Título: Los niños
Autora: Carolina Sanín
Publicación: Siruela, 2015
Páginas: 154
Laura Romero, antigua locutora de comerciales de
muebles y del servicio telefónico que da la hora y rentista de la mina de sal
familiar, vive con su galgo Brus y es asidua de los supermercados. A la casa de
esta mujer solitaria llega, una noche, un niño de seis años llamado Fidel. No
se sabe de dónde viene ni quién es, habla siempre misteriosamente y parece no
estar familiarizado con los usos del mundo. Mientras trata de asignarle
significados a su presencia, Laura lo pierde y lo recobra intermitentemente,
pasando por varios estadios en los que encuentra personajes y situaciones que
todos conocemos: el vendedor de mercancías en un bus, el lenguaje burocrático
del hogar de paso, la señora parlanchina. A través de la historia central de
una pareja insólita —la de un niño y una mujer que no es ni pretende ser su
madre—, y en un tono de fábula clásica, y con visos de terror psicológico, Los
niños explora los límites del aislamiento y la intimidad y hace una reflexión,
en ocasiones humorística, sobre la compasión, la maternidad, la hospitalidad, el
abandono y la infancia.
Mis impresiones
Curiosa y
extraña son los adjetivos que primero se me ocurren para definir esta novela,
el segundo trabajo de Carolina Sanín, una autora colombiana. Esto ocurre a
primera vista porque profundizando en el libro encontramos una lectura
inquietante en la que se abordan muchos temas de forma muy sutil y sobre todo
diferente. Tanto su historia como su forma de conducirla son muy originales.
La historia
transcurre en Bogotá en la actualidad. Laura Romero es una mujer solitaria que
comparte una existencia anodina con un galgo llamado Brus. Sus días transcurren
con mucha tranquilidad mientras hace la compra semanal en un supermercado
cercano a su hogar y acude a trabajar como limpiadora a la casa de unos
ancianos. Un trabajo que realiza más bien por ocupar su tiempo que por
necesidad ya que la salina en la montaña de su familia le deja suficientes
ingresos como para mantenerse de forma desahogada.
Una noche
aparece misteriosamente frente a su casa un niño de seis años llamado Fidel y
su comportamiento es muy extraño. Parece como si acabase de nacer y no
conociese el mundo. Tampoco responde sus preguntas El primer instinto de Laura
es entregarlo a las autoridades y desprenderse del problema. Pero cuando se
separa de él se da cuenta de que quizás su presencia quiera decirle algo y
trata de recuperarlo por todos los medios…
Los niños es una novela en la que flota un ambiente de irrealidad, quizás por ello
nos recuerde a una fábula. Su desarrollo es un tanto etéreo y marcado por las situaciones que inquietan y perturban
al lector con escenas de gran tensión que rozan el terror psicológico. Su protagonista
se ve inmersa en extrañas situaciones mientras ella está entregada a la búsqueda
de respuestas y encontrarle un significado a todo lo que ocurre. ¿Quién es
realmente Fidel? ¿De dónde ha aparecido? ¿Qué quiere decirle el niño?
Al final Los niños nos habla de la maternidad
pero dándole una vuelta de tuerca y presentándola desde otra perspectiva. Laura
es una persona solitaria cuya única compañía es un perro. Es una persona
obsesiva que otorga a cualquier circunstancia o hecho tanta importancia que le
da vueltas y vueltas hasta encontrarle un sentido o lograr interpretarlo a su
manera. Vive como un gran acontecimiento cualquier situación cotidiana buscando
algo más y está ofuscada en que le ofrecen un niño las mujeres que a la puerta
del supermercado cuidan las pertenencias a cambio de unas monedas. ¿Quizás sea
que ha aparecido el instinto maternal? ¿O quizás el deseo de compartir su vida
con alguien y tener a alguien a quien cuidar? Cuando el niño aparece tiene la
oportunidad de romper esta soledad pero su primer instinto es negarse a
acogerlo, quizá como parte del propio conflicto que se produce en ella.
Pero la novela también nos habla de la indigencia,
el abandono y la mendicidad al mismo tiempo que realiza una crítica sobre la
administración colombiana o la despreocupación de la sociedad por el tema. En
este caso en concreto sobre el Instituto de Bienestar Familiar que asila a los
niños desamparados y que hace toparse a la protagonista con la negligencia, la
desinformación y una carta de errores.
La relación
entre Laura y Fidel (los dos únicos personajes de esta novela) es tensa,
marcada por la distancia y el silencio, por el querer estar cerca pero no
demasiado implicados. Laura es un personaje apático, al menos cuando comienza
la historia, que parece desvinculada del mundo y de las relaciones con los
demás con el cual el lector difícilmente podrá empatizar. La aparición del niño
es para ella una especie de revulsivo, un ser que parece colocarla de nuevo en
el mundo. Al mismo tiempo Fidel (o Elvis Fider) supone todo un misterio que necesita
desentrañar, más aún cuando poco después de su cumpleaños comienza a dar signos
de un extraño comportamiento y parece entrar en una especie de trance. Conversaciones
unilaterales sin sentido, visiones, extraños sueños marcan un estado de ánimo
de inquietud en el lector.
Los niños es una obra en la que el lector pasa por distintas sensaciones. Desde la
inquietud, la tensión, lo surrealista o lo absurdo, con algún momento tragicómico
hasta preguntarse qué es lo que quiere contar la autora en diversos fragmentos.
Con un estilo narrativo muy personal sugiere más que cuenta, otorga una
participación activa al lector y resulta en momentos muy ambigua. Estoy segura
que la novela admite tantas lecturas y conclusiones como lectores la tomen
porque además el final queda un poco a la libre interpretación. Las referencias
al libro Moby Dick (Herman Melville),
el libro que la protagonista lee y es incapaz de terminar, son constantes
durante toda la novela, estableciendo una especie de metáfora o juego literario
de obsesivas y quiméricas búsquedas.
En una
entrevista realizada a Carolina Sanín afirma que la novela se inspira en la
película Gloria, que vio la luz en
1980, de John Cassavetes de la cual además extrae el epígrafe de la misma.
Conclusión
Los niños es una lectura que te sumerge en un estado de tensión e inquietud por la
atmósfera asfixiante que la autora crea en torno a unos personajes misteriosos
cuyas reacciones y pensamientos se pueden interpretar de diversas maneras. Por
tanto creo que es una novela muy abierta a la subjetividad del lector.