Hace algunos meses os hablé de lo mucho que me había gustado Regreso a Venecia de Francisco Granado (autor también de La cabeza de Diana). Hoy os traigo una entrevista que me ha concedido el autor. Aprovecho desde aquí y le doy las gracias por dedicarme un poco de su tiempo.
Con esta, me estreno en el mundo de las entrevistas y espero que perdonéis mis errores porque es la primera vez que confecciono una y no soy profesional en este campo.
Quién es Francisco Granado?
¿Un escritor que se gana la vida como abogado? ¿O un abogado que tiene la
afición de escribir?
Son dos
cosas tan distintas. Cuando trabajo como abogado, utilizo lo que he aprendido.
Pero cuando escribo, persigo justamente lo que no sé. Escribir me convierte en
explorador de mundos desconocidos. Busco esa línea del horizonte que no
se puede tocar. Y es una labor donde la experiencia apenas me sirve de algo,
donde no hay lugares seguros.
¿Crees que en la actualidad se puede
vivir de la literatura?
Claro, y
casi estoy por decir que tiene mucho que ver con la suerte. Como decía
Virgilio, de los hombre aprende el esfuerzo y de los dioses la fortuna. Hay
personas que nacen con buena estrella y encuentran su camino profesional también
en las letras.
¿Cuál es la novela ya publicada que
a ti te hubiese gustado escribir?
No se me
ocurre ninguna. La novela con la que sueño está por hacer. Pero me hubiera encantado
charlar en una taberna con Shakespeare o con Cervantes. Debían ser tipos
ocurrentes y amenísimos.
¿Cuál es tu libro de cabecera?
La
mejor novela del mundo es el Quijote, donde el autor se burla del lector, de
los personajes, de sí mismo y de lo que le pongan por delante. Es un juego de
espejos, un enigma de perspectivas donde el lector no sabe dónde situarse ante
la historia que le cuentan. Ah, hacer algo así de complicado y la vez tan
divertido supone un logro increíble.
Últimamente muchas voces critican la
baja calidad de la literatura publicada en la actualidad. ¿Qué piensas tú de
este asunto?
Yo
creo que siempre se ha escrito igual, con el mismo porcentaje de gente de
talento y gente sin él. Pero que se publique mucho o poco es una cuestión que
tiene que ver con los editores y el
mercado. El problema nace cuando el lector compra libros sin calidad y pierde
el interés, dejando pasar entonces la oportunidad de encontrar buenos autores.
Eso sí es una pena.
¿Cuál es el
punto de partida con el que comienzas un libro? ¿Una idea espontánea o una a la
que ha llevado tiempo dar forma?
Hasta
ahora, lo que he aprendido es a trabajar acumulando ideas, una labor casi de
mestizaje, en que mezclo situaciones e intuiciones completamente distintas hasta
encontrar un tema nuevo que me llama la atención.
¿Cómo nace esa primera frase que
abre la novela?
Nace
cuando ya tengo un plan trazado y una idea general. Entonces busco una escena
que sirva de toque de atención, que llame al lector a dejar por un rato el continuo
de su vida y se pare a conocer la trama. Los lectores son grandes amantes de
las historias, ya sean escritas o en cine, y justamente eso es lo que hay que
ofrecerles, una buena historia.
¿Cuando escribes una historia
piensas a priori en el tipo de lector al que va destinado el libro o escribes
lo que sale?
Se ha dicho
que los temas están ya todos inventados. Un autor lo que ofrece es su
propio punto de vista, su acento personal. Entonces, lo que me corresponde es
ser fiel a mí mismo, que es la mejor manera de ser sincero con el lector.
Un aspecto muy destacable en Regreso
a Venecia es que está muy cuidada en diversos aspectos como la ambientación, la
construcción de personajes, la prosa, etc, pero ¿Cuál es el aspecto que a ti,
como autor, más te obsesiona?
