Título: El legado
Autora: Kirsty Wark
Publicación: Alevosia, octubre de 2014
Páginas: 360
Elizabeth Pringle,
nacida antes de la Primera Guerra Mundial, es una solitaria y melancólica
figura muy familiar para los habitantes de la isla escocesa de Arran, aunque
nadie la conozca realmente... Cuando Elizabeth muere lega su hermosísima casa
de Holmlea a una completa desconocida, Anna Morrison, a quien observaba treinta
años atrás cuando esta era una joven madre que paseaba a su hija Martha en su
carrito de bebé. Pero una avanzada demencia impide a Anna llevar una vida
normal y recordar nombres e historias del pasado, así que ahora le corresponde
a Martha descubrir por qué su madre ha heredado la casa en tan extrañas
circunstancias y, al hacerlo, quizá también consiga dejar atrás su propio
pasado. Sin embargo primero tendrá que encontrar la respuesta a la siguiente
pregunta: ¿quién era Elizabeth Pringle?
Para acercarse a la
antigua propietaria de Holmlea, Martha, ayudada de Niall y Saul, únicos amigos
de la anciana durante sus últimos años de vida, tendrá que ir atando cabos a
través del contenido de la casa: cuadros, fotografías, objetos personales, y
también de las memorias escritas por la difunta anciana y legadas a Saul, para
poder finalmente sacar a la luz el pasado de esta misteriosa mujer.
Mis impresiones
A pesar de que la saga familiar es el tipo de novela con
la que más cómoda me siento y más disfruto este año apenas lo he tocado. Por
eso cuando vi que Alevosia, una editorial con cuyo estilo conecto bien, lo
publicaba enseguida hice hueco en mis lecturas.
Elizabeth Pringle es una anciana solitaria que ha pasado
toda su vida aferrada a su casa en Holmlea, en la isla de Arran. Tras su muerte
y debido a la ausencia de herederos le ha legado su precioso hogar a Anna
Morrison, una mujer a quien nunca llegó a conocer personalmente pero que con
frecuencia observaba pasear con su hija en el carrito treinta años atrás
mientras ella cuidaba de su adorado jardín.
Sin embargo, cuando el abogado de Elizabeth contacta con
la nueva propietaria tendrá que ser Martha, la hija de esta, quien se encargue
de gestionar la herencia. Desde hace algunos años Anna sufre la terrible
enfermedad del Alzheimer y a parte de necesitar una constante atención, sus
recuerdos cada vez se encuentran más difuminados en la memoria. Para decidir qué
hacer con la casa Martha se desplaza a la isla de Arran en donde conocerá a las
dos únicas personas que permanecieron cerca de Elisabeth en sus últimos años de
su vida: Niall, un jardinero con quien compartía la misma afición, y Saúl, un
monje budista que ve la vida de una forma un tanto peculiar. Junto a ellos
Martha intentará descubrir las razones por las que su madre ha heredado la casa
a la vez que intentará llegar a conocer quién era realmente Elizabeth Pringle.
Puede que esta novela tanto en estructura como en su
desarrollo no represente nada nuevo ni aporte nada original a este género pero
a mí la historia me ha sugerido sobriedad, cercanía y muy buen gusto. En ella
no hay grandes sorpresas, vidas desgarradoras o sucesos estremecedores. Leer
esta novela ha sido para mí un auténtico placer y he disfrutado mucho con cada
una de sus páginas. El legado es una gran historia de amor pero no solo en el sentido
romántico de la palabra porque en ella tiene incluso mayor importancia el amor
a la familia, a las raíces y a la propia identidad de uno mismo sin olvidarnos
de valores como la lealtad, la amistad o la tolerancia. También hay en ella
soledad, el sentimiento de culpa, la sensación de pérdida y abandono.
La autora también se hace eco, como telón de fondo, de cómo
afecta a la vida de una persona el Alzheimer. Veremos la forma en que viven los
familiares esta enfermedad y como el propio afectado va siendo devorado por
esas lagunas que acaban con sus propios recuerdos y al final con la propia
identidad.
El legado se
desarrolla a través de dos líneas argumentales que transcurren de forma
alternativa. Una de ellas situada en el presente, y protagonizada por Martha, se
encuentra al servicio de la otra trama y en ella intentará esclarecer algunos de los misterios
que esconde la novela. La otra se remonta casi un siglo atrás y comienza casi
desde el nacimiento de Elizabeth Pringle. Poco a poco iremos desvelando su
vida. Conoceremos como vivió su infancia en una granja que su madre se vio
obligada a vender tras la muerte de su padre en la I Guerra Mundial. Un hecho
que marcaría para siempre la vida de la protagonista. Pero también la veremos
enamorada y como tendrá que tomar la decisión de su vida.
Con respecto a estos dos personajes, ambos están
perfectamente perfilados y a mí como lectora me ha resultado fácil conectar con
ellos. Pero sin duda ha sido Elizabeth quien más me ha conquistado. Quizás
porque sus emociones y sentimientos se analizan con mayor profundidad en la
novela siendo un personaje muy real y humano dotado además de coherencia en sus
razonamientos y sus actos. Una mujer con el corazón dividido que tendrá que
elegir una de sus mitades. Los secundarios están dibujados en menor medida y
cumplen con su función en la historia. Destacan Niall y Saúl como vehículo para
acercar a Martha y Elizabeth. Dos hombres muy diferentes que conectaron con
ella a pesar de la gran diferencia de edad que les separaba y fueron de las
pocas personas a las que la anciana toleraba.
El legado se
desarrolla a través de dos voces narrativas. Una de ellas es una voz en tercera
persona para ocuparse de la parte presente y una en primera persona encarnada
por la propia Elizabeth que será ella misma quien nos cuente sus vivencias
personales a través de unas memorias que va escribiendo. Quizás al leer sus
propias palabras y ofrecernos su punta de vista interior, plagado de emociones
y sentimientos, nos ayude a acercarnos al personaje.
Os decía al comienzo de esta reseña que considero que la
novela destaca por su buen gusto y a ello contribuye el estilo relajado,
cercano, evocador y marcadamente emotivo del que hace gala su autora. Es una novela
para tomar por el puro placer de la lectura. Su desarrollo se lleva a cabo de
una forma muy fluida en la que encontraremos cuidadas descripciones que nos
hacen visualizar perfectamente la mayoría de sus escenarios. La novela se
desarrolla en la isla de Arran (Escocia), concretamente en un pequeño pueblo
llamado Lamlash que debe ser encantador.
Quizás el final de la novela, en que se descubren los
misterios que desde el principio nos acompañaban, es lo mejor de la misma. Si El legado transcurre sin demasiadas
sorpresas para el lector su desenlace me ha resultado totalmente impredecible y
muy intenso, de esos que en poco espacio le cambian todo el sentido a la
historia y te dejan prendida a sus páginas.
Conclusión
Ya habéis podido comprobar que El legado me ha gustado mucho. Una historia plácida, emotiva que
sorprende en su parte final. Secretos, amor, amistad, dedicación y reproches se
funden en esta delicada saga familiar.