Título: Ritos funerarios
Autora: Hannah Kent
Publicación: Alba, 2014
Páginas: 381
Basada en la
historia real de la última mujer decapitada en Islandia, acusada del brutal
asesinato de dos hombres, Ritos funerarios es
una novela de suspense y de pasiones íntimas con el trasfondo del paisaje
helado de la Islandia del siglo XIX. Agnes, mientras espera la hora de su
ejecución, es confinada en la granja de un matrimonio y de sus dos hijas.
Horrorizada, la familia ni siquiera quiere hablar con ella. Tan solo el joven
ayudante de un pastor intenta comprenderla y salvar su alma. A medida que sus
conversaciones progresan y el invierno deja su huella, el dilema se afianza:
¿fue Agnes culpable o no de los terribles hechos de que la acusan?
Mis impresiones
Ritos funerarios,
la opera prima de Hannah Kent, me
llamó la atención de forma inmediata cuando conocí su existencia. Lo que
no a priori no sabía es que la historia
que en ella se nos narra está basada en hechos reales. La novela, que se ha
convertido en un éxito de ventas y que además cuenta con el beneplácito de la crítica,
está basada en la historia de la última persona ejecutada en Islandia tras ser
condenada por asesinato. La autora la ha reconstruido después de un arduo y
lago proceso de investigación realizado por ella misma y cuyos datos ha
intentando respetar al máximo aunque al moldear la historia ha tenido que
tomarse ciertas licencias a la hora de interpretar ciertos elementos.
“Dicen que debo morir. Dicen que le robé el aliento a unos hombres y que
ahora ellos deben robarme el mío. Supongo, entonces, que todos somos llamas de
vela, brillantes de grasa, parpadeando en la oscuridad y en el aullido del
viento, y en la quietud de la habitación escucho pisadas, pisadas espantosas
que se acercan, que vienen a apagarme y a sacarme la vida del cuerpo en forma
de corona de humo gris. Me fundiré con el aire y con la noche. Nos apagarán a
todos, uno a uno, hasta que quede únicamente su luz, bajo la que se ven ellos.
¿Dónde estaré yo entonces?”
Así
comienza Ritos funerarios, con un
fragmento tan duro como significativo. En su interior nos encontraremos con una
mujer llamada Agnes Magnúsdóttir,
que tras ser acusada junto a otro hombre y otra mujer de cometer un doble
asesinato ha sido condenada a muerte. Mientras la ejecución se prepara y debido
a ciertas cuestiones gubernamentales se ha determinado que la mujer sea
custodiada durante sus últimos días o semanas de vida en la casa del alguacil de la comarca.
La
familia del alguacil vive con inquietud esta imposición puesto que les pondrá a
merced de una asesina de la que se dice no tiene escrupulos mientras el joven reverendo
Þorvardur Jónsson será, a solicitud de acusada, su confesor y el encargado de proporcionar
paz a sus últimos días.
Sin embargo, durante el largo y frío invierno
islandés, estos personajes tendrán muchas oportunidades para conversar y puede
que hasta cambiar sus percepciones…
No
sé muy bien la razón pero esperaba algo más de esta novela. Quizás me sugería
una historia algo más transgresora o impactante de la presentada. Y no es que
piense que es una mala novela, sino que su impactante comienzo se va perdiendo
a medida que la novela avanza. Pero lo cierto es que es una novela que genera
interés en el lector, que le hace reflexionar y plantearse ciertas cuestiones.
Hannah Kent sabe mantener la intriga durante toda la historia enganchando al
lector hasta su desenlace para averiguar si la protagonista es culpable o
inocente.
Todo
comienza cuando una familia es obligada a custodiar a una mujer acusada de asesinato
y sentenciada a morir. La pareja y sus dos hijas se sienten indefensos ante la
idea de vivir con una asesina y no pueden evitar sentir rechazo hacia ella. A
pesar de ello, y a diferencia de otro estrato de la sociedad, la familia decide ofrecerle un trato duro pero
digno. Mientras Agnes siente la humillación de sentirse despreciada por la
sociedad y en una situación muy embarazosa ante la familia con la que ha de
convivir. No hay que olvidar la reacción de un joven reverendo, perdido e
incapaz de prestar apoyo a esta mujer. Poco a poco la relación de todos estos
personajes va evolucionando y sacando a la luz su verdadera naturaleza.
Creo
que uno de los objetivos que tiene esta novela es desmitificar la figura de su
protagonista de la que se decía era “inhumana
y cruel”. Para ello la autora se esfuerza al máximo en sembrar la duda en
el lector sobre la inocencia o culpabilidad de Agnes así como que nos
cuestionemos si el castigo es justo o desproporcionado. De ella vamos
conociendo como percibe todo lo que sucede a su alrededor, desde el trato inhumano
en la cárcel hasta sus esperanzas por sobrevivir y además irá desgranando su
vida hasta llegar a aquello que ocurrió la noche del 13 al 14 de marzo de 1828
en que Natan Ketilsson y Pétur Jónsonn fueron salvajemente
asesinados y devorados en un incendio.
La
ambientación de la novela es excelente. La historia transcurre en Kornsá, en Islandia
durante el año 1829, un entorno rural marcado por la pobreza extrema y donde el
invierno acaba con casi todas las posibilidades de supervivencia. Las duras condiciones
del entorno, el frío extremo y sus complicados paisajes imponían a sus
habitantes unas condiciones muy duras para el trabajo en el campo y la
circunstancia de verse prácticamente aislados. A pesar de ello me ha resultado
toda una sorpresa conocer el alto nivel educativo que presentan sus personajes
y del que la autora nos cuenta que en Islandia la alfabetización universal está
totalmente normalizada desde finales del siglo XVIII.
Estos
escenarios generan sobre los personajes una sensación de aislamiento, presión y
sometimiento a unas circunstancias de las que no pueden escapar puesto que
resultaría imposible sobrevivir en los bosques de la zona durante el inverno. Si
ni siquiera pueden visitar una granja vecina como van a plantearse escapar. Un lugar
ideal para fraguar miedos y supersticiones, para creer a pie juntillas los
rumores y acompañarlos de la intolerancia.
La
novela está narrada en tercera persona omnisciente en cuyo desarrollo se
intercalan fragmentos que en primera persona dan lugar a la voz de Agnes para
hacernos partícipes de como ella misma vive la historia. Además cada uno de los
treces capítulos en que se estructura la novela (a los que acompañan un prologo
inicial y un epílogo final) comienza con
cartas, documentos oficiales o fragmentos de otra naturaleza que han sido
tomados de fuentes originales y reales.
Conclusión
A
pesar de que esperaba una novela más contundente o impactante Ritos funerarios me ha parecido una
buena lectura que he ido tomando con interés y ganas. Una novela muy centrada
en sus personajes, detallando al máximo sus reacciones, sentimientos y
percepciones e introduciendo en ellos una marcada evolución.