Los
personajes. Toda novela es una oportunidad para conocer a los personajes que la
pueblan. Y cada situación debe servir para saber cómo son, cómo reaccionan y
viven. Es como llegar a una ciudad nueva, lo primero que quieres hacer es
salir a la calle a ver cómo es la gente.
Y la novela tiene que brindarte esa oportunidad.
¿Por qué Regreso a Venecia se
desarrolla en esa ciudad? ¿Qué tiene de especial para resultar el escenario
ideal?
Venecia
es una ciudad tan hermosa que parece un sueño y a la vez vive condenada por los
elementos a morir. Decía Edgar Allan Poe que la belleza implica tristeza por su
condición efímera. Y un poco por lo literaria que resultaba una ciudad así y
por lo interesante que me pareció intercalar en la trama algunas reflexiones
sobre ella, decidí embarcarme.
¿Has viajado allí para documentar la
novela o utilizas otro medio para seleccionar los escenarios?
Todo el
mundo que va a Venecia quiere repetir la experiencia, a todos se les hace
corto el tiempo que pasan allí. El tiempo que he estado en Venecia no es ni la
milésima parte del que me gustaría. Pero ¿Cómo se documenta uno sobre la
belleza, cómo se estudia el enamorarse?
Dejé libre la intuición a la hora de referirme a Venecia.
Regreso a Venecia es tu segunda
novela. Que les dirías a aquellos lectores que leyeron La cabeza de Diana para
que se acerquen a esta nueva obra ¿Qué novedades van a encontrar en esta? ¿Y
que tiene en común con la anterior?
La
cabeza de Diana afronta una investigación en el Londres de la segunda guerra
mundial, bombardeado por la Luftwaffe. Era un entorno peligroso, lleno de
matices y personajes curiosos. La cabeza de Diana tiene por protagonista a una
mujer, y eso fue un estímulo maravilloso para escribir. Regreso a Venecia en
cambio fue más sencilla, porque el protagonista era un hombre. Lo que tienen en
común, creo yo, es mi deseo de conocer a sus personajes, de saber más de ellos.
Uno de los temas que plantea la
novela es el rechazo al dinero y el poder que el protagonista detesta
¿Tiene eso algo que ver con tu filosofía de vida?
El dinero
como recompensa por el esfuerzo está bien, pero convertirlo en objetivo único
de la vida, exacerbar el egoísmo hasta ese punto es un error tan antiguo como
el hombre. Pero ya sabes que siempre ha habido gente para todo en el mundo.
Siempre han existido los ambiciosos y los desaprensivos, y las personas
generosas. Quiero pensar que estamos entre estas últimas. Crucemos los dedos.
¿Quién es la primera persona a la
que le das a leer la novela?
Necesito
alguien con intuición y sentido artístico que no tema decirme la verdad y
criticar todo lo que vea. Mi hermana Yolanda en eso es infalible. Me ha ayudado
a resolver y aclarar muchas cosas.
¿Cómo es el proceso de búsqueda de
una editorial? ¿Es actualmente quizá la parte más complicada que engendra el
proceso de escritura?
Mi
experiencia hasta ahora ha sido positiva. En eso soy afortunado. De hecho,
Regreso a Venecia, tuvo dos ofertas editoriales y me decidí por la de Sevilla,
por una cuestión de pura comodidad. Pero la fama de las editoriales grandes es
que no leen a los noveles. Si es así, es una pena, porque el talento necesita
estímulos.
¿Cuál crees que es la mejor manera
de captar la atención del lector e incitarle a que se lleve esta novela a casa?
Ay, si
lo supiera, sería editor ¿no? Como autor, lo que me corresponde es escribir
bien y usar la imaginación. Emocionarme y sentir lo que sienten mis personajes.
A partir de ahí, supongo que los lectores que aprecien las historias
disfrutarán de mi novela.
¿Estás trabajando en algo nuevo?
Si, llevo como un año escribiendo una novela que ya va por el tercio
final. Espero poder contarte más detalles muy pronto.