Título: Primavera helada
Autora: Kyung-sook
Shin
Publicación: Grijalbo, septiembre de 2013
Páginas: 316
Una joven coreana ve alterada su solitaria existencia cuando en la
universidad conoce a otros dos estudiantes (un chico y una chica) con quienes
vivirá una intensa y trágica historia de amor y amistad.
«Era la primera vez que él me
llamaba en ocho años. Reconocí su voz al instante.»
Ocho largos años de silencio. Pero, después de oír su voz, Yun no puede evitar que los recuerdos la embarguen y la transporten a la época en que era una joven y solitaria universitaria en Seúl.
Pero esa soledad se trunca al conocer a una pareja formada por un chico de aspecto decidido y una muchacha que se esfuerza por esconder sus manos quemadas y ocultar las heridas de un pasado reciente. Esos jóvenes marcados por sus dolorosas historias familiares, la soledad, el dolor y la pérdida, ahora se refugian unos en otros, también unidos por la admiración que comparten por su viejo profesor de literatura.
Mi experiencia con la novela
Ocho largos años de silencio. Pero, después de oír su voz, Yun no puede evitar que los recuerdos la embarguen y la transporten a la época en que era una joven y solitaria universitaria en Seúl.
Pero esa soledad se trunca al conocer a una pareja formada por un chico de aspecto decidido y una muchacha que se esfuerza por esconder sus manos quemadas y ocultar las heridas de un pasado reciente. Esos jóvenes marcados por sus dolorosas historias familiares, la soledad, el dolor y la pérdida, ahora se refugian unos en otros, también unidos por la admiración que comparten por su viejo profesor de literatura.
Mi experiencia con la novela
Por favor, cuida de mamá de la coreana de nombre impronunciable Kyung-sook Shin, actualmente una
de las autoras más prestigiosas y reconocidas de su país,
resultó ser una de mis mejores lecturas del año pasado. Una historia llena de
emociones, sensibilidad y ternura que me conquistó plenamente por lo que no es
de extrañar que su nueva publicación me llamara inmediatamente la atención.
Inevitablemente su atractiva portada fue otro de los puntos que me atrajo hacia
esta novela.
Os he dicho en varias ocasiones lo mucho que
me gusta la literatura oriental porque encuentro habitualmente en ella una
belleza y sensibilidad extraordinaria. Son novelas que no cuentan con
argumentos trepidantes pero son muy significativas y delicadas en detalles y
matices. En este sentido Primavera helada
no me ha decepcionado en absoluto. Es una de esas historias que con muy pocas
palabras tiene mucho significado. Una bella historia de amor y amistad pero
también de soledad, dolor y tristeza.
La historia comienza con una llamada de
teléfono. Después de ocho años de silencio Jeong Yun vuelve a oír aquella voz que le fue tan familiar en el
pasado y que hoy le resulta dolorosa para anunciarle que el profesor Yun, una
de las figuras más importantes de su juventud, gravemente enfermo desde hace
tiempo está a punto de finalizar su vida. Esta inesperada noticia le lleva a
que ciertos recuerdos se agolpen e interrumpan en su mente sin poder evitarlo.
De nuevo se siente una joven que con apenas
veinte años estudia en la universidad de Seúl. Una joven inadaptada y solitaria
que acaba de perder a su madre y ni siquiera sabe cómo expresar su dolor. Tan
sólo las clases del profesor Yun lograrán abrir una brecha de luz sobre la
oscuridad en que vive. Pronto y gracias al mismo conoce a Myeong-seo y Mi-ru, otros
dos estudiantes que inmediatamente llaman su atención y cuyas vidas están
marcadas por trágicos sucesos. Juntos emprenderán el paso a la edad adulta.
