Título: Los años ligeros.
Crónicas de los Cazalet
Autora: Elizabeth Jane
Howard
Publicación: Siruela,
mayo de 2017
Páginas: 430
El de 1937 y el
de 1938. Dos veranos inolvidables, a salvo bajo la dorada luz de Sussex, donde
los días se consumen en una sucesión de juegos infantiles y pícnics en la
playa. Tres generaciones de la acomodada familia Cazalet reunidas en su finca
natal. Los quehaceres de dos abuelos, cuatro hijos, nueve nietos, innumerables
parientes políticos, criados y animales domésticos que abarcan desde lo
cotidiano hasta lo más trascendental: el chófer conduce demasiado despacio, los
niños rescatan a su gato de lo alto de un árbol, los adultos hablan de la
amenaza de una nueva guerra, y los sueños y pasiones que acechan bajo su charla
ligera apenas opacan la indolente rutina de los últimos años felices que en
mucho tiempo conocerá Inglaterra.
Cuando en 1990 Elizabeth Jane Howard publicó la primera novela de las Crónicas de los Cazalet, puso la piedra de toque de lo que se convertiría en un inmediato clásico contemporáneo y en la novela-río más importante escrita en Gran Bretaña desde Una danza para la música del tiempo de Anthony Powell. En Los años ligeros, la autora perfila con exquisitez la geografía íntima de una familia y de un modo de vida que, irremisiblemente, pertenecían ya al mundo de ayer.
Cuando en 1990 Elizabeth Jane Howard publicó la primera novela de las Crónicas de los Cazalet, puso la piedra de toque de lo que se convertiría en un inmediato clásico contemporáneo y en la novela-río más importante escrita en Gran Bretaña desde Una danza para la música del tiempo de Anthony Powell. En Los años ligeros, la autora perfila con exquisitez la geografía íntima de una familia y de un modo de vida que, irremisiblemente, pertenecían ya al mundo de ayer.
Mis impresiones
Los años ligeros es la obra con la
que Elizabeth Jane Howard inaugura una gran saga familiar formada en total por
cinco volúmenes. A mí está novela me atrajo de forma inmediata ya que me
encantan tanto las novelas de este género como la ambientación en la cual se
desarrolla la historia. Definida como un “clásico moderno” y publicada originalmente
en 1990, Siruela la ha traído recientemente hasta las librerías de nuestro
país.
La novela nos adentra en la vida de una familia inglesa de clase alta
durante el verano de 1937 y 1938. Durante las vacaciones estivales del primero,
todos los miembros se han mudado a Home Place, la gran casa familiar en la
campiña de Sussex. Allí el Brigada William, Kitty, la Duquesita, y Rachel, la
hija soltera esperan al resto de la familia. Hijos, nueras y nietos se preparan
para un agradable verano de comidas campestres, visitas a la playa,
conversaciones, juegos y sobre todo un largo respiro de la rutina.
Y así nos sumergimos en la cotidianeidad y los pormenores de esta
familia. No es una novela que tenga una línea argumental muy definida sino que
está armada con las pequeñas y grandes subtramas que proporcionan cada uno de
sus personajes. Los años ligeros es
una novela que aunque no fue escrita hace mucho tiempo tiene ese sabor a clásico
de la literatura inglesa que hace de ella una lectura muy recomendable que he
disfrutado mucho leyendo.
Podríamos considerar Los años
ligeros como una novela costumbrista en la que veremos con bastante
detallismo la vida entorno a una familia inglesa de clase alta (también de los
menos pudientes al servicio de los primeros) a finales de los años treinta. En concreto
dos veranos de 1937 y 1938. A lo largo de la novela vamos a ir viendo sus costumbres,
la moda de la época, sus preocupaciones, sus obligaciones, en que ocupan el
tiempo, etc. Al final es cómo viven estos personajes sin olvidar al personal de
servicio (cocineras, niñeras, amas de llave, criadas, chóferes o jardineros) que
asiste a todos ellos. Aunque ya se vislumbran los atisbos del comienzo la II
Guerra Mundial, la familia Cazalet vive en su propio paraíso, ajeno a las
tensiones políticas y sociales que vive el resto del mundo. Aunque la autora también se hace eco de esos
cambios que se produciendo y que se hacen más visibles de un verano a otro. Dice
Elizabeth Jane Howard que se ha inspirado en su propia familia para escribirla.
Es una novela coral en la que, en mi opinión, el punto fuerte radica
en sus personajes. Ellos con sus historias personales irán dando vida a la
novela. Todos están maravillosamente definidos y nos irán causando diferentes
sensaciones. Algunos nos conquistarán de forma inmediata, otros se ganarán
nuestra simpatía y puede que alguno que otro no nos terminen de gustar. Además aprovecha
cada una de estas figuras para mostrarnos las diferentes formas de pensar y
actuar que había en la época. Es cierto que hay que tomarse unas cuantas
páginas para situar a cada uno porque son bastantes pero al inicio del libro se
incluye un árbol genealógico y un listado en el que se detalla quienes son y su
lugar en la novela.
Hugh es el mayor de los hijos de los Cazalet. Su participación en la
Gran Guerra le dejó secuelas físicas y mentales que hacen que tenga una salud
delicada y un carácter voluble que a menudo se deja llevar por la irá. Está
casado con Sybil y van tener otro hijo.
Ambos pueden presumir de una relación equilibrada donde prima el afecto. Él
atento y cariñoso y ella entregada a su familia. Edward, el siguiente hermano,
y Hugh dirigen la empresa familiar maderera. Sin embargo, Edward es muy
diferente. A este último le encantan las fiestas y las mujeres, con quienes no
le importa deleitarse. Mientras, su esposa Villy se aburre en casa y es
consciente de la carga y el esfuerzo que supone para ella el matrimonio.
Rupert es el artista de la familia. Un profesor que sufrió mucho
cuando perdió a su primera esposa. Ahora está casado con la caprichosa y egoísta
Zoë que requiere constantemente su atención. Raquel a sus cuarenta años es la “solterona”
de la familia aunque no es algo que parezca molestarle mucho. Gasta sus
energías en el resto de esta gran familia y una gran amiga con la que se cartea.
Presidiendo la familia están el viejo Brigada y la Duquesita. No os he hablado
de todos y faltan muchísimos figuras.
Los años ligeros está narrada con
fluidez y agilidad a pesar de que no es una novela con demasiado ritmo. Más bien
se trata de adentrar en el día a día de esta familia y que conozcamos muy bien
a sus personajes. La trama se compone de esas relaciones entre sus personajes,
de sus sueños, aspiraciones y pesares con ese conflicto que se avecina como
telón de fondo. Desde lo más ínfimo a lo más importante porque al final veremos
cómo se van produciendo ciertos cambios en sus vidas. Las divertidas anécdotas de
los más pequeños contrastan con los problemas más serios de los adultos, dentro
de cuyas voces también hay disonancias.
Conclusión
Los años ligeros es una novela con
sabor a clásico, elegantemente narrada, con unos muy buenos personajes y un
aspecto costumbrista sobresaliente. No puedo dejar de recomendároslas si os
llaman la atención las novelas con estas características.