Título: Al otro lado del cristal
Autor: Juan Manuel Peñate Rodríguez
Publicación: Circulo Rojo, octubre de 2013
Páginas: 481
En La pala, un ritual es llevado a cabo por los habitantes de un pueblo remoto, un secreto compartido que va saltando de uno a otro; el protagonista de Dios Roco se convierte en testigo involuntario o nexo de unión entre dos mundos destinados a no conocerse nunca; dos mujeres muy dispares tienen que hacerse a la idea de convivir bajo el mismo techo, la situación lo requiere, pues afuera, Al otro lado del cristal... Una lucha encarnizada por la supervivencia es desplegada a través de un macabro juego al que El jugador pesimista, junto con otros, tendrá que hacer frente, algo que lo marcará de por vida; en Tercera planta, por favor acompañaremos a alguien cuya memoria hace mucho que lo abandonó en su descenso al siguiente infierno; una institución mental es siempre lugar de confesiones susurradas cuyas paredes encierran anécdotas misteriosas y leyendas urbanas que nadie creería, sin embargo, es la persona que habita En la celda de colores la que guarda la más inquietante de las historias; ¿hasta qué punto llegarían unos por impresionar a otros? En Touchdown alguien cruzará esa delgada línea, demostrando una vez más que la estupidez humana no conoce límites.
Estos siete relatos —tres de ellos novelas cortas— representan la ópera prima de su autor, un surtido de emociones y escalofríos que abarcan géneros tan diversos como el suspense, la fábula, la ciencia-ficción, el fantástico o el terror.
Mis impresiones
De vez en cuando un cambio se agradece y aunque no soy una lectora asidua de relatos esta vez no pude negarme a poner las manos y los ojos sobre Al otro lado del cristal, la primera novela del sevillano Juan Manuel Peñate Rodríguez. Aunque en principio parece un género menos importante o complejo que la novela convencional yo estoy convencida de que no deber ser tan fácil condensar historias completas que se peguen al lector en tan cortas extensiones. Un cuento debe tener gancho, ritmo, a parte de una buena idea, un evidente desarrollo y por supuesto una conclusión con la que cerrarlo y no deje a medias al lector (uno de los principales miedos que me sugiere este género).
Personalmente, me gusta que al leer una antología de relatos estos tengan ciertos elementos comunes o una temática general pero que al final cada uno de ellos presente historias distintas y con una entidad propia. Hago hincapié en este punto porque a un mismo lector no tienen porque gustarle géneros tan dispares como la ciencia ficción o el romanticismo y en este sentido creo que es importante que el libro tenga una cierta coherencia para que un tipo de lector determinado se sienta tentado a acercarse a este u otro libro cualquiera. En Al otro lado del cristal podemos encontrar claramente una temática común a todos sus relatos pero representando cada uno de ellos historias bien diferenciadas de los demás que se mueven sobre lo inquietante, lo oscuro y lo enigmático rozando a veces incluso lo terrorífico.
Al otro lado del cristal está compuesto por siete historias distintas; a tres de ellas podríamos considerarlas como novelas cortas y las cuatro restantes son los relatos cortos propiamente dichos. Por mi parte he ido leyéndolas de forma salteada (que es de la forma en que más los disfruto), intercalando con otras lecturas y me ha resultado una lectura tan amena como entretenida, bien elaborada y muy trabajada. Además algunos de estos relatos son ingeniosos y tienen un final con mucha chispa que te deja pensando en ellos y con ganas de saber más.
Cada uno de ellos nos presenta situaciones distintas y personajes particulares. Una de las tres novelas cortas y creo que es la que más me ha gustado es Al otro lado del cristal, que da nombre al libro y además ilustra la portada. En ella Laura y Jana, dos hermanas muy diferentes, junto a su gato Merry se ven obligadas a compartir techo desde que el mundo ha cambiado. ¿Que habrá pasado ahí fuera para no poder salir? ¿Será algo puntual o para siempre?. Otra de estas novelas cortas es En la celda de colores con un toque paranormal y aterrador relacionada con la prisión de Alcatraz, donde se dice que un pabellón entero ha tenido que ser clausurado por extraños sucesos que allí se producen. La última de este grupo se titula El jugador pesimista que comienza cuando uno de los integrantes de un grupo de amigos comienza a participar en un macabro juego de donde puede salir muy mal parado. No se juega por ocio, se lucha por la vida.
En cuanto a los cuatro restantes relatos en La pala su autor nos traslada hasta un pequeño pueblo donde los habitantes conservan una extraña y macabra tradición que nos dejará muy sorprendidos. Todas la conocen pero ninguno habla de ella; solo la llevan a cabo. Probablemente es el que más me ha gustado de forma que no me hubiese importando en absoluto que el autor la hubiese desarrollado más. Dios Roco nos presenta una perspectiva distinta del mundo, aquella que ninguno de nosotros podemos tener. En Touchdown llegamos a ser testigos de lo absurda que puede llegar a ser en ocasiones la competitividad y el egocentrismo humano. En Tercera planta, por favor, su protagonista toma un escalofriante ascensor a los infiernos.
La novela aglutina un buen número y variado de temas entre los que se encuentran los instintos de supervivencia, la soledad, la sensación de aislamiento, la estupidez humana, las drogas, la locura pero sobre todo hace hincapié en la fragilidad de la vida y la delicadeza de la barrera que la separa de la muerte. Cada uno de estos relatos nos presenta distintos escenarios que oscilan entre un mundo cuya atmosfera ha cambiado hasta una tenebrosa institución mental o un pueblo que a primera vista podría ser normal. Lo mismo ocurre con los diferentes personajes que transitan la novela y van desde un grupo de amigos adolescentes sumidos en la total apatía y desgana hasta un gato, un ente espiritual o una simple limpiadora. Con respecto al contexto espacio-temporal su autor no idéntica en la mayoría de los casos el tiempo en que transcurre ni la cuidad o el país en concreto aunque los nombres que utiliza para designar a todos sus personajes están sacados de la lengua inglesa por lo que más o menos podemos ir
descartando algunos lugares.
Todos los relatos están construidos con agilidad y dinamismo, cuidando las formas pero respetando la naturalidad del lenguaje. Diálogos vivos, descripciones muy medidas, algún que otro cambio de narrador, diferentes tonos para distintas situaciones y sobre todo la recreación de ambientes inquietantes que son capaces de introducir al lector en la historia y hacerle partícipe de las aventuras de sus personajes.
Conclusión
A pesar de que te pueda gustar más un relato que otro, algo que me parece muy lógico, Al otro lado del cristal es una recopilación coherente, fiel a un estilo, con relatos originales, bien construidos y planteados que presentan cierta tensión e intriga y resultan muy entretenidos.
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