Título: La nevada del cuco
Autora: Blanca Busquets
Publicación: Grijalbo, febrero de 2012
Páginas: 256
Dos historias paralelas: Lali, una joven que no acaba de encontrar su lugar hasta que se marcha a La Carena con su padre, donde encontrará unos papeles de su bisabuela , Tònia, una mujer marcada por su tiempo que tenía la pasión por la escritura y lo tenía que hacer a escondidas.
Una mujer que vivió hace cien años escribe, a escondidas, a la luz de una vela en un pueblo perdido en la montaña. Sus letras la unirán con un hilo invisible a otra mujer del siglo XXI que, como ella, tampoco puede vivir sin escribir. El arte y las letras, pero también el dolor y sentimientos muy intensos son los que llevaran a estas dos mujeres a sufrir como nadie, pero también a disfrutar de una vida plena. Una historia que no podrás dejar de leer, unos personajes que adorarás, una novela que no olvidarás. Novela ganadora del prestigioso PREMI LLIBRETER 2011 Jurado del Premi Llibreter 2011.
Mi experiencia con la novela
Ya os dije en la reseña de La casa del silencio que me había enamorado de la forma de narrar de Blanca Busquets, su autora, y que tenía pendiente la lectura de La nevada del cuco, un título que llevaba tiempo en mi lista de pendientes. En 2011 esta novela se proclamó ganadora del Premi Llibreter.
En esta ocasión y desde sus inicios Blanca Busquets ha vuelto a conquistarme con la historia de dos mujeres que vivieron en épocas muy distintas pero que comparten experiencias similares. Narrada con honestidad, con sencillez me he visto envuelta en una historia que me ha colmado de sentimientos.
“El sábado me caso. Y, cuando me case, seré diferente y viviré en otra casa. Suerte que será en una de aquí, del pueblo, porque si me llega a pasar como a Pepa, no sé si lo resistiría.
Ir a vivir a una casa de payés, lejos, y dejar a la familia para no volver a verla nunca más debe de ser duro, debe de ser, que Dios me perdone, una catástrofe.”
Estas son las palabras con las que Tónia, una joven que a principios del siglo XX vive en un pequeño pueblo de montaña llamado la Carena, comienza a relatarnos su vida. En pocos días va a casarse con el hombre que su padre ha elegido para ella y este hecho le provoca cierta inquietud. A pesar de que le gustaría tener libertad para elegir es consciente de que debe obedecer primero a su padre y después a su marido. La única vía de escape con la que puede contar es la escritura, una pasión que debe mantener oculta para que nadie la descubra ya que no lo entenderían y no le permitirían seguir haciéndolo. Pero cuando conoce a su primo Miquel por fin se siente conectada a alguien, sobre todo a través de los cuadros que él pinta y que ella es la única que parece comprender.
Lali es una niña de diez años que vive en Barcelona en la actualidad. Desde que nacieron los gemelos se ha visto obligada a encerrarse en sí misma. Un cambio de hogar, un nuevo colegio donde sufre acoso escolar y unos padres desbordados que apenas tienen tiempo para ella hacen que se refugie en la escritura. Para aliviarse y contar sus confidencias cuenta con Mila, una amiga imaginaria siempre dispuesta a escucharla. Pero todo cambia en su vida, el día que descubre que uno de los cuadros que hay en su casa y que siempre ha ejercido una atracción magnética sobre ella representa el pueblo de la Carena al que su padre suele acudir para hacer negocios.
