Título: ¿Qué me
cuentas, Caperucita?
Autor: José
Carlos Andrés González
Ilustrador: Éric
Puybaret
Publicación: Algar,
2019
Páginas: 24
No es fácil educar
a un niño y hay que tener muy claro qué valores queremos infundirles para no
lanzarles un mensaje contradictorio. En mi caso, intento siempre darles la
posibilidad de la elección, la libertad para ello y que se basen en un
pensamiento propio y crítico. Yo soy así y creo que hay que cuestionar muchas
de las cosas que nos rodean para no “aborregarnos”.
Esto tiene su parte
negativa porque muchas veces este pensamiento propio que están desarrollando
mis hijos contrasta con el mío y no tengo más remedio que ceder a sus
elecciones. Pero creo que es la única forma de evolucionar y cambiar lo que a
uno no le sirve.
Os cuento este
rollo porque creo que es una de las ideas principales que podemos extraer de
este álbum ilustrado infantil que ha publicado Algar recientemente y que se titula
¿Qué me cuentas, Caperucita?
Creo que es un
cuento del que no es necesario hablar porque todos lo conocemos: niña en el
bosque, cesta para la abuela y lobo que intenta comérselas. Pero no. En este libro no vamos a encontrarnos lo
misma de nuevo. Su autor le da una vuelta de tuerca y ha imaginado la histórica
contada de otra manera.
Y es cuando a Cape
su madre, otro jueves más como siempre, le dice que vaya a ver a su abuelita “Como
tiene que ser” se niega a ponerse la misma capa roja de siempre, ir andando
como siempre y encontrarse al lobo malvado como siempre. Ella lo va a hacer a
su manera: en bici, con una moderna capa multicolor y por supuesto no dejará
que ningún lobo la amedrante…
Porque el valor que
resalta esta historia es algo que no solo las nuevas generaciones deben tener
en la cabeza sino que todos deberíamos aprender. Y es que los cambios no tienen
por qué ser siempre negativos. Quizás lo hecho en el pasado estaba bien o mal
pero se puede cambiar o mejorar. O al menos hay que intentar adaptar el mundo a
las necesidades que tiene uno mismo. Hay que sentirse libre para decir “No” y
tomar caminos alternativos. Hay que siempre uno mismo.
Por ello me parece
que es un libro imprescindible. Además de la historia, que es muy original y
diferente, tenemos unas ilustraciones que también me gustan. Tienen un estilo
muy peculiar. Predominando los tonos oscuros nos vamos a encontrar con siluetas
y formas que parecen tender a desaparecer. No están muy marcadas sobre los
potentes fondos y por ello resultan diferentes.