llevarse años sin dirigirse la palabra.
Inmaculada es la madre de Madeleine y casada con
Rodrigo, el otro hijo de Olivia. Una mujer que no encuentra su sitio en la
familia porque no acaba de encajar. Es soñadora y le gusta evadirse entre sus libros
para evitar sentirse aislada junto a su familia política.
Para remontarse en el tiempo la autora intercala
fragmentos en distintas épocas y lugares por donde los personajes se mueven y
van fraguando sus destinos a lo largo de muchos años. Tres generaciones
marcadas por la desgracia y que cada uno de ellas guardan sus peores secretos
celosamente.
El estilo de Julia Montejo es elaborado y denso en
muchas ocasiones. Los primeros capítulos envían muchísima información y a un
ritmo bastante rápido y hay que cogerle el compás a la novela para no despistarse.
Yo creo que la novela merece una lectura lenta y exige mucha concentración,
sobre todo al principio. La prosa es rica en descripciones que destacan sobre
los diálogos. Me ha gustado mucho el toque espiritual, místico y onírico que
tiene la novela y que le otorga un puntito de magia y fantasía.
Los personajes son en su mayoría, como he dicho,
mujeres. Pero mujeres muy complejas con carácter muy marcado. La autora las
define perfectamente a lo largo de la novela de forma que es muy fácil ponerles
cara a cada una de ellas e imaginar perfectamente su comportamiento.
Es una novela plagada de secretos, amor, redecillas de
familia, rencores, rivalidad pero sobre hay un tema que inunda completamente
las páginas de este libro. Y es el amor. El amor visto de diferentes maneras y
en muchos de sus ámbitos, el amor pasional que siente Olivia, el amor
imposible, el amor prohibido, el amor por interés entretejido entre los
distintos personajes y ocupando un lugar muy importante en la historia que
determina el comportamiento de muchos de ellos.
Conclusión
Me parece muy recomendable para todos aquellos a
quienes les apasione la literatura tipo saga familiar y aquellos a los que les
guste cotillear entre los secretos de familia.
Es una novela cargada de enigmas por descubrir,
protagonizada por personajes atractivos y bien perfilados y una trama adictiva.