miércoles, 24 de junio de 2015

El año sin verano - Carlos del Amor



Título: El año sin verano
Autora: Carlos del Amor
Publicación: Espasa, marzo de 2015
Páginas: 256

“El 2 de agosto dejé el coche en el garaje. Estaba desierto. Al llegar al portal, abrí y la puerta y maldije una nueva avería en el ascensor, tan bonito y antiguo como poco práctico. Vivo en el sexto piso de un edificio de siete plantas, así que emprendí la escalada resignado. En el tercero di una patada a algo, encendí la luz del rellano y vi un enorme manojo de llaves.”

Es pleno verano, Madrid está vacío y hay un periodista que tiene tiempo y ganas de curiosear. Las llaves están hechas para abrir puertas, buzones, coches, sueños. Y vidas ajenas. Aun así, lo que menos se imagina es que se va a encontrar con una historia de amor y con una misteriosa muerte que se verá inevitablemente abocado a investigar. La vida de los otros puede resultar sorprendente

Mis impresiones

Esta novela es el segundo trabajo del periodista murciano Carlos del Amor del que a pesar de  ser  muy conocido en el mundo televisivo por su carrera profesional yo, que no veo la televisión, solo contaba con la referencia de su novela anterior que no he tenido ocasión de leer. Pero El año sin verano me llamó mucho la atención desde que la vi entre las novedades de Espasa. La premisa de la que parte su sinopsis me parece muy sugerente. Quién no se ha preguntado alguna vez que vida llevan sus vecinos tras los muros de su hogar y qué secretos esconden. Vivimos al lado de personas de las que a veces vemos, oímos o percibimos minúsculas parcelas de sus vidas, las que se escapan a las ansias por salvaguardar la intimidad. Pero quién se resistiría a asomarse y descubrir el mundo que hay tras esas puertas si tuviera la ocasión. Quién no es curioso por naturaleza.

Nuestras vidas corren junto a otras y, salvo en contadas ocasiones, nunca se tocan” (Página 56)

La historia transcurre en 2013, el mismo año que un meteorólogo francés había anunciado que ese verano no habría verano. Al protagonista de esta historia (del que salvo que yo me haya despistado no conocemos el nombre), que acaba de perder a su padre y prácticamente al mismo tiempo se ha enterado de que él también lo será próximamente, le toca estar solo durante esos meses. Solo en un Madrid del que parece que todo el mundo ha huido de un calor que se presagia que no habrá. Solo en su hogar porque su mujer ha decido tomarse unas vacaciones en la playa con sus padres. Y solo en el edificio donde vive porque sus vecinos también están de vacaciones.

Sería un momento ideal para aprovechar el tiempo y adelantar la novela que le ronda la cabeza y que ha prometido a sus editores si no fuera porque una de las noches en que regresa a casa encuentra un manojo de llaves en el rellano. Son las de la portera, que también está de vacaciones, las que abren todas las puertas de los pisos del bloque. Así comienza a husmear en la intimidad de sus vecinos sin ni siquiera imaginar lo que va a encontrar….

Todo comienza con la obsesión del protagonista con el quinto izquierda, el primer piso que va a visitar y que siempre le ha generado curiosidad. Una casa deshabitada todo el año salvo una fecha concreta en que su propietario vuelve puntualmente a una cita conmemorativa. Allí encuentra acumulados periódicos de distintos años que marcan la misma fecha: el 20 de septiembre. Lo único que tienen en común es que entre las esquelas aparecen unas intensas y emotivas cartas de amor. Pero ¿Qué ocurrió ese día?

El año sin verano es una de esas historias cortas que se leen de forma gustosa y que durante un par de tardes te ves atrapada entre sus páginas con ganas de conocer que sucederá en la página siguiente. Lo que comienza con una gran historia de amor se convierte en casi una novela con tintes policiales (sin llegar al género negro) y una muerte en extrañas circunstancias. Pero tampoco se puede pasar por alto la emotividad que nos transmite en ciertos momentos. En ella encontraremos historias de amor y desamor, de pasiones y de vidas marcadas por la tragedia. Me ha gustado leerla, me ha resultado una novela fresca y que parte de una idea original.

La historia nos lleva a conocer a los habitantes del edificio y como durante años se han ido entrelazando sus vidas por lo que a pesar de que hay algunos personajes que destacan entre los demás podríamos considerarla una novela coral. No es por tanto la historia del protagonista, un periodista de la sección de cultura empeñado en escribir en forma novelada la vida de su abuela, sino las de sus vecinos. Una historia que se compone de otras muchas historias. Como la de una pareja joven y enamorada que comienza su vida con toda la ilusión del mundo. Un inmigrante que trabaja en una coctelería en Madrid y se enamora instantáneamente de una joven. Una mujer viuda que se enfrenta a una terrible enfermedad de su hija. La de otra mujer que poco a poco se da cuenta de que dejará de recordar. O la de un hombre obsesionado con leer el correo de los demás.

También me ha parecido original la forma en que lo narra. A medio camino entre un diario personal y una novela de forma que en algunos momentos llegas a dudar de si lo que el autor está narrando tiene algo de realidad o es completamente ficticio. De hecho en algunos detalles podríamos identificar al autor. Además encontraremos dentro de ella otra novela así nos encontramos con la voz del narrador y protagonista en primera persona para narrar sus incursiones a los pisos de los vecinos, lo que allí encuentra y las conclusiones a las que va llegando tras realizar su pequeña investigación. A la vez esta voz permite al autor incluir algunas notas sobre el proceso creativo que conlleva escribir una novela o ciertos apuntes sobre el mundo editorial. En otros capítulos que se van alternando con los anteriores el narrador se transforma en una tercera persona para narrar la historia de las personas que habitan ese edificio.

La novela está narrada de forma sencilla con un estilo directo y ágil que va saltando en varios planos temporales y entre los distintos personajes. Todo esto hace de ella una novela muy dinámica que se lee en un par de sentadas y que al llegar a su desenlace nos depara alguna que otra sorpresa y juego metaliterario del autor.

Conclusión

Me ha gustado mucho leer El año sin verano. Una novela con un planteamiento original y un desarrollo que te atrapa entre sus páginas. F fresca, muy entretenida y narrada de forma muy cercana.