Título: Un paraguas
Autor: Wilf Self
Publicación: Siruela, enero de 2015
Páginas: 328
El
heterodoxo psiquiatra Zack Busner llega en 1971 al Friern Hospital, un
gigantesco manicomio victoriano situado en el norte de Londres, en medio de una
tormenta profesional y matrimonial. Pretende evitar las polémicas, pero allí
conoce a Audrey Dearth, una mujer de clase trabajadora que lleva decenios
encerrada en Friern en estado de coma profundo, y decide intentar despertarla a
la vida con un revolucionario tratamiento. Los recuerdos que conserva Audrey de
un Londres anterior a 1918, el año en que cayó enferma, de sus amantes, su
participación en tempranos movimientos socialistas y feministas y, en especial,
su trabajo en un taller de paraguas, se alternan con los intentos de Busner por
tratar su enfermedad y llevar la luz a su mundo entre tinieblas. Ya retirado,
en 2010, el doctor Busner recorre el norte de Londres en busca de las claves de
aquel tumultuoso verano en el que logró despertar a sus pacientes afectados de
postencefalitis con una nueva y poderosa droga.
Mis
impresiones
Hay lecturas que no representan un
camino de rosas, que para concluirlas hay sudarlas pero aportan historias
tremendamente enriquecedoras a muchos niveles y que te premian con una enorme
satisfacción. Me costó entrar en la historia y sus primeras páginas tuve que
releerlas de forma concienzuda pero cuando comencé a comprender que estaba
leyendo me quedé muy sorprendida. Es el caso preciso de Un paraguas del escritor británico Will Self, considerado uno de
los autores actuales más ingeniosos a la par que extravagante.
La historia abarca tres líneas argumentales
que se desdibujan constantemente entre sí. Una de ellas se sitúa en 1971, año
en el que el psiquiatra Zack Busner acaba de incorporarse a la plantilla del
Hospital Mental Friern. Allí tiene una paciente que le suscita un interés
especial. Una mujer que lleva medio siglo encerrada entre los muros del
sanatorio aquejada de una grave enfermedad mental. Pero Busner tiene en mente
un revolucionario tratamiento para combatir la demoledora dolencia. Se trata de
una potente droga con la que intentará despertarla y minimizar las consecuencias
de la encefalitis letárgica que contrajo tras la Primera Guerra Mundial
La paciente es Audrey Dearth a quien nos
encontraremos en estado catatónico pero también conoceremos sus vivencias
anteriores a 1918 en Londres. Ese fue el año que contrajo la enfermedad que la
sumió en estado vegetativo. La epidemia se produjo a nivel mundial dejando
millones de muertos y numerosos afectados. También seguiremos las historias de
sus dos hermanos, Albert y Stanley para quien la guerra no pasa en balde. Cada
uno seguirá un camino muy distinto. Mientras uno se marcha a las trincheras a
luchar en la guerra, el otro intentará hacer carrera como funcionario en el
ministerio.
Por último en el año 2010, Busner ya se
ha retirado y su mente comienza a fallar. Antes de que la depresión senil borre
todos sus recuerdos recorre las calles del norte de Londres, reflexionando y
tratando de encontrar las claves sobre aquel experimento que llevó a cabo en un
grupo de pacientes del Friern con la L-DOPA y los resultados que obtuvo.
“Un hermano se olvida tan fácilmente como un
paraguas” (James Joyce)
Es una frase extraída de Ulises y la misma que nos vamos a
encontrar antes de comenzar la novela. Es tremendamente significativa en la
historia. Self utiliza en muchas ocasiones un simple paraguas de forma metafórica
y con múltiples significados. Ese objeto que nos protege y arropa en ciertas
ocasiones pero del que nos acordamos solo cuando lo necesitamos, que dejamos en
cualquier lado y apenas le damos valor.
Siempre me han interesado los
entresijos de la mente, el mecanismo que rige nuestro comportamiento, que crea
recuerdos o incluso que sucede en ella cuando comienza a fallar. ¿Qué ocurre
cuando el cuerpo no responde? ¿Dónde se esconde la conciencia? La mente va y
viene por distintos caminos.
Uno de los principales personajes de la
novela es Audrey Dearth a quien conoceremos siendo niña, una joven adulta y una
anciana con unos tics muy particulares. La hija de un borracho que frecuentaba lugares
y gentes poco convenientes, una muchacha que creció a la sombra de sus hermanos
varones y por ello contaba con menos privilegios. Una mujer que creía en el
amor libre, en el socialismo, en el sufragio femenino y en la independencia de
la mujer. Primero trabajó como administrativa en una fábrica de paraguas,
después tuvo que hacerlo en una fábrica de municiones en condiciones abusivas. El
otro personaje central de la novela es Zack Busner. Un psiquiatra de buen
corazón al que el excesivo entusiasmo en su trabajo le había reportado serios
problemas por lo que fue alejado de su empleo y derivado al inmenso y
laberintico manicomio victoriano que es el Frien. En su matrimonio tampoco van
muy bien las cosas y su mujer le somete a constantes humillaciones.
La novela recorre el siglo XIX, una
época turbulenta de cambios sociales, conflictos políticos y una drástica
evolución en el pensamiento. Así mismo Self vierte su propia critica en el
relato sobre el sistema. Entre otras cosas nos habla del socialismo, de la
diferencia de clases, del sufragio y la independencia femenina. También
aprovecha esta historia para desvelar el desmerecido trato al que se han visto
sometidos los enfermos mentales hasta hace muy pocos años. Quizás la ignorancia,
el rechazo, la escasez de conocimientos sobre estas enfermedades cuyos síntomas
no son tan visibles o la falta de interés lo que ha llevado a diagnósticos
erróneos, desastrosos historiales clínicos, despreocupación por el estado del
paciente, tratamientos incorrectos o muy agresivos, sedaciones innecesarias o
incluso abusos sexuales.
Dos de las dificultades principales que
entraña la lectura de Un paraguas es
su construcción y su estilo narrativo. Will Self prescinde de capítulos al uso
e incluso de separación por párrafos de forma que tenemos una historia que se
narra de forma continuada y en la que no existe una clara línea divisoria entre
las tres líneas principales. Dentro de una misma frase y en tan solo una
palabra cambiamos de escenario o de momento pasando del Londres sumido en la
guerra a los años setenta en el sanatorio. De primeras este estilo impacta,
desorienta y confunde al lector pero una vez llevas unas cuantas páginas y te
amoldas al texto no resulta tan extraño. Eso sí, exige una lectura en estado de
alerta, minuciosa y lenta.
Con respecto a su estilo narrativo el
autor opta por una narración con muchas metáforas, frases con dobles sentido
que también es desordenada, densa, recargada, caótica. En ella los escasos diálogos no están señalizados con
guiones, los pensamientos de los protagonistas se introducen de forma forzada en
el texto y se acompañan de fragmentos de canciones que parecen no tener nada
que ver o distintas expresiones. Además se incorporan al texto algunos términos
médicos que pueden suponer una dificultad extra. Pero en esta novela nada
parece producto del azar. Cada palabra, cada gesto de sus personajes o cada
situación parecen medidos al milímetro y con un claro objetivo.
Conclusión
No creo que Un paraguas sea una lectura recomendable para cualquier tipo de
lector. Muchos de ellos la abandonarían en la primera página. Creo que podrían
disfrutarla los amantes de los retos y a quien interese su temática en
concreto. Es una novela desconcertante, anárquica, diferente, ingeniosa,
extravagante…