lunes, 18 de febrero de 2013

Arroz de Palma - Francisco Azevedo



Título: Arroz de palma
Autor: Francisco Acevedo
Publicación: Espasa, enero de 2013
Páginas: 364 páginas

Había una vez un arroz que fue plantado en la tierra, caído del cielo y recogido de entre las piedras, un  arroz que no se pasaba nunca que llegó de lejos de la mano de tres jóvenes llenos de ilusiones y sueños…
Arroz de Palma es la historia de una familia, la de José Custódio y María Romana, emigrantes en Brasil a principios del siglo XX. Durante la preparación de la fiesta para celebrar el centenario de la boda de José y Maria, su hijo mayor, Antonio, ya un abuelo, repasa las vidas de sus padres, de su tía, de sus hermanos, de sus hijos y nietos y, por supuesto, la suya. Antonio sabe que la familia es un plato de compleja elaboración y que la felicidad se cocina día a día. Pero ellos tienen un ingrediente secreto: el arroz de la tía Palma, cuya magia se extiende más allá del fuego y del tiempo.
Mi experiencia con la novela

Esta es una de las últimas apuestas literarias de la editorial Espasa que ha publicado la primera novela del escritor Brasileño Francisco Azevedo. Arroz de Palma me llamó inmediatamente la atención desde que la vi entre las novedades y después de leerla puedo decir que no sólo no me ha defraudado sino que ha superado con creces mis expectativas. Los que me leéis normalmente ya conocéis que me apasionan las sagas familiares y que además me gustan mucho las novelas que cuentan con elementos mágicos.
Es habitual que elabore mi propia sinopsis de cada novela que reseño pero en este caso he decido copiar la de la editorial porque creo que refleja a la perfección el contenido del libro e invita a la lectura sin revelar ningún dato importante.

Arroz de Palma es una novela de carácter intimista, una saga familiar cargada de recuerdos, de emociones, que trata con maestría las pequeñas alegrías y triunfos diarios pero también las decepciones y desencuentros cotidianos que vamos superando.

“La familia es un plato difícil de preparar” (Página 13)

A sus 88 años Antonio prepara una comida que ha de reunir a toda la familia para celebrar el  centenario de la boda de sus padres. Un deseo que lleva intentando cumplir toda su vida y que ha dado siempre la infeliz coincidencia de ser imposible.

Mientras se encuentra en la cocina manipulando los alimentos y a partir de sus recuerdos nos narra la historia de sus padres remontándose cien años atrás en el tiempo. La familia formada por José Custodio y María Romana casados en 1908; y Palma, hermana y cuñada que en sus inicios bendice este matrimonio con el arroz arrojado en la boda. Doce kilos de este elemento recogidos del suelo grano a grano y guardados en un funda de almohada como símbolo del más sincero cariño.

“Este arroz-plantado en la tierra, caído del cielo como el maná del desierto y cogido de la piedra-es símbolo de fertilidad y amor eterno. Esta es mi bendición” (Página 20)

Pocos meses después de celebrarse el matrimonio la pareja abandona su ciudad natal, Viana do Castelo en Portugal, junto a la tía Palma para emprender un largo viaje a Brasil, donde esperan encontrar una vida mejor y más próspera. Se trata de un proyecto cargado de ilusiones y esperanzas.

En Brasil y con la llegada de los hijos, la familia crece, se afianza y arraiga en una nueva tierra. Siempre con esperanza y sueños por cumplir, y bendecido por el arroz de la tía Palma.

“¿Qué prefiere la mente?¿la memoria del viejo que la cuida o la libertad del olvido que la invade? La memoria puede ser bella, pero pesa, lo sé. El olvido es ligero. Puede ser incluso un alivio.” (Página 86)

La narración (de Antonio) se compone de recuerdos, esas imágenes que quedan en la memoria y que nuestra mente revive una y mil veces. De la añoranza por los seres queridos, del consuelo del manto familiar, de las regañinas que nos llevamos cuando niños, de nuestros primeros pasos en soledad como adultos e incluso del momento en que formamos nuestro propio clan. También de todos aquellos objetos en que guardamos una parte de nuestro amor porque significan mucho para nosotros o porque nos traen recuerdos agradables. Cosas insignificantes que nos acompañan, que adoramos y que no tienen valor para nadie más que nosotros.

