Mi experiencia con la novela
Viene siendo habitual que las novelas publicadas por Kent Follet generen
mucha expectación, no en vano es uno de los autores más leídos y que el público
valora mejor. A pesar de ello a menudo es menospreciado por la crítica profesional
que no acaba de mirar sus obras con buenos ojos y lo tildan de que es un autor
dedicado en cuerpo y alma a crear libros comerciales y que carece de recursos
literarios.
En mi opinión Ken Follett ha invadido el panorama literario de nuevo con
otra gran novela. Y digo gran novela no solo por su tamaño de casi mil páginas
sino porque una vez la has leído piensas en el excelente trabajo con el que
autor galés ha vuelto a sorprender. Es un relato con mucha fuerza, emocionante
y perfectamente entrelazado en todo momento.
El caso es que este libro ha vuelto a tenerme enganchada a su historia día
y noche desde el principio hasta el fin
y robándome bastante horas de sueño como en su día ya lo hizo “Los
pilares de la tierra”, una de mis novelas favoritas y con la que disfruté
muchísimo. Y me importan muy poco las críticas poco favorecedoras que tengan
ambas. Para mí, Follett es un gran creador de historias que sabe llegar al
lector y arrastrarle con su manera de contar las cosas. Y al final la
literatura está para disfrutar y entretener.
Si en su novela anterior, La caída
de los gigantes, Follett nos presentó a cinco familias de diferentes
nacionalidades y diferentes estratos sociales en el contexto de la primera
guerra mundial narrándonos como vivieron la contienda, en esta segunda parte
han pasado algunos años desde que abandonamos estas familias y de nuevo se
enfrentan a una guerra, la peor de la historia. Uno de los mayores aciertos de
Follett es combinar con maestría el contexto histórico con las relaciones
humanas entre los personajes de forma que ni una cosa ni la otra llega a
cansar. El argumento no es ni más ni menos que el relato de algunos acontecimientos
sucedidos en la segunda guerra mundial (sería imposible condesar en una misma
novela con todo lujo de detalles todo lo que sucedió).
La novela comienza en 1933 cuando Hitler acaba de ser nombrado canciller de
Alemania e intenta obtener el máximo poder para extender el nazismo. Pero su
gobierno encuentra una gran oposición en el Ejército Rojo y el comunismo supone
una gran amenaza. La historia abarca hasta 1949 cuando la guerra ha terminado
dejando atrás millones de muertos y se ha producido el comienzo de la guerra
Fría, un conflicto que veremos en la continuación de la trilogía.
Es una novela coral donde son muchos los personajes que cobran protagonismo
e importancia en la historia. Son
principalmente los hijos de esas familias que ya conocimos los que llevan la
batuta en esta segunda parte, aunque tampoco ha dejado de lado a los padres,
que con menor protagonismo siguen poblando sus escenas. Follett no ha
desperdiciado mucho espacio recordándonos que sucedió con ellos en la anterior
sino que da unas breves pinceladas a cada personaje para situarlo y a la vez
ayudarnos a recordar. A los Peshkov, los
Dewar, los Williams, los Fitzherbert y los Von Ulrich les tocará vivir las
situaciones más crueles, el miedo, la incertidumbre, el hambre mientras viven
cada uno de ellos y de distintas maneras la invasión de Polonia, las distintas
batallas, el desembarco de Normandía, el ataque a Pearl Harbor, las bombas
atómicas que cayeron en Hiroshima y Nagasaki o la brutalidad del Ejército Rojo.
Hay que reconocer que se mueve como pez en el agua en cuanto al manejo de
muchos personajes diferentes, a intercalar distintas escenas y saltar de un
escenario a otro dándole a todo ello una gran coherencia espacio-temporal. Sabe
tender el anzuelo, engancharnos con las subtramas y suspender los capítulos en
momentos cruciales de la historia que nos dejan con la miel en los labios. Se
producen encuentros y desencuentros entre todos sus personajes, abundan las
tramas amorosas, los secretos, hijos no reconocidos, amores imposibles. Pero
esta no es una novela como “Los pilares de la tierra”, donde priman las tramas
emocionales de los protagonistas que aunque tienen gran peso en la historia sin
duda hay otro gran protagonista que es el conflicto bélico.
La novela cuenta con personajes muy atractivos, capaz de generar diversas
emociones en el lector. Son capaces de seducirnos, de conmovernos o de hacernos
sentir desidia. Aunque por ponerle alguna pega, creo que cuesta más
involucrarse emocionalmente con ellos que en la novela anterior. Me he quedado
con la sensación de que la guerra les ha restado mucho protagonismo.
Cada uno de los personajes tiene una visión distinta de la guerra. No se
pudo vivir de la misma manera en Alemania, Inglaterra, Rusia o Estados Unidos
al igual que los personajes se posicionaban según sus creencias. Algunos de
ellos se mueven entre el fascismo, nazismo o comunismo con unas ideologías tan
extremas y autoritarias mientras que otros luchan por la democracia y la libertad.
Confieso que pensé que Follett iba a dejarse llevar por el morbo y el libro
iba a contener escenas mucho más extremas o duras, recreándose en las torturas,
los asesinatos o los padecimientos de sus personajes pero el autor demuestra un
gusto excelente al mostrarlas en casos muy puntuales y de forma meramente
anecdótica. A la vez pensé que el tema del Holocausto iba a estar mucho más
presente, que a algunos de los protagonistas les tocaría vivir la experiencia
de conocer los campos de concentración de primera mano pero es otro de los
puntos que el autor toca de pasada simplemente y a través de referencias y
alusiones. El camino más fácil para emocionar y sorprender al lector podría
haber sido impresionarle apuntando a su sensibilidad pero en realidad la
historia no lo necesita porque es un libro muy atractivo y dotado de muchas
cualidades que hacen que su lectura sea una experiencia muy positiva e
interesante.
Follett describe de una manera muy fácil un conflicto que no lo fue en
absoluto, de forma que cualquier persona que se acerque a esta novela, puede
comprender con total claridad que pasó en aquellos años, que intereses llevaron
a los distintos países a la guerra, cual fue la actuación y posición de los
políticos del momento y como lo vivió la población. Además es capaz de
transmitirnos diferentes puntos de vista porque los personajes son de distintos
países, distintas ideologías y distinto status social.
Conclusión
“El invierno del mundo” es una novela interesante, entretenida y bien construida.
Es muy difícil mantener un ritmo y un interés constante en un libro tan amplio
pero el autor lo ha vuelto a conseguir.
Muy recomendable para aquellos que disfrutaron con “La caída de los
gigantes” o aquellos que pretendan conocer de manera sencilla una parte de la
historia del siglo XX.