Título: Historia de dos ciudades
Autor: Charles Dickens
Publicación: Alianza editorial, 2012
Páginas: 512
El título"
Historia de dos ciudades" hace referencia a París y Londres en los años
sacudidos por los muchos y dramáticos acontecimientos que suscitó la Revolución
Francesa. Tales son los polos de esta novela llena de acción y aventuras que
salta de una orilla a otra del canal de la Mancha y que ofrece un vivo retrato
del ambiente y los acontecimientos del París revolucionario dominado por la
sombra de la guillotina. Entre los muchos y pintorescos personajes con que
Charles Dickens (1812-1870) puebla sus páginas, sobresalen los de Charles
Darnay y Sidney Carton, quienes, marcados por muy distintos orígenes y
peripecias vitales, acaban fundiendo sus existencias como dos caras de una
misma moneda.
Mi experiencia con la
novela
Dicen que Historia
de dos ciudades es una de las novelas de Dickens que más se aleja del resto
de su obra. Entre otras características diferenciadoras en esta no aparece
típico personaje infantil al que recurre habitualmente ni tampoco transcurre en
la época que el autor vivió sino que se
remonta algunos años atrás que Dickens no conoció de primera mano pero que le
resultaban cercanos. Personalmente no puedo comparar estas discrepancias porque
esta es la primera novela que leo de Dickens, aunque siempre lo he considerado
como una asignatura pendiente.
Dickens es uno de los autores universales que todos
conocemos y esta novela está considerada como una de las mejores obras de la
literatura y con mayor éxito.
“Era
el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y
también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de
la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la
desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en
derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra,
aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables
autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal,
sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.”
Este
es el arrebatador comienzo de Historia de
dos ciudades, publicada en 1859 y ambientada en el siglo XVIII. Las dos
ciudades de las que nos habla la historia son Londres y París, muy diferentes entre sí ya en aquella
época también. Mientras nos muestra la primera de ellas como una ciudad triste
y miserable también es un lugar que destaca su tranquilidad, sus posibilidades
y su confianza en el futuro. En cambio París está condicionado por los albores
de la Revolución Francesa, tiempo de inestabilidad, de cambios y sed de sangre
para el pueblo. Un pueblo bárbaro que se define por sus actos y que se movía
entre el caos y el peligro pero que soportada una situación social
insostenible.
La
historia comienza en Dover en el año 1775 cuando el señor Manette es puesto en
libertad después de pasar dieciocho años recluido en la celda 105 de la prisión
la Bastilla. El señor Lorry, que trabaja para el Banco Tellson de Londres, se
dirige junto a la joven Lucía Manette a una posada situada en Francia y
regentada por el matrimonio Defarge (que tiempo atrás había estado muy unido al
prisionero) donde le espera el reencuentro con su padre.
Las
causas del encierro del señor Manette, que ejercía la medicina en París antes
de ser recluido, se desconocen y el doctor está gravemente afectado
psicológicamente debido a estos años de aislamiento en los que se dedicó a
confeccionar zapatos de forma obsesiva.
Cinco
años después, gracias al afecto y cuidados de su hija, el doctor ha logrado
recuperar la cordura, incorporarse a la normalidad de la vida y se ha
establecido en Londres donde ejerce su antigua profesión cuando es llamado
junto a su hija Lucía para testificar en un juicio celebrado contra el joven
Carlos Darnay por traición. Poco después Darnay es declarado inocente gracias a
la intervención de un abogado de formas algo toscas llamado Sydney Carton con
el que guarda un parecido asombroso.
Es
en este punto cuando las vidas de los personajes se entrecruzan unas con otras
para conformar la historia. Me da la sensación de que más allá de la pretensión
de contar una historia el objetivo de Dickens era el de dejar constancia de una
época intempestiva, sanguinaria y compleja donde tanto en Londres como en París
la pobreza era el pan de cada día y las miserias de la población provocaban
continuas revueltas. Aunque la reacción de ambas ciudades eran muy distintas.
La
monarquía y la aristocracia regenta todo el poder y se aprovecha de un clase
humilde (campesinos y artesanos) que no puede soportar más el peso de sus
caprichos, la arbitrariedad de la justicia y las condiciones desgraciadas. Atropellamientos,
abusos, humillaciones, desprecio, castigos excesivos para delitos, la
guillotina vuelve loco al barrio francés de Saint-Antoine que con las armas en
la manos derrama sangre azul por su calles.
Algunas
de las escenas que describe Dickens en esta otra son aterradoras, ya no sólo
para narrar la revolución sino algunos actos impúdicos realizados por la clase aristocrática
que pensaba que el pueblo estaba a su merced y que los trataba como animales
sin considerar que su vida tuviese algún valor.
Un
suceso que representa claramente la situación es la toma de la Bastilla
alentada por el matrimonio de taberneros Defarge en la novela, que incita a las
masas a acometer atrocidades y asesinatos. Con armas rudimentarias pero con
gran alarde de violencia asaltaron la fortaleza de la Bastilla que en ese
momento sólo custodiaba siete prisioneros pero que supuso la caída del Antiguo
Régimen y supuso el comienzo de la Revolución Francesa.
Para
comprender esta novela uno debe leerla hasta el final. Estructurada en tres
partes mientras leemos la primera de ellas no acabamos de discernir cual es el
objetivo de la historia ni que pretende contarnos el autor. En ella nos
presenta distintas escenas que se intercambian entre sí de forma un tanto
brusca y sin una aparente motivación. Pero al final de forma casi mágica
comienzan a ensamblarse todas las piezas y a descubrir que todo lo narrado por
el autor tiene un claro sentido y que esas piezas que parecían no tener mucho
sentido se convierten en una imagen completo. Como os digo, no será hasta la
tercera parte en que descubramos algunos de los interrogantes que nos acompañan
durante su lectura y que nos llevan a descubrir la identidad real de Darnay y
los motivos por los que el doctor Manette fue encerrado. Sin duda es uno de los
finales más apasionantes e intensos que he leído en mucho tiempo.
La
caracterización de cada personaje esta no sólo medida la milímetro sino que
juega un papel esencial en la historia. La sensatez, inteligencia y saber estar
de Alejandro Manette, la dulzura y
candidez de su hija Lucia, la prudencia y discreción de Darnay que contrastan
con la anarquía del abogado Carton o la sed de venganza y crueldad de los
Defarge. Todos son personajes que define al máximo dotándoles de distintas
caras y matices de forma que el ser más miserable puede cometer un gesto de
bondad absoluta. Además sus actuaciones están debidamente justificadas sin
quedar nada al azar.
El
estilo de Dickens se caracteriza por ser muy cuidado y algo formal pero con una
muy sutil ironía y un peculiar sentido del humor. Con ricas descripciones y
prestando atención especial a los detalles para transmitir con la mayor fidelidad
posible su visión sobre aquella época. Hace especial hincapié en transmitirnos
su rechazo a las causas revolucionarias, aunque también a sus causantes, y con
ello a la barbarie y la violencia mientras nos habla de pobreza, injusticias,
traiciones o lealtades.
Conclusión
El
resultado final de Historia de dos
ciudades me parece muy interesante y considero un título a tener en cuenta
en nuestro fondo de biblioteca. Se trata de una novela de carácter histórico
y costumbrista que nos habla de conflictos sociales, de venganza, temor, y violencia pero
también de amor, amistad y lealtad.