Pero también de aquellas desavenencias familiares que en ocasiones hacen que nos alejemos de nuestros seres queridos, las envidias, las reconciliaciones, las culpas y los reproches, los incómodos silencios cuando no hay nada que decir o simplemente es mejor callar.

Cobran especial importancia en el desarrollo de la historia los personajes ya que son ellos los que conforman la historia y el dan cuerpo. Sin ellos no tendría sentido. Destacan por su fuerza, la pureza de sus formas y sus distintos caracteres. Cada uno forma un ingrediente principal en este plato complicado y delicado que exige esfuerzo y devoción. Sin duda, estos personajes me han cautivado.  Tan sencillos y complejos a la vez y, en definitiva, tan llenos de vida.

José custodio es el padre de familia, un hombre de carácter avinagrado pero con un fuerte sentido de la unión familiar, trabajador y realista. María Romana, su mujer, sencilla y amorosa. Y por supuesto la tía Palma, un personaje esencial para comprender la historia. Una feminista soltera por vocación que empleó su vida en el cuidado de los demás. Su carácter es irreverente, soñador y sobre todo, dadivoso. Después vienen los hijos, todos tan diferentes, sobre todo Antonio que muy poco tiene que ver con sus hermanos.

Sin duda, el personaje más atractivo y carismático de la novela es Palma, la tía, la mujer. Aunque todos los personajes tienen un atractivo característico ha sido ha sido Palma en particular quién me ha seducido desde el inicio y que ejerce una fuerza descomunal sobre los que la rodean. Además es de esos personajes que traspasan el tiempo y que uno siempre recuerda con especial cariño.

La novela crea un entorno extraordinario haciendo un uso casi poético del realismo mágico sembrando la vida de los protagonistas de elementos deliciosos y sugestivos.

Me ha parecido muy especial el estilo narrativo y personalísimo del autor. La voz desnuda de Antonio, en primera persona y dirigiéndose frecuentemente al lector nos hará participes de su historia utilizando continuos saltos en el tiempo, un vaivén que enlaza pasado y presente. Y para ello utiliza una prosa con cuerpo, mágica, directa, reflexiva, evocadora, llena de emoción y melancolía. Los adornos  se vuelven superficiales pero está llena de lirismo y musicalidad. Francisco Azevedo juega continuamente con las palabras, creando bellas metáforas, frases inolvidables y haciendo cómplice al lector de estas vivencias.

Detrás de todo esto se esconde una profunda reflexión sobre la familia. Francisco Azevedo explora de forma muy acertada los vínculos familiares que son tan cotidianos que se vuelven  vulgares y que muchos de nosotros hemos vivido alguna vez. Un tema ampliamente tratado en el libro es cuando los hijos y hermanos crecen y la familia tiende a dispersarse. Los padres no se mueven, siempre permanecen en el mismo lugar, pero los hijos van emprendiendo el vuelo y la familia se separa.  A la vez el protagonista reflexiona sobre la vida y la muerte, el amor y el dolor, la amistad, el placer y el dolor invitándonos a participar en sus pensamientos.

Aunque la historia comienza en un pequeño pueblo de Portugal, Viana do Castelo, la mayor parte del desarrollo sucede en Río de Janeiro, donde los  protagonistas principales emigran para tener acceso a una vida mucho más digna que solo conseguirán a través del trabajo duro y el ahorro.

“Cambiar, incluso para peor, es bueno para la salud del cuerpo y del alma”. (Página 33)

La acción parte del año 2008 pero se remonta cien años atrás, justo en el momento en que José y María se unen. A través del relato de Antonio se percibe claramente como durante ese periodo de tiempo la sociedad va cambiando, como algunas costumbres se pierden y se transforman en otras. Como las relaciones familiares también evolucionan y de alguna manera se pierde el concepto antiguo de familia.

Conclusión         

Arroz de Palma es una de esas novelas que hay que saborear lentamente, asumiendo cada palabra, viviendo cada situación y dejándonos llevar por la magia del relato.

Una novela llena de emociones, de frases hermosísimas, anécdotas entrañables que dejan con una amplia sensación de bienestar en el lector y que dan paz al alma.