A las hermanas no les convence
mucho la idea. Cada una de ellas tiene una vida diferente y la nueva situación supone
un trastorno. Mientras deciden qué hacer se instalan durante las vacaciones
navideñas en la casa. La estancia en la mansión resulta complicada, muchos son
los recuerdos negativos que las hermanas conservan de su infancia en ella.
Sobre todo la desaparición de su primo Henry, una circunstancia que trastocó a
todos los miembros de la familia.
Erica es una mujer fuerte,
independiente y decida mientras su hermana mayor, Beth, lucha por salir de una
depresión que le llevó a un intento de suicidio. Divorciada de su marido su
único aliciente en la vida es cuidar de su hijo. Mientras Beth prefiere
olvidar, Erica quiere saber. Y son tales ansias por conocer la verdad lo que
determinará el inicio una investigación que le llevará a desentrañar ciertos
misterios guardados celosamente entre las paredes de Storton Manor.
De esta forma descubriremos a
Caroline, bisabuela de la hermanas, que abandonó su cómoda vida de lujo en
Nueva York por amor y se trasladó al oeste de América donde la vida resultó muy
difícil para una joven perteneciente a la alta sociedad. Una experiencia que
marcó su vida para siempre y a través de la cual se fraguó un oscuro secreto
que le perseguiría hasta el último de sus días.
Mi
experiencia con la novela
Desde que conocí la existencia de esta novela me
propuse leerla. Me encantan las sagas familiares, los secretos de familia y las
novelas narradas en dos épocas distintas y si encima están protagonizadas por
mujeres muchísimo mejor. Con cada reseña que he leído mi interés por esta
novela ha ido aumentado y una vez que por fin la he terminado paso a comentaros
mis impresiones.
El
legado explora los intrincados enigmas referentes a
cuatro generaciones de mujeres de una misma familia que se esconden tras los
muros y los rincones de una casa en la que en algún momento de su vida han
habitado cada una de ellas. La novela cuenta con dos líneas argumentales
ambientadas en dos épocas diferentes y protagonizadas por distintos personajes
que sólo mantienen en común los lazos familiares.
La primera línea argumental está centrada en la
actualidad y protagonizada por las hermanas Calcott, Erica y Beth, que acaban
de recibir una casa heredada de su abuela. La única condición que deben cumplir para ser
sus propietarias es que deben habitarla, en caso contrario han de venderla. Para poner en orden sus pensamientos las
hermanas deciden pasar allí la navidad pero su presencia en la casa está
marcada por recuerdos muy negativos de los momentos que pasaron allí en su
infancia. Y sobre todo de un verano en
particular en que tuvo lugar un incidente con su primo Henry, el cual
desapareció misteriosamente y nunca volvió a saberse de él.
Mientras celebran las fiestas navideñas y ponen en
orden las antiguas pertenencias de su abuela deben decidir cuál será su futuro.
Por su parte, Erika intentará recordar todo lo que sucedió aquel verano porque
está convencida de que ahí encontrará el origen de las depresiones de Beth. Ella
era muy pequeña y apenas recuerda que ocurrió pero intuye que su hermana calla
más de lo necesario. Con el objetivo de ayudarla se propone descubrir que pasó
aunque sus investigaciones le infunden la sospecha de que algo más ocurrió en
la familia y que nadie ha querido hablar de ello.
La segunda línea argumental se centra en Caroline y
se desarrolla a principios del siglo XX. Una joven de buena familia pero
impulsiva que abandona Nueva York, su ciudad natal, para casarse con un vaquero
del que se encuentra firmemente enamorada. Un mes después de la boda se
traslada al que será su nuevo hogar en las praderas de Oklahoma. Se trata un
rancho aislado donde deberá acostumbrarse a la soledad, al trabajo duro y donde
deberá prescindir de toda la coquetería de la que en Nueva York hacía gala. Además
tendrá que aprender a tolerar a los indios, que durante días serán las únicas
personas con las que se encuentre.