Ambos personajes tienen la capacidad de captar inmediatamente la atención del lector porque irradian calor y despiertan nuestro lado más humano. Tónia y Lali se encuentran acorraladas por sus situaciones personales a las que no terminan de encontrarle sentido. A pesar de vivir en dos épocas muy distintas sus vivencias no son tan lejanas. Las dos se encuentran con un entorno incapaz de comprenderlas. Después de su matrimonio concertado a Tónia le espera el trabajo duro en el hostal propiedad de su familia política. Su marido no es un mal hombre, trabajador y en buena posición económica, pero no puede encontrar en él la comprensión ni sensibilidad que necesita por lo cual sigue viéndose obligada a esconderse para escribir. A ella lo que más le gustaría es ver mundo pero es consciente de que debe aceptar lo que otros han elegido para ella. Este es un personaje dispuesto a evolucionar. Poco a poco, demostrando su inteligencia y con firmeza, va ganando terreno y obteniendo pequeñas licencias que le resultan su vida más agradable.
Marcada por haber sufrido acoso escolar y la indiferencia de sus padres Lali, una niña sensible y creativa, se ha visto obligada a crearse un mundo interior para evadirse de la realidad. Sus padres no comprenden lo que hay en ella, simplemente ven una niña rara que habla sola y que tiene dificultades para relacionarse con los demás. Pero cuando se convierte en una adulta se da de bruces con la realidad y se encuentra casada con alguien que no le hace sentir como corresponde y dedicada a un trabajo que absorbe todas su energías. Hasta que cansada de todo, decide abandonar lo que tiene e irse a vivir a la Carena donde se encontrará con una historia familiar que ejercerá gran peso sobre ella.
La historia se encuentra ambientada en un pequeño pueblo imaginario de montaña llamado la Carena situado en Cataluá. Este emplazamiento le da a la autora mucho juego a la hora de crear la vida de Tónia. Un lugar apartado donde prima la tradición y donde el papel de la mujer es el de obedecer al padre y después al marido. No sólo era impensable el que una mujer fuese libre e independiente sino que una mujer soltera carecía de todo valor e incluso era rechazada por la sociedad. Tampoco eran libres de escoger a sus maridos ya que el amor no resultaba una cosa demasiado importante sino una elección práctica. También conocemos el pueblo en la actualidad a través de las vivencias de Lali y como los viejos rencores y redecillas perduran a lo largo del tiempo aunque se hayan olvidado los motivos.
La novela cuenta con dos voces narrativas. Para hacernos llegar a Tónia utiliza una primera persona de forma que resulta muy fácil tanto entenderla como acercarse a ella. Comprendemos perfectamente sus sentimientos. La parte dedicada a Lali está narrada a través de una tercera persona aunque no por ello llegaremos a conectar en menor medida con el personaje. Blanca Busquets tiene un estilo que enamorada. Sencillo, directo y cercano sin prescindir de delicadeza y cierta elegancia. Como en La casa del silencio predomina la narración frente a unos diálogos casi inexistentes ya que los introduce entre los párrafos de la novela. Tanto su estructura como su contenido exigen un ritmo suave para paladear y disfrutar cada palabra.
Un aspecto que me ha gustado es que Blanca Busquets en la novela realiza un pequeño homenaje a la autora Caterina Albert que publicaba bajo el pseudónimo de Víctor Catalá ya que no se atrevía a divulgar sus ideas bajo un nombre femenino por el escándalo que podría formarse. Las dos protagonistas leen dos de sus novelas escritas a principios del siglo XX y publicadas originalmente en catalán, Solitud (Soledad) y Drames rurals (Dramas rurales). Además la protagonista de la primera se llama Mila, como la amiga imaginaria de Lali. Son dos novelas que tienen un significado especial para sus los dos personajes principales porque se ven reflejadas en ellas a pesar de la distancia temporal que las separa.
Conclusión
A estas alturas ya os habréis dado cuenta de que la novela me ha gustado mucho. La nevada del cuco es una novela para degustar con tranquilidad, para dejarse llevar por sus personajes y disfrutar una historia que tiene momentos duros pero que también nos habla de superación personal y la fuerza interior de dos mujeres no tan distintas. La tradición, la memoria, la soledad, la necesidad de expresarse y sentirse uno mismo son aspectos que me han parecido muy interesantes en ella.