Título: Agua cerrada
Autor: Alejandro Palomas
Publicación: Siruela, 2012
Páginas: 170
Tras décadas de silencio, Elsa invita a su hijo
Isaac a un fin de semana en Venecia para confesarle una terrible verdad que
lleva años callando. Pero un trágico suceso
lo cambiará todo y Serena, la mujer de Isaac, tendrá que volar de
improviso desde Barcelona al rescate de madre e hijo. Las dos mujeres se
enfrentan entonces a un torbellino de confesiones que cambiarán para siempre la
vida de los tres.
Agua cerrada no es sólo la historia de un
presente que circula entre Barcelona, Venecia, Serena, Isaac y Elsa. Es también
el retrato de un amor tranquilo en el que la vida irrumpe por sorpresa,
desencallando a su paso secretos, mentiras, temores, perdones y anhelos, y
dando forma a un nuevo escenario en el que sus protagonistas deberán aprender a
caminar de nuevo más libres, más ligeros, más maduros.
Mis impresiones
Si alguno de vosotros conoce ya a Alejandro Palomas sabrá
que antes de abrir cualquiera de sus libros hay que prepararse para
experimentar todo un mundo de sentimientos y emociones. Son pocos los escritores
que mediante la palabra consiguen llegar a remover al lector por dentro de tal
manera y con tal intensidad. Cuando os hablé de Una
madre os dije que fue una novela que me desarmó por completo,
me sacudió y me provocó un torrente de sentimientos. No fue una lectura fácil
por la que pasé a la ligera porque aún hoy sigo con Amalia, uno de sus
personajes, muy presente ocupando su hueco en mi corazón.
“Hay en Venecia
muchas leyendas, algunas tan hermosas que parecen verdad. Muchas tienen que ver
con el agua, con los puentes y con la pérdida. Los venecianos son maestros en
inventar historias para no dormir porque sobre el agua es difícil conciliar el
sueño y el insomnio despierta la imaginación. Venecia no dúreme, navega
alrededor de la laguna al caer la noche, buscando agua nueva, removiendo el fondo de barro y
tesoros para no hundirse, para aguantar a flote. Para contar.”
(Página 159)
Agua cerrada comienza
con una preciosa y mística leyenda sobre una muchacha que toca el violín y se
comunica través de las melodías que crea y las oscuras aguas que corren por los
canales de Venecia en donde la joven ha intentado acabar con su vida. El lugar
donde más tarde no tendrán más remedio, y debido a una situación de fuerza
mayor, que reencontrarse sus tres personajes. Pero antes de esto tendremos que
conocerlos. A ellos y a sus circunstancias.
Cada uno de los tres, Isaac, Serena y Elsa, llevan trabadas
en el alma las consecuencias de un pasado doloroso del que ninguno puede
desprenderse. Juntos han emprendido un nuevo camino en el que se necesitan los
unos a los otros para aliviar la presión. Cuando Elsa después de mucho tiempo de
silencio se decide por fin a confesar a su hijo Isaac un acontecimiento que le
lleva atormentando desde hace treinta años organiza un fin de semana en Venecia
donde encontrar el momento idóneo para contarlo todo. Sin embargo, algo ocurre
allí que obliga a Serena, la pareja de Isaac, a viajar urgentemente a la ciudad
del agua para reunirse con madre en hijo.
Alejandro Palomas ha creado una novela en que la trama o
hilo argumental en sí no tiene demasiada importancia. Si en principio uno de
los principales incentivos que me atrajeron hacia la historia fue encontrar
secretos familiares que desvelar a las pocas páginas tras comenzar la novela me
olvidé totalmente de ello y simplemente me dediqué a disfrutar el mundo sensorial
que el autor ha creado. A veces nos deja con la respiración contenida, que otras
veces nos la acelera pero siempre nos causa algún efecto.
Agua cerrada
nos habla del amor en sus diversas facetas y ramificaciones. Un amor de madre o
hacia la pareja que no siempre encuentra el camino correcto, que es imperfecto,
que tiene aristas y que puede llegar a doler. También es una novela de segundas
oportunidades y nuevos comienzos en la vida. Muchas veces no se puede rehacer
lo ya hecho, ni se puede poner el parche a una herida pero sí se puede intentar deshacer lo andado,
regresar al punto de partida y elegir otro camino.
Los personajes que habitualmente crea Alejandro Palomas
son tan humanos, tan vivos y profundos que al terminar la novela una piensa que
viven alrededor y que tal vez a la vuelta de la esquina se los vaya a
encontrar. Suelen ser escasos en número pero llenan cada página, cada rincón de
la novela de forma inmensa y configuran realmente el alma de la misma ya que
sin ellos no habría historia que contar. Angustiados, doloridos y abrumados por
su pasado intentan vivir el presente y amarrar sus sueños para que no se
pierdan.
“«Las cosas que nos
decimos son tan peligrosas como las que no callamos.» Eso me dijo Isaac una
vez. Yo estaba enfadada, mucho. He vivido tantos años enfadada en mi pecera,
sola, alimentada cada ciertas horas por el oxígeno de mi padre y la comida
deshidratada de mi madre, que, todavía ahora, un pequeño golpe den el cristal
me desbarata la vida.
La vida en la
pecera. Papá y mamá fuera. Serena dentro, con su violín y su silencio” (Página
42)
Serena está marcada por la ausencia de cariño con la que
sus padres le obligaron a crecer, un ambiente familiar que le hizo una persona
reservada e incapaz de sacar sus sentimientos al exterior. Es por ello que se
refugia en la música, en el violín que aprendió a tocar a los cinco años y
nunca más pudo a abandonar. Cuando sus padres murieron buscó refugió en un
matrimonio sin amor donde solo existía el aburrimiento. Isaac, un fotógrafo de
treinta y ocho años, perdió a su padre con tan solo nueve años dejando un mar
de dudas sobre su figura. Elsa es la madre de Isaac, una mujer que al perder a
un marido que sospechaba que no la quería se refugió durante treinta años en el
alcohol.
La novela se estructura en cinco partes distintas, cada
una dividida a su vez en capítulos en los que se alternan las voces de alguno
de sus tres personajes. Uno de los grandes retos que se le presenta a un escritor cuando utiliza en un mismo libro varias voces
narrativas distintas es otorgarles a cada uno de ellos una identidad propia y
que el lector sea capaz de diferenciarlas. Alejandro Palomas lo ha superado de
manera excepcional construyendo cada personaje con tanta nitidez con tanta
claridad que cada uno de sus relatos presenta matices diferentes y una vivencia
independiente.
Agua cerrada es
una novela para leer con tranquilidad y sin prisas, dejándose envolver por las
emociones y sentimientos que impregnan cada una de sus páginas. Fiel a su
estilo, Alejandro Palomas implica emocionalmente al lector, conjugando sus
toques de irónica, el humor escondido, sus expresivos diálogos con sus
delicadas y complejas situaciones
Conclusión
Agua cerrada es
una novela intensa, profunda que nos habla de amor, del dolor, de secretos y
mentiras, de sentimientos que se desbordan y otros que no pueden salir de donde
se hallan escondidos. Una novela para leer con el corazón. No hay otra manera
de hacerlo.