Antes de esta, había
leído dos novelas del escritor Ángel Gil Cheza, con muy diferente resultado. El
hombre que arreglaba las bicicletas me resultó una lectura cautivadora,
maravillosa. Para mí tenía la fórmula perfecta, una novela con intriga y una
forma de escribir impecable. Algo que sin embargo no encontré en La lluvia es
una canción sin letra, con la que no conecté tanto. Pero hoy voy a hablaros del
que es su último trabajo: Otoño lejos del nido, su cuarta obra hasta el
momento.
Todo comienza con
la aparición de un cadáver en lo que es una extraña escena. Su cuerpo está
colgado dentro de una enorme esfera hecha con ramas que cuelga de un árbol en
mitad del bosque. Todo parece indicar que la joven se ha suicidado pero algo no
termina de cuadrar. No será tampoco la única muerte que se producirá en la
novela.
Aunque esta novela
en principio parece otro thriller más, no lo es. Su arquitectura se encuentra
muy alejada del prototipo del género y sencillamente eso es lo que más me ha
gustado. He disfrutado muchísimo de la novela pero no por la trama criminal en
sí, que había momentos que incluso de alguna manera quedaba relegada al olvido
aunque no por demasiado tiempo.
Que no quita que
tenga una buena trama de misterio, en la que confluyen varias subtramas
interesantes y que además incluye una crítica social bastante clara a la
sociedad en que vivimos. A la precariedad laboral, la dificultad de salir de
situaciones económicas dificultosas o la violencia entre otros. Y sobre todo a
nuestros actos sobre la naturaleza, como sobreutilizamos los recursos y lo poco
respetuosos que somos con el medio ambiente.
Creo que la
grandeza de Otoño lejos del nido se asienta en dos aspectos fundamentalmente.
Uno de ellos es la riqueza de sus personajes y las subtramas que estos generan
y por otro lado la exquisitez con la que está escrita –y que de alguna manera
me ha recordado a su primera novela-.
Insisto la novela está
escrita son sensibilidad, con cierto lirismo, con palabras y frases que se
quedan suspendidas en el aire. No de esas que olvidas al pasar a la siguiente
página. Quizás esto no sea lo más adecuado para un thriller al uso pero como
digo, a mí es lo que más me ha hecho disfrutar.
Uno de sus mejores
personajes es Ivet Portabella, la sargento que se encargará de investigar el
caso. Su vida está marcada por una importante crisis personal que focaliza en
la edad y la soledad. Por otro lado conoceremos a Édgar Brossa, un periodista
que ha tenido mala suerte y está en la ruina económica lo cual ha afectado
gravemente a los demás aspectos de su vida. Es evidente que llegará un momento
en que ambos personajes se crucen y quizás la muerte de esa chica tenga algo
que ver con la desaparición de una persona que Brossa está investigando. No voy
a describirlos más pero estos y otros como Tarrós están maravillosamente
dibujados y caracterizados. Aunque lo que más destaca de ellos es esa parte
humana que muestran al lector. Con sus dudas, sus contradicciones, sus pesares
y esa parte más gris que todos escondemos a los demás.
En definitiva, creo
que Otoño lejos del nido es un thriller que he disfrutado muchísimo. Y que
además demuestra que una novela de este género puede tener una prosa deliciosa
e inspiradora. Una novela muy especial, sin duda.