martes, 9 de julio de 2013

Reír al viento - Sandra Barneda



Título: Reír al viento
Autora: Sandra Barneda
Publicación: Suma de letras, mayo de 2013
Páginas: 614

¿Alguna vez has pensado en poner tierra de por medio? ¿Perderte en un lugar lejano y ver tu propia vida desde la distancia? ¿Te atreverías?

Álex, una escritora de libros de autoayuda que necesita ayudarse a sí mis­ma, decide hacer un viaje al corazón de Bali. En su camino, conocerá a una maestra espiritual, a dos hermanas muy distintas y a una enigmática pintora de diosas. Y se topará con la sorpresa de un asesinato. Novedosa y con­temporánea, divertida y emocionante, esta novela de aventuras con tintes policiacos es un canto a la vida y a la necesidad de ser nosotros mismos.

Mi experiencia con la novela

Sandra Barneda es una conocida cara del periodismo televisivo con un amplio bagaje tanto en este medio como en la prensa escrita y la radio que se caracteriza por ofrecer una imagen bastante formal y profesional. Reír la viento es su primera novela en la que nos muestra otra de sus facetas. Realmente me ha sorprendido el tono de la novela puesto que quizás esperaba algo más tradicional por la imagen que me había formado.  

Reír al viento no es una novela perfecta, en mi opinión adolece de ciertas cuestiones muy susceptibles de mejorar pero al final su autora ha sabido contar una historia y defenderla de forma que el resultado sin llegar a gustarmarme del todo tampoco me ha horrorizado. Al final me parece una elección a la que optar en las fechas en que nos encontramos por su contenido. Con el calor, nos apetece rodearnos de lugares exóticos, playas y relajarse ante una novela que nos entretenga y que su lectura no nos complique la existencia demasiado.

Álex tiene cuarenta y tres años y acaba de abandonar a su marido después de nueve años de una relación que prácticamente ha acabado con sus sentimientos y de la que sólo queda un hijo en común. Paradójicamente esta escritora de libros de autoayuda, consciente de que no sirven para nada, necesita un impulso, hacer un punto de inflexión en su vida, detenerse a reflexionar y encontrarse a sí misma, averiguar qué ha pasado en su matrimonio.

Sin pensarlo demasiado cuando un amigo le sugiere que realice un viaje compra un billete con destino a Bali. Por delante tiene un mes y medio para evadirse, pensar, disfrutar, aprender a hacer surf y ser ella misma sin ojos que la juzguen. En Bali su primera intuición es vivir la vida como venga, llenarse de experiencias y aventuras sin mirar atrás. Así es como la primera noche conoce a una joven surfero holandés y sin darle muchas vueltas termina en su cama.

Pero una vez más las cosas vuelven a torcerse porque la mañana siguiente la policía se presenta en la habitación del hotel porque el joven ha desaparecido y ella parece ser la última persona que lo vio con vida. Al menos puede refugiarse en Blanca, una española que conoció en el avión y viaja a Bali para hacer un retiro espiritual y reconducir su existencia.

Junto a Blanca llega la calma y otras nuevas amistades, las hermanas María y Raquel y Hera, una pintora de deidades con la que compartir nuevas experiencias en la isla. Mientras las mujeres disfrutan de todo lo que les rodea, sexo, alcohol, naturaleza, viajes, también descubrirán la manera de curar sus almas.

Si bien no he logrado verme identificada en Álex (ni con el resto de los personajes),  la figura central de la novela, sí que he llegado a comprender su existencia, sus frustraciones y reacciones. No está mal dibujada en la historia al igual que el resto de las mujeres que la acompañan en esta aventura. Blanca, a quién Álex llegará a mirar como su propia madre y que le enseñará el camino para desprenderse de todas las ataduras, remordimientos y lastres que le  impiden ser feliz. A través de las hermanas Velasco y sus problemas llegará a plantearse otras cuestiones importantes. María acaba de dejar a su novio cuando estaban a punto de casarse porque se siente confusa y Raquel es toda sofisticación pero con carácter difícil. Y también está era que le enseñará una parte de sí misma que desconocía por completo.

Reír al viento es principalmente una novela que trata sobre la búsqueda de felicidad y el reencontrarse sobre sí misma. Un viaje a una isla de ensueño pero también un viaje al interior de uno mismo. A la vez explora en profundidad las diversas relaciones que pueden darse entre distintas mujeres, amistad, amor, buen rollo y confidencias pero también celos, redecillas y envidias y como unas afectan a otras.
Si parece que la subtrama centrada en la desaparición del surfista puede aportar intriga a la historia se ve arrojada a un segundo plano haciéndose notar tan sólo en momentos muy puntuales de forma que no resulta una parte fundamental de la historia sino un complemento. No esperéis una investigación policial ni una novela que se asemeje al género negro porque no es lo que encontraréis en su interior. De hecho me he sentido un poco decepcionada al respecto.

El estilo narrativo de la autora es contemporáneo y muy actual marcado por una prosa desenfadada, coloquial (en ocasiones demasiado llegando a rozar la vulgaridad) y utilizando de forma frecuente la ironía y el sarcasmo. Su lectura no implica ningún esfuerzo  y creo que narrada de otra manera la novela hubiese resultado muy pesada si a eso le sumamos que no contiene demasiada acción para su extensión. Me ha gustado este punto de vista, en primera persona y que puede equivaler a nuestros propios pensamientos y la forma en que hablamos en el día a día. Es verdad que la prosa con lirismo es muy atractiva pero a veces viene bien una dosis de realidad. En diversas ocasiones la autora alarga demasiado y sin necesidad la descripción de viajes y situaciones aportando todo lujo de detalles y aunque esto ralentiza la trama por otro lado consigue una ambientación excepcional. El equilibrio entre diálogo y narración propiamente dicha está bien conseguido.

Si este lenguaje “de la calle consigue” imprimir cierta agilidad a la lectura también hay algunas frases en inglés en los diálogos que están traducidas a pie de página. Aunque son muy básicas y en mi caso he prescindido de las traducciones puede que otro tipo de lector si las necesite e incluso se sienta incómodo al interrumpir constantemente la lectura.

Lo más resaltable de la novela es sin duda la excepcional ambientación que ha conseguido sobre la isla de Bali de forma que prácticamente podemos visualizarla como si estuviésemos contemplando una fotografía. Las playas cristalinas, calles caóticas, templos, el olor a incienso, las ofrendas a los dioses, parajes recónditos, la naturaleza, las sonrisas de sus habitantes pero también las fiestas, el surf, el alcohol, sexo con desconocidos, experiencias homosexuales, todo ello bajo el anonimato que anima a desprenderse de los prejuicios sociales y los tabúes que uno llega incluso a ponerse a sí mismo.

Aunque la novela pueda parecer algo superficial, que tampoco voy a ser yo quien diga que no hay tal aspecto en ella,  si ahondamos en su lectura descubriremos que nos habla de temas tan transcendentales como la maternidad, las relaciones familiares y de pareja y la importancia de conservar la identidad de uno mismo. Y una maravillosa enseñanza que podemos obtener es que la identidad sexual no es lo importante, porque en definitiva somos seres humanos que amamos a otros seres sin importar el género o la condición.

Conclusión

Reír al viento es una novela con un excelente ambientación que nos lleva a descubrir un viaje al interior de uno mismo y al exterior en una isla paradisiaca que recomiendo a todos aquellos que les gusten las novelas actuales y narradas con todo lujo de detalles. Por mi parte, pienso que con algunas páginas menos la historia hubiese mejorado. Me quedo con la sensación de que le falta algo y que Sandra Barneda no me ha logrado convencer.