martes, 16 de julio de 2013

Historia de dos ciudades - Charles Dickens



Título: Historia de dos ciudades
Autor: Charles Dickens
Publicación: Alianza editorial, 2012
Páginas: 512


El título" Historia de dos ciudades" hace referencia a París y Londres en los años sacudidos por los muchos y dramáticos acontecimientos que suscitó la Revolución Francesa. Tales son los polos de esta novela llena de acción y aventuras que salta de una orilla a otra del canal de la Mancha y que ofrece un vivo retrato del ambiente y los acontecimientos del París revolucionario dominado por la sombra de la guillotina. Entre los muchos y pintorescos personajes con que Charles Dickens (1812-1870) puebla sus páginas, sobresalen los de Charles Darnay y Sidney Carton, quienes, marcados por muy distintos orígenes y peripecias vitales, acaban fundiendo sus existencias como dos caras de una misma moneda.

Mi experiencia con la novela

Dicen que Historia de dos ciudades es una de las novelas de Dickens que más se aleja del resto de su obra. Entre otras características diferenciadoras en esta no aparece típico personaje infantil al que recurre habitualmente ni tampoco transcurre en la época que  el autor vivió sino que se remonta algunos años atrás que Dickens no conoció de primera mano pero que le resultaban cercanos. Personalmente no puedo comparar estas discrepancias porque esta es la primera novela que leo de Dickens, aunque siempre lo he considerado como una asignatura pendiente.

Dickens es uno de los autores universales que todos conocemos y esta novela está considerada como una de las mejores obras de la literatura y con mayor éxito.

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.”

Este es el arrebatador comienzo de Historia de dos ciudades, publicada en 1859 y ambientada en el siglo XVIII. Las dos ciudades de las que nos habla la historia son Londres  y París, muy diferentes entre sí ya en aquella época también. Mientras nos muestra la primera de ellas como una ciudad triste y miserable también es un lugar que destaca su tranquilidad, sus posibilidades y su confianza en el futuro. En cambio París está condicionado por los albores de la Revolución Francesa, tiempo de inestabilidad, de cambios y sed de sangre para el pueblo. Un pueblo bárbaro que se define por sus actos y que se movía entre el caos y el peligro pero que soportada una situación social insostenible.


La historia comienza en Dover en el año 1775 cuando el señor Manette es puesto en libertad después de pasar dieciocho años recluido en la celda 105 de la prisión la Bastilla. El señor Lorry, que trabaja para el Banco Tellson de Londres, se dirige junto a la joven Lucía Manette a una posada situada en Francia y regentada por el matrimonio Defarge (que tiempo atrás había estado muy unido al prisionero) donde le espera el reencuentro con su padre.

Las causas del encierro del señor Manette, que ejercía la medicina en París antes de ser recluido, se desconocen y el doctor está gravemente afectado psicológicamente debido a estos años de aislamiento en los que se dedicó a confeccionar zapatos de forma obsesiva.

Cinco años después, gracias al afecto y cuidados de su hija, el doctor ha logrado recuperar la cordura, incorporarse a la normalidad de la vida y se ha establecido en Londres donde ejerce su antigua profesión cuando es llamado junto a su hija Lucía para testificar en un juicio celebrado contra el joven Carlos Darnay por traición. Poco después Darnay es declarado inocente gracias a la intervención de un abogado de formas algo toscas llamado Sydney Carton con el que guarda un parecido asombroso.

Es en este punto cuando las vidas de los personajes se entrecruzan unas con otras para conformar la historia. Me da la sensación de que más allá de la pretensión de contar una historia el objetivo de Dickens era el de dejar constancia de una época intempestiva, sanguinaria y compleja donde tanto en Londres como en París la pobreza era el pan de cada día y las miserias de la población provocaban continuas revueltas. Aunque la reacción de ambas ciudades eran muy distintas.

La monarquía y la aristocracia regenta todo el poder y se aprovecha de un clase humilde (campesinos y artesanos) que no puede soportar más el peso de sus caprichos, la arbitrariedad de la justicia y las condiciones desgraciadas. Atropellamientos, abusos, humillaciones, desprecio, castigos excesivos para delitos, la guillotina vuelve loco al barrio francés de Saint-Antoine que con las armas en la manos derrama sangre azul por su calles.

Algunas de las escenas que describe Dickens en esta otra son aterradoras, ya no sólo para narrar la revolución sino algunos actos impúdicos realizados por la clase aristocrática que pensaba que el pueblo estaba a su merced y que los trataba como animales sin considerar que su vida tuviese algún valor.

Un suceso que representa claramente la situación es la toma de la Bastilla alentada por el matrimonio de taberneros Defarge en la novela, que incita a las masas a acometer atrocidades y asesinatos. Con armas rudimentarias pero con gran alarde de violencia asaltaron la fortaleza de la Bastilla que en ese momento sólo custodiaba siete prisioneros pero que supuso la caída del Antiguo Régimen y supuso el comienzo de la Revolución Francesa.

Para comprender esta novela uno debe leerla hasta el final. Estructurada en tres partes mientras leemos la primera de ellas no acabamos de discernir cual es el objetivo de la historia ni que pretende contarnos el autor. En ella nos presenta distintas escenas que se intercambian entre sí de forma un tanto brusca y sin una aparente motivación. Pero al final de forma casi mágica comienzan a ensamblarse todas las piezas y a descubrir que todo lo narrado por el autor tiene un claro sentido y que esas piezas que parecían no tener mucho sentido se convierten en una imagen completo. Como os digo, no será hasta la tercera parte en que descubramos algunos de los interrogantes que nos acompañan durante su lectura y que nos llevan a descubrir la identidad real de Darnay y los motivos por los que el doctor Manette fue encerrado. Sin duda es uno de los finales más apasionantes e intensos que he leído en mucho tiempo.

La caracterización de cada personaje esta no sólo medida la milímetro sino que juega un papel esencial en la historia. La sensatez, inteligencia y saber estar de Alejandro Manette, la dulzura  y candidez de su hija Lucia, la prudencia y discreción de Darnay que contrastan con la anarquía del abogado Carton o la sed de venganza y crueldad de los Defarge. Todos son personajes que define al máximo dotándoles de distintas caras y matices de forma que el ser más miserable puede cometer un gesto de bondad absoluta. Además sus actuaciones están debidamente justificadas sin quedar nada al azar.

El estilo de Dickens se caracteriza por ser muy cuidado y algo formal pero con una muy sutil ironía y un peculiar sentido del humor. Con ricas descripciones y prestando atención especial a los detalles para transmitir con la mayor fidelidad posible su visión sobre aquella época. Hace especial hincapié en transmitirnos su rechazo a las causas revolucionarias, aunque también a sus causantes, y con ello a la barbarie y la violencia mientras nos habla de pobreza, injusticias, traiciones o lealtades.

Conclusión

El resultado final de Historia de dos ciudades me parece muy interesante y considero un título a tener en cuenta en nuestro fondo de biblioteca. Se trata de una novela de carácter histórico y costumbrista que nos habla de conflictos sociales, de venganza, temor, y violencia pero también de amor, amistad y lealtad.