martes, 4 de abril de 2017

El nombre propio de la felicidad - María Jeunet



Título: El nombre propio de la felicidad
Autora: María Jeunet
Publicación: Planeta, junio de 2016
Páginas: 361

Mientras Nico, antaño un joven escritor de éxito, trata de arreglar la vida de los que le rodean, la suya va cayendo en un pozo del que cada día le resulta más difícil salir: hace años que no escribe, acaba de mudarse a una polvorienta buhardilla parisina y para conseguir un dinero extra trabaja en el metro de París.

Sus inesperados nuevos amigos y el dibujo abandonado por una chica misteriosa en los túneles del metro serán los detonantes para que Nico decida, por fin, dejar de preocuparse por el bienestar de los demás y acometa la tarea de su vida: alcanzar su propia felicidad.
El nombre propio de la felicidad es un cuento de hadas contemporáneo con un protagonista honesto, inocente y optimista que adorarás desde la primera página.

Mis impresiones

María Jeunet es una de esas escritoras que comenzó su andadura literaria con lel complicado camino de la autopublicación en plataforma digital. Y fue el éxito que obtuvo con sus dos primeras novelas lo que le llevó a conseguir el apoyo editorial de forma pudo ver cómo sus obras pasaban al papel. No he tenido la ocasión de leer Las hojas de Julia ni La foto de Nora pero hoy os traigo el que es su último trabajo titulado El nombre propio de la felicidad.

«Érase una vez, en una increíble ciudad llena de luz, un chico muy desgraciado. Vivía en un pequeño apartamiento y tenía por vecinos a una familia de ratones. Ganaba lo justo para comer dos veces e ir al cine una vez al mes. Pero un día su suerte cambió.»
Así empieza mi historia, amigos. Lo cierto es que no es ningún cuento de hadas, me ocurrió de verdad, y si me permitís, me gustaría constárosla.

Nico tiene treinta y dos años y vive en el ático de un viejo edificio en Paris. Algunos años atrás había escrito un cuento infantil que había sido todo un éxito de ventas. Sin embargo desde entonces no había vuelto a escribir nada bueno o por lo menos lo suficientemente atractivo para que su editor deseara publicarlo. Con un contrato con la editorial a punto de espirar y su madre, enferma de Alzheimer, ingresada en una cara residencia no le queda más remedio que aceptar un trabajo en el metro como vigilante de seguridad.

Así es como ha conocido a muchos de los nuevos amigos que hay en su vida. Cada uno de ellos tiene sus problemas y siempre que puede Nico les echa una mano. Pero un día descubre a una misteriosa joven a través de una de las cámaras del metro y se enamora perdidamente de ella. Tras recuperar un dibujo que la joven había tirado a la papelera encuentra de nuevo la inspiración para escribir. Parece el momento adecuado para buscar su propia felicidad.

El nombre propio de la felicidad es una de esas historias que en tono amable te proporciona una lectura plácida y entretenida. Tiene un halo de cuento de hadas que se percibe en el ambiente que flota en ella. En la novela su protagonista nos va a narrar su gran historia de amor pero también vamos a encontrarnos en ella no solo el amor romántico sino la amistad y el cariño por los demás. Como he dicho la novela tiene un tono amable aunque la autora no peca de excesos y no la convierte en una historia almibarada ni cursi.






Nicolás Cambril es el protagonista de la historia y un personaje con el que no cuesta simpatizar porque es todo un buenazo. Lleva una vida normal y corriente aunque pasando por más de un apurillo y sin embrago, siempre está dispuesto a ayudar a los demás a resolver sus problemas. Su carácter amable, honesto, sensible, desinteresado y confiado hace que empaticemos con él de forma inmediata. Quizás sea un personaje con demasiadas bondades pero consigue que queramos que por fin le ocurra algo verdaderamente bueno en su vida además de alegrarnos cuando lo va consiguiendo.

Acompañando a Nico encontramos el elenco de secundarios (Karim, Carol, Charlotte, Fanny…) que suman subtramas a la novela de diferente índole que hacen aún más entretenida la novela. Nos llevaran por problemas amorosos, familiares, económicos o de salud. Todas sus situaciones podemos identificarlas en la vida real a nuestro alrededor. Y también iremos conociendo a la misteriosa mujer que con una gabardina amarilla y un aire de tristeza se ha convertido en algo más que la musa de Nico. Pero de ella no os voy a hablar más.

Al final yo creo que María Jeunet nos lanza un mensaje cargado de positividad y nos anima a que seamos nosotros mismos los que decidamos nuestro futuro. Que cojamos las riendas de nuestra vida e intentemos hacerla lo mejor posible. Es una novela que transmite buen rollo, que te habla de la verdadera amistad y como está puede ayudar a superar los malos momentos.

La novela se desarrolla en Paris, en donde el protagonista vive en una buhardilla de un viejo edificio. No es gran cosa pero tiene unas vistas privilegiadas. Para mí esta ciudad aporta un encanto adicional a la novela. La ciudad de la luz me parece el escenario ideal para desarrollar cualquier historia de amor y la autora consigue mostrarnos el atractivo de la misma creando escenas que solo podrían desarrollarse allí. Además me ha encanto reconocer algunos lugares que tuve la ocasión de ver en París como el barrio de Montmartre, la Basílica del Sagrado Corazón o el Jardín Rictus donde se encuentra el mundo de los “Te quiero”.

El nombre propio de la felicidad está narrada en primera persona por el propio Nico de forma que es el mismo el que está contando su historia. Su estilo es cercano, ágil y muy fluido y en diversas ocasiones se dirige al lector para llamar su atención. Es como si lo tuvieras enfrente y te fuera contando su vida. Aunque la novela se desarrolla de forma lineal aunque serán muy frecuentes las veces que Nico vuelva la vista atrás para contarnos episodios del pasado.

Conclusión

El nombre propio de la felicidad es una novela que en tono amable resulta muy entretenida, fresca y amena. Una de esas novelas que te reconfortan y te hacen sentir bien.