“El futuro irrumpe
sin avisar, y cuanto podemos hacer es coger nuestros recuerdos y adentrarnos en
una nueva etapa. La mente retiene únicamente lo que quiere. Las imágenes
evocadas por nuestra memoria se mezclan con nuestra vida; no debemos creer que
nuestros recuerdos o los recuerdos de otros sucedieron realmente” (Página 18)
La novela tiene una marcado carácter
emocional a través del cual explora la relación entre estas tres personas,
caracterizada por el compromiso, la lealtad y el amor que no tiene porque ser
sólo romántico sino el amor aquellas personas con las que vivimos momentos
inolvidables y que resultan ser imprescindibles en nuestra vida. Las vivencias
que han sufrido estos personajes son vitales para entender su comportamiento. Los
tres se encuentran prácticamente fuera del mundo. Todo lo que les ha pasado les
ha marcado profundamente y la normalidad no es palabra con que definirlos.
Jeong Yun tiene veinte años y acaba de perder
a su madre, algo que le provoca un dolor inmenso, la adormece y la aleja de la
vida y los demás. Cuando esta enfermó intentó apartarla de las miserias y la
debilidad y la envió a Seúl junto a una tía para que no viera en que se
convertía, para que no sufriera como su salud mermaba y ella empequeñecía como
persona. Quizás un acto de bondad pero quizás también de crueldad al alejar a
su hija de ella en los últimos meses juntas que le quedaban a las dos.
Myeong-seo es un joven amable, comprometido con la sociedad y activo en las
revueltas estudiantiles. Entre ambos personajes surge una historia de amor que
deparará muchas dudas a Jeong Yun ya que una figura se interpone constantemente
entre ambos. Se trata de un amigo de su infancia llamado Dan. Mi-ru es una
joven retraída y enigmática que apenas se atreve a levantar la mirada. Sus
manos quemadas, que constantemente pretende esconder, le recuerdan uno de los
sucesos más impactantes que ha vivido. Un personaje al que proteger y amar sin
medida.
Para estos tres jóvenes estudiantes de arte y
amantes de Emily Dickinson (hay varios guiños a esta autora), la figura del
profesor Yun será reveladora y una única vía de escape sobre su penosa y
dolorosa realidad. Un hombre al que admirar, a quien escuchar mientras ellos se
quedan sin palabras y del que obtener valiosas lecciones. Un hombre que
consigue cambiar su perspectiva a través de la historia de San Cristóbal.
La prosa de Kyung-sook Shin de nuevo me ha resultado hipnotizadora, llena de magia y lirismo, con
sencillez pero a la vez con bellas
metáforas y un marcado carácter emotivo. No es una novela de la que esperar un
complejo argumento cargado de una gran acción sino que es una novela muy visual
que transcurre a través de imágenes y escenas protagonizadas por sus
personajes. Aunque la novela no podría existir sin las palabras el silencio
está muy presente en ella. Sus personajes no las necesitan realmente para
entender ciertas situaciones. A veces lo no dicho, un pequeño gesto, una mirada
es más significativo que cualquier frase. Y esta es una novela de sutilezas en
las que el lector debe ir más allá de la importancia de su argumento y quedarse
con el mensaje que su autora quiere transmitir.
La
historia se desarrolla a través de dos narradores que en primera persona nos
hacen partícipes de sus experiencias personales. La primera de ellas es Jeong
Yun y en segundo lugar Myeong-seo que lo hará a través de un cuaderno donde a
modo de diario anota sus pensamientos. Estos fragmentos del Libro marrón, como lo llaman sus protagonistas,
aparecen al final de los diez capítulos que estructuran la novela, precedidos
de un prólogo y sucedidos de un epílogo.
Como
telón de fondo las calles de Seúl por la cuales vemos caminar a sus
protagonistas gracias a una notable ambientación. En un contexto social en que
los estudiantes organizaban constantes revueltas y disturbios protestando contra
el sistema, contra la represión, las desapariciones y la dictadura y que la
policía cargaba con dureza sobre ellos. A pesar de que en cualquier momento pueden
encontrarse con los gritos, las carreras, los gases lacrimógenos no dudan en
hacer suya la ciudad, en descubrir nuevos caminos y a la vez liberar la mente.
Conclusión
Primavera helada es
una novela llena de magia y poesía que destila emoción, ternura y delicadeza. Una
historia donde destaca el amor y la amistad en un mundo desesperanzador, lleno
de tristeza y oscuridad donde tres jóvenes comparten sus miedos, sus sueños y
sus cicatrices mientras intentan abrirse paso hacia la madurez y abandonar su juventud.