A priori las dos historias parecen tener pocos
puntos en común pero a lo largo de la novela nos iremos dando cuenta de que
ambas tramas están entrelazadas. Y que muchas cuestiones del presente solo se
pueden explicar conociendo el pasado.
Os puedo asegurar que la novela es altamente
adictiva. Una vez una de sumerge en sus páginas no podrá desprenderse de ella
hasta conocer cada uno de los secretos que en ella se guardan. Tres días me ha
durado esta lectura entre las manos aunque el final me ha resultado un tanto
extraño.
Cada una de las tramas que presenta la novela son
bastante diferentes entre sí no solo por la época en que están ambientadas sino
porque la temática y personajes son totalmente distintos. En la primera mitad
de la novela me pareció mucho más interesante la historia relacionada con
Caroline, que comienza una nueva vida en un lugar desconocido para ella y como
se tiene que adaptar a las duras circunstancias que le rodean. A medida que la
novela avanza las cosas se tornan y es la trama actual la que va tomando más
fuerza y capta todo nuestro interés en detrimento de la anterior, pues ya el
lector puede más o menos intuirla al completo.
En la novela se van alterando los capítulos
centrados en las dos épocas distintas en que se desarrolla la acción. Se
produce entre ellos un gran cambio de registro empezando por la forma en que
están narrados. Para la historia en el pasado la autora ha utilizado una
tercera persona que nos cuenta todos los acontecimientos, mientras que será
Erica quien en primera persona nos haga conocer la actualidad. Su punto de
vista nos ofrece mayor detalle del personaje y da lugar que esta parte sea
mucho mas subjetiva y reflexiva que la anterior.
La prosa me ha parecido muy correcta sin grandes
alardes literarios ni dificultosas técnicas. Las descripciones de escenarios y
ambientes son notables y los personajes aunque resulten un tanto planos se les
puede sacar partido. Ninguno de ellos presenta cierta complejidad o una diversa
mezcla de matices. Son más bien rudimentarios. Cada personaje está marcado por
una característica que le define y no podemos apreciar muchas más cosas en
ellos. Como es común en estas novelas los personajes son femeninos con gran
ausencia de protagonistas masculinos.
Lo más destacable es la capacidad de la autora para
mantener al lector constantemente atento, mezclando las dos historias de forma
diestra y alternando los ritmos en ellas. Será la parte de las hermanas la más
lenta y donde hay menos acción para imprimirle mayor ritmo a la de Caroline.
Los escenarios en los que transcurre la acción son
Inglaterra en la actualidad y el oeste de Estados Unidos en el año 1902. Es
esta ultima ambientación la que está retratada en la novela con mayor detalle. La
recreación de la vida en el rancho está muy lograda. La autora consigue
transmitir el ambiente solitario y asfixiante que soportaban las mujeres
mientras sus maridos reunían el ganado y llevaban la finca. Por su parte, el
ambiente frío y sombrío en la mansión evoca la tristeza que sienten las
protagonistas. Sus rincones oscuros emulan los secretos que no han visto la
luz.
Después de devorar con ansias este libro, el final
ha logrado dejarme descolocada y supone el remate a una historia que bien
podría ser un melodrama de sobremesa. Las últimas páginas del libro son apasionantes
pero cuando la autora resuelve todos los misterios lo hace de la forma más
inverosímil posible de forma que el lector ni siquiera podría acercarse a
imaginarlo. No porque sea excesivamente ingenioso sino porque no es creíble ni
sería factible. Las explicaciones metidas con calzador (e incluso incoherentes)
no logran convencer de ninguna manera. Y entonces es cuando me he dado cuenta
que la trama está demasiado enmarañada aunque bien hilada y consecuente su
final me deja la sensación de ser muy exagerada.
Conclusión
El
legado es una novela muy entretenida, intensa, adictiva
pero en el fondo también en un melodrama folletinesco en toda regla. Tiene un
desarrollo excelente pero una resolución poco satisfactoria en mi opinión. Lo
recomiendo para aquellos que disfrutan con las sagas